<
>

El reto de P.J. Carlesimo

P.J. Carlesimo ganó dos dos primeros juegos al mando de los Nets ante dos equipos de menor envergadura y eso pudo haber dado un espejismo de que las cosas mejoraron. Luego, la derrota abierta ante los San Antonio Spurs narró otra historia, quizás más parecida a la que vivió el conjunto durante el mes de diciembre y que a la larga, le costó el puesto a Avery Johnson.

La ofensiva de Brooklyn no fluyó durante el segundo mes de temporada como sucedió en noviembre. Deron Williams y Joe Johnson, dos jugadores a los que Mikhail Prokhorov le está pagando mucho dinero, no están metiendo la bola y cuando esto pasa, los jugadores y la gerencia comienzan a cuestionarlo todo, se pierde la intensidad, y más que nada, se pierde la confianza.

Los Nets abrieron la temporada con 11 victorias en los primeros 15 partidos, pero llegó diciembre, se les lesionó Brook López y con el fuera de cancha perdieron tres de sus siguientes cinco partidos. López regresó y … perdieron tres de los siguientes cinco partidos en camino a un mes de 5-11.

Johnson lo intentó casi todo durante esos días. Cambió a un cuadro pequeño para abrir un poco la cancha; cambió a cuadro grande para buscar más rebotes, intentó variantes ofensivas, pero una de las cosas que preguntaba en las transmisiones era por qué no intentaba correr un poco más. Los Nets son el segundo equipo con el paso más lento en la NBA detrás de los Hornets, pero lo más fácil, lo que uno puede trabajar en dos o tres prácticas, que es correr más, nunca lo intento.

Respondiendo a un comentario de Deron Williams, que dijo en una entrevista que era un jugador de sistema, intentó dos jugadas básicas de Jerry Sloan en Utah: la ofensiva UCLA y el 'flex offense'. Pero ese fue otro fallo de Johnson, pasarle demasiado la mano a su estrella. En la primera victoria del equipo en Brooklyn, decidió darle la bola del juego a Williams. Uno no hace eso con la estrella, uno lo hace para la motivación de un jugador que se superó, que hizo algo distinto. A los jugadores, principalmente a las estrellas, uno les exige, pero el lució como si todo el tiempo trataba de ganárselo. Y ahora vemos que nunca hubo confianza entre uno y otro.

Tanto cambio y tanta movida causó más inseguridad entre los jugadores, porque les dio la impresión de que el coach no supiera lo que estaba haciendo. Pero a la larga, el récord, que es por lo que somos evaluados los coaches, es lo que decide. Y eso fue lo que le terminó costando el puesto a Johnson.

Conozco a P.J. Carlesimo desde finales de la década de 1980, cuando él dirigía a Bayamón y yo dirigía a Canóvanas en la liga de Puerto Rico. Para esa época, muchos dirigentes colegiales y algunos de NBA trabajaban en la Isla como entrenadores, ya que era una liga que se jugaba mayormente en los meses de verano. Él había reclutado a Ramón Ramos, que era de mi equipo y tenía intenciones de llevarse a Luis Allende, otros de mis jugadores jóvenes en Canóvanas. Me pidió ir a una práctica para ver jugar a Allende y aunque no lo llegó a reclutar para Seton Hall, se sintió halagado porque le permití ir a mi práctica y desde entonces hemos desarrollado una buena amistad.

Carlesimo no ha tenido el mismo éxito como piloto en la NBA que tuvo como piloto colegial, pero una de sus movidas tuvo un gran impacto en el segundo campeonato que ganaron los San Antonio Spurs. En la serie de 2002-03 convenció a Gregg Popovich, que en aquel entonces era alérgico a las zonas, que jugaran una zona 3-2 y no hubo forma de que los Nets la descifraran. Popovich le dio mucho crédito a Carlesimo por la movida.

¿Podrá Carlesimo quitarse la etiqueta de interino y quedarse hasta el final de la temporada? ¿Podrá volver a encarrilar a los Nets a la ruta ganadora y cumplir las expectativas de Barclays Center y los fanáticos de la nueva plaza? En realidad, una cosa va a depender de la otra. Lo más importante para él, y lo que más le va a ayudar es que pueda devolverle la confianza a unos jugadores que están faltos de ella.

Si lo logra, gana unos partidos y le quitan lo de interino tendría la oportunidad de cambiar más cosas. Si los resultados no le favorecen, es posible que Prokhorov haga un cambio en las próximas semanas. A fin de cuentas, si no ha escatimado en gastos para tener un buen personal, no va a escatimar en tener al dirigente adecuado.

Sin esforzarse tanto por complacer a Williams, a P.J. le ayuda que es un coach sistemático (no olvidemos que viene del baloncesto colegial) y puede poner tres o cuatro movidas ofensivas y con esto pueda llevar la bola donde la quiere llevar, que es a darle mejores tiros a Johnson y a Williams. Tal vez, puede ponerlos a correr un poco más, pero sobre todo, si defienden como en los primeros dos juegos, eso le puede ayudar.

Hay que ver cómo lucen ahora con equipos más fuertes. El miércoles tendrían un reto duro ante Oklahoma City, el viernes viajan a Washington y el sábado regresan a casa frente a Sacramento. Es posible que ponga un sello distinto al de Avery Johnson en términos de jugar más sistema con jugadas que tengan más lógica para el personal que tiene. Es posible que pueda correr un poco y que los haga defender mejor, particularmente en la segunda mitad. Pero sólo las victorias o las derrotas son las que definirán su permanencia con los Nets.