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Del éxtasis a la tranquilidad

MIAMI -- El carrusel de emociones fue prácticamente indescriptible.

Las caras incrédulas de tanto los fanáticos del Miami Heat como las de los San Antonio Spurs eran un poema.

La diferencia entre un campeonato y un fracaso es así de ínfima.

Y el sexto juego de las Finales de la NBA nos recuerda por qué amamos este deporte.

"Fue el mejor partido del cual formé parte en mi vida", sentenció LeBron James. "Formar parte de este juego fue un honor".

Un clásico instantáneo.

Un partido que tuvo tantas historias secundarias que es difícil abarcarlas todas en una sola nota.

El trofeo Larry O'Brien ya estaba camino al tabloncillo, los organizadores ya estaban colocando las cintas amarillas para la entrega de premios cuando faltaban 30 segundos.

"Todos vimos las cintas", admitió Chris Bosh. "Creo que nos sirvió como motivación. Nunca nos pueden dar por muertos".

Nunca volverán a cometer ese error luego de esta remontada épica del Heat, que le arrebató el título de las manos a los Spurs; al menos por ahora.

Y qué mejor manera de iniciar este raconto con el final del encuentro.

SEGUNDOS DE INFARTO
Abajo por cinco puntos con 28 segundos por jugarse, cientos de fanáticos empezaron a retirarse del estadio.

Inexcusable considerando que el Heat todavía estaba a tiro, y su intención de "ganarle al tráfico" es sencillamente una excusa barata.

Vale aclarar que muchos de ellos intentaron volver a ingresar al estadio, y no se les permitió puesto que las entradas dicen que claramente que no se puede volver a entrar. Castigo merecido por la falta de lealtad.

En el tabloncillo, Emanuel Ginóbili falló un libre que le hubiese dado una ventaja de seis tantos a los Spurs.

En el contraataque, sin Tim Duncan en cancha, Lebron James tuvo dos oportunidades a distancia y acertó la segunda para poner a su equipo a dos.

Luego fue Kawhi Leonard el que tuvo la oportunidad de sentenciar el pleito, pero también falló uno de sus libres.

James tuvo la igualdad en sus manos pero volvió a fallar. En eso, Chris Bosh, que tuvo un cierre de partido fenomenal en defensa, bajó el rebote y visualizó a Ray Allen.

"Apenas falló LeBron, sabía que debía movilizarme hacia la línea de tres porque sólo nos servía un triple", recordó Allen. "No sabía dónde estaba parado pero practico tanto que me salió de manera automática".

Allen encestó un triple que él mismo llamaría luego "uno de los mejores tiros de mi carrera", y en ese instante se pagó todo el contrato que se pagó por sus servicios.

"Ray salvó nuestra temporada", agregó Bosh.

Allen es el primero en llegar a la arena todas las noches, y esa ética de trabajo pagó sus dividendos en ese tiro.

El utópico tiempo extra era una realidad, y la eventual derrota de los Spurs también.

LOS ERRORES DE POPOVICH
A mi juicio, Greg Popovich es el mejor entrenador de la NBA, pero ayer tuvo un partido para el olvido.

Miami utilizó ayer una rotación de ocho jugadores, e intentando recuperarse de una desventaja de 12 puntos, el propio LeBron James le pidió a Spoelstra que utilizara más tiempos muertos para darles un respiro.

En consecuencia, a falta de poco más de cinco segundos y estando abajo por tres tantos, el Heat ya no tenía tiempos muertos.

Ginóbili se acercó a la banca de San Antonio y le preguntó a Pop si debían cortar con falta.

El entrenador de los Spurs dijo que no, y Allen los hizo pagar.

"Le dijo que no", expresó Popovich. "Esa estrategia la usan en Europa, no en Estados Unidos".

Estás equivocado Pop.

El sentido común dice que si haces falta rápida, Miami debe encestar dos libres, hacer falta, desear algún fallo de los Spurs, y luego trasladar toda la cancha con probablemente dos segundos por jugarse.

Yo diría que bastante más improbable que un triple de Allen, que dicho sea de paso es el lanzador perimetral más letal de la historia.

Además, no recuerdo que Pop haya tenido problemas para hacerles faltas a Dwight Howard y Marc Gasol en series anteriores.

Error número 1 de Pop, pero no el último.

Tim Duncan hizo hasta lo imposible ayer para ganar su quinto título.

Sin embargo, no estuvo en cancha en los momentos decisivos.

El pensamiento detrás de esta movida es lógico, porque Miami necesitaba un triple y Pop quería a sus cinco mejores defensores perimetrales.

Pero la apuesta no le salió bien porque los dos triples llegaron con segundas oportunidades, y quién sabe si Miller y Bosh hubiesen bajado esos rebotes si Duncan estaba en cancha.

Ahora nunca lo sabremos, pero ayer Pop fue una de las criptonitas de su equipo.

LA MONTAÑA RUSA DE LEBRON
Luego de tres cuartos, los mensajes en twitter con críticas hacia James llegaban en masa.

No era para menos considerando que apenas había encestado 3 de sus 13 lanzamientos, y se lo notaba pasivo y sin atacar la canasta.

En ese instante envié el siguiente tweet: "3 de 13 es inaceptable para LeBron. Ahora tiene el cuarto más importante para redimirse. ¿Podrá lograrlo?".

LeBron respondió con un pasaje para el recuerdo, y prácticamente volvió a meter al Heat en partido por su cuenta.

La gente se pregunta por qué no lo puede hacer constantemente, pero sólo él puede hacerse cargo de un encuentro como lo hizo en la actualidad, y por eso es el mejor jugador del mundo hoy por hoy.

Si bien es verdad que cometió cinco pérdidas entre el último cuarto y el tiempo extra, terminó con 18 puntos en ese fragmento, y el Heat no hubiese estado en posición de milagro de no haber sido por él.

Sus números finales, 32 puntos, 10 rebotes y 11 asistencias, son inobjetables y hablan por sí solos.

NADA ESTÁ TERMINADO
Más allá de la emotiva e improbable victorias, la serie sigue estando 3-3, y ambos equipos deben tener la cabeza fría.

El golpe anímico fue tremendo para los Spurs, cuyos jugadores tenían caras largas en los vestidores.

Sin embargo, cualquier cosa puede pasar en Juego 7.

San Antonio tuvo al Heat en el piso y no supo rematarlo.

Si Miami sale agresivo en el primer cuarto del juego decisivo, quizás termine de sentenciar a San Antonio.

Pero si los dejan vivir de entrada y no aprovechan el envión anímico, los Spurs son un equipo con experiencia que puede enderezar el barco en un abrir y cerrar de ojos.

Miami ahora es quien tiene a su rival en el piso. ¿Podrá terminarlo de noquear?

Juego Siete, las dos palabras favoritas de todo fanático del deporte.

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