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Una sorpresa de Nochebuena

Skiles nunca pudo encontrar la solución a la ofensiva Getty Images

No es que sea una tradición de Nochebuena en Chicago, pero Scott Skiles no es el primer entrenador de los Bulls que deja su puesto un 24 de diciembre.

Si recuerdan, Tim Floyd, renunció como entrenador de los Bulls la noche de Navidad de 2001.

Aunque, existen dos grandes diferencias.

No. 1: Floyd renunció y Skiles fue despedido.

No. 2: Floyd pudo conseguir, al menos, un poco de apoyo cuando tuvo dificultades después de conseguir un récord 49-190 cuando intentó (algo en lo que nunca iba a tener éxito) ir detrás de Phil Jackson y Michael Jordan. Esa despedida fue una escena sombría. ¿En esta oportunidad? No esperes oír que es triste que haya sucedido en un día tan especial. No se escucharán esos lamentos desde los vestuarios de los Bulls.

El staff y los jugadores de los Bulls ya no eran una familia... Si es que en algún momento lo fueron. No eran tan sólo los constantes problemas de Ben Wallace y Tyrus Thomas con Skiles. Fuentes que pertenecen a los Bulls afirman que dos jugadores extranjeros, por nombras a dos, de quienes no escuchamos demasiado en los medio los medios locales -- Andrés Nocioni y Thabo Sefolosha -- estaban tan disconformes como los anteriores debido al trato que recibían de Skiles.

Tampoco es que esto sea algo nuevo. En Phoenix, y después en Chicago, Skiles siempre ha tenido el mismo estilo al entrenar.

Aun así, hay que darle crédito a Skiles por haber pulido el juego de quienes han entrenado, irritados, bajo su mando, pero pedirle a los Bulls que reviertan su suerte tras el tercer comienzo desastroso en cuatro temporadas fue demasiado. Durante la temporada 2004-05, los Bulls de Skiles pasaron de 0-9 a 47-35. En la temporada 2006-07, Chicago pasó de 3-9 a 49-33. Pero, se hizo cada vez más evidente que con performances como las del sábado, una derrota en casa por 18 ante un equipo de Houston al que no le va nada bien, esta iba a ser una crisis a largo plazo.

Resulta ser que las constantes especulaciones acerca del cambio de Kobe Bryant, en noviembre, y los cánticos al son de "Ko-be, Ko-be, Ko-be" por parte de frustrados fanáticos en el United Center fueron una distracción que no permitió ver la tensión que existía entre el entrenador y los jugadores. Estos Bulls, quienes dependen de todo el esfuerzo y la energía que pueden dar para contrarrestar un final abrupto, simplemente, no iban a poder juntar las fuerzas para intentar levantar su juego. No, si Skiles permanecía en su puesto.

Esta es la razón por la que los Bulls, después de dar a entender, durante las últimas semanas, que no iban a detenerse a pensar en un cambio de entrenador hasta la temporada baja, lo hicieron ahora sin siquiera tener un reemplazante asegurado. Con 9-16, los dirigentes de los Bulls se dieron cuenta de que no podían seguir esperando si esperaban tener posibilidades de llegar a los playoffs en una temporada en la que se esperaba que consigan mucho más que eso.

En realidad, podía haber sucedido antes si Skiles no contaba con un año más, después de este, por contrato, otorgado por un propietario (Jerry Reinsdorf) al que nunca le gustó pagar a sus empleados sin que estos últimos trabajen.

Me dijeron que es probable que el asistente de los Bulls, Jim Boylan, reemplace a Skiles como entrenador interino. Pero a quien tenemos que seguirle los pasos de ahora en más es al gerente general de los Bulls, John Paxson.

Era una cuestión vieja para que los medios le presten atención en momentos en los que ocurrían otras cosas que desviaban la intención hasta ahora, y era la vieja cuestión de la mala relación que Skiles siempre tiene con los jugadores. Pero la excusa del entrenador ya no está más para el gerente general. Y salvo que haya un giro de 180 grados en las tablas de posiciones, o una contratación de alguien como Rick Carlisle, Pax escuchará cada vez más acerca de la necesidad de los Bulls de incorporar un jugador capaz de encestar desde el poste bajo, o cómo está envejeciendo Wallace mientras que Tyson Chandler surge y mejora cada vez más en New Orleans, y lo mucho que hubiese podido hacer por el equipo LaMarcus Aldridge, en lugar de Thomas, si los Bulls lo hubiesen elegido a él en lugar de Thomas en el draft.

El hecho de cambiar al entrenador en Navidad, o en cualquier momento, no solucionará, mágicamente, los problemas que tienen los Bulls. Por lo tanto, Paxson a partir de la mañana de navidad, será el centro de las críticas en lugar de Skiles.