Carlos Irusta 11y

Roberto Durán, la estrella de siempre

BUENOS AIRES -- Las conferencias de prensa suelen ser un depósito de frases hechas y de lugares comunes. O, en otros casos, verdaderos pandemonios con amenazas cruzadas e insultos de utilería, con el objeto de vender una pelea. Hay de todo, claro. Pero cuando se trata de Roberto Mano de Piedra Durán, una conferencia de prensa es, ante todo, un breve --o no-- show/monólogo de quien es, para muchos, el más grande peleador Latino de toda la historia.

Roberto Durán ha estado varias veces en la Argentina. Dice que se siente tan cómodo en Buenos Aires como en Nueva York, pero si tiene que elegir, prefiere Buenos Aires. Durán no es de inventar frases de ocasión. Lo dice porque lo siente. Y siente que no puede dar un paso por la calle sin que le pidan fotos y le demuestren afecto. Durán vino porque el sábado, en el Luna Park, le harán la despedida oficial del boxeo a su dos veces rival y ex campeón mundial mediano WBA, Jorge Fernando Castro, conocido como "El Roña" o "Locomotora".

En la velada se van a realizar dos peleas de fondo. Javier "La Bestia" Maciel expondrá su título Latino WBO frente al ex campeón argentino Alejandro Falliga (23--9--4--1 SD, 10 KO). Maciel (26--2, 19 ko) en la teoría, no debería tener problemas en retener su corona: tiene --además-- ya programada una pelea eliminatoria en Inglaterra con Brian Rose el 26 de octubre.

Y, en la otra pelea estelar, la campeona mundial supermosca IBF Débora "La Gurisa" Dionicius (13--0, 4 KOs), expondrá su corona ante la colombiana Olga "La Monita" Julio (15--14--1, 10 KOs), en la tercera defensa de su título.

En el mismo lugar en donde alguna vez funcionó el legendario gimnasio del Luna Park, se efectuó la conferencia de prensa; primero con los peleadores del sábado y un rato más tarde, con Durán y Castro. "Mano de Piedra", feliz, contento, exaltado y eléctrico como nunca, tomó el micrófono y se adueñó de la situación. Después de todo, es el hombre que le dio trabajo a Marvin Hagler, el que le sacó el invicto a Ray Leonard, el que fue considerado el mejor ligero de la historia y el que ya es toda una leyenda viviente del boxeo mundial.

Asistieron más de cincuenta personas y se sacó fotos con todos y para todos. De hecho, un joven artista plástico, Matías Danna, le entregó una remera con su efigie y no dudó en firmarla, al mismo tiempo que Matías también le obsequió una pintura, lo mismo que a Castro.

Dicen que habrá muchas sorpresas el sábado en el Luna Park. Durán, sonriente, perdió la calma cuando un periodista trató de llevar hasta el paroxismo la precisión del significado de la palabra "excusa" --tratar de explicar la discusión que se desarrolló a partir de semejante detalle lingüístico sería sencillamente, una falta de sentido común-- y más cuando, el mismo periodista, preguntó si Castro tenía la licencia al día para hacer una exhibición. Teniendo en cuenta que el argentino, a los 46 años, no boxea desde el año 2007, nadie en su sano juicio podría pedirle justamente que tenga la licencia al día, por lo que Durán volvió a perder los estribos, enzarzándose en una discusión similar, carente de todo sentido.

Afortunadamente, luego la charla se encauzó por el lado del boxeo. Dijo que "No habrá difícilmente una generación de los cuatro reyes, como la de Hagler, Hearns, Leonard y yo". Aseguró que "Si yo perdía por nocaut, lo primero que hacía era pedir la revancha" y llegó a afirmar que se siente el mejor boxeador de la historia, y que luego vienen Ismael Laguna (su ídolo de toda la vida) y Muhammad Alí. No dudó en afirmar que Floyd Mayweather le ganará Canelo Alvarez, y no le gustó mucho cuando le comentaron que se llegó a comparar a Manny Pacquiao. "¿Cómo terminó Paquiao? Lo pusieron nocaut. Cuando pase el tiempo sabremos si lo siguen recordando como me recuerdan a mi", dijo.

Durán recordó a Tito Lectoure y a Martillo Roldán, se animó a cantar un tango de Gardel, se sacó fotos con todos, dijo que a Castro había que apoyarlo por todo lo que le dio a la Argentina y recordó tiempos pasados. "Yo fui vendedor de periódicos, lustré zapatos… Fui muy malo en todos los deportes y tampoco fui bueno en la escuela, hasta que gracias a Dios, encontré el boxeo… Creo que a Castro le pasó igual, somos muy parecidos: el boxeo a mi me cambió la vida como creo que también a Jorge, por eso estoy tan agradecido al boxeo y ojalá vengan todos este sábado para darle a Castro la despedida que se merece".

Y luego, sonriente como de costumbre, se sacó fotos con todos, uno por uno, y se marchó, dejando una estela, como auténtica estrella que es.

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