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¿Es posible ganar jugando bien?

EFE

BUENOS AIRES -- Queridos lectores, ¿qué nos pasa? ¿Nos hemos acostumbrado a ver jugar equipos ultradefensivos, egoístas y lanzados a un centro y un cabezazo ganador? ¿Con eso nos conformamos? ¿Amamos aquello mismo que destruye el espíritu deportivo?

En mi último comentario de hace un par de días hice un comentario sobre lo mal que juega Peñarol. Quizás, analizado de forma profunda e inteligente, no juegue tan mal.

Sin embargo me sorprendió de forma increíble que muchos hinchas de Peñarol (un equipo con gran historia en Sudamérica) defiendan esta filosofía horrenda "del menos malo"; del ganar como sea, sin importar los medios. Para muchos hinchas de Peñarol es lo mismo ganar prendidos del travesaño que ganar superando al rival, que ganar sin atenuantes relacionados con la fortuna, sino por las propias virtudes.

Hay una idea de la época que "especialistas" como Morinho y Carlos Bilardo han abanderado: especular es jugar bien. Jugar defendiéndose, para mí no es jugar bien. Especular y ver qué hace el rival me parece primero, falta de espíritu deportivo y segundo un mal ejemplo para los niños de América. Hay una trampa en todo esto de defenderse que, definitivamente no está bueno.

Es una mentira que a la Copa Libertadores la ganaron equipos defensivos, sin gracia y poniendo mucho huevo, según los hinchas de Peñarol. No sé bien qué significa esto de "poner mucho huevo". Me suena, a "ser el más macho, el que la tiene más grande".

Lo único que me resta pensar es que serán gallinas. Se vanaglorian tanto de que ponen huevos y hacen de eso una virtud que voy a tener que creer que comercializan huevos y son propietarios de granjas.

Poner huevos es jugar bien al fútbol, muchachos, que es lo único que importa. Peñarol juega mal y no hay huevo que lo salve. Vélez, por su contrario, intenta jugar bien y de a ratos lo logra.

Discrepo de forma tajante con el lector Suguruni que ha hecho un buen análisis. Pero el Boca de Bianchi jugaba realmente bien y tenía estrellas como Riquelme o Palermo. De La Liga de Quito, no puedo hablar más, solo me quito el sombrero. Fue un equipo moderno, agresivo, de finísimo toque de pelota y con jugadores que invitan a un banquete con la poesía (Bolaño y compañía).

Y el Palmeiras de Scolari era un equipazo, al igual que Estudiantes de Sabella. Sin ir más lejos, en esta Copa tuvimos a un equipo distinto, mejor que muchos y que quedó eliminado por esas cosas del fútbol: Cruzeiro. Y la Universidad de Chile era muy superior a Peñarol, dicho sea de paso.

Pocos comentarios son sinceros. Por lo general me menosprecian y me desvalorizan. Acepto toda opinión por más ofensiva que sea. Sin embargo jamás defenderé a un equipo que juega mal, que especula y apuesta al error del rival.

No sé mucho de fútbol, pero con lo que sé me alcanza y sobra para darme cuenta que Peñarol es un desastre y si sale campeón será solo a través de su oportunismo y su astucia para burlarse del rival.

Pienso que, más allá de los errores y el afecto que podemos tener por un club es importante ser objetivos en la medida de lo posible.

Alentar el buen juego, alentar la bondad y la generosidad no es algo pasado de moda, muchachos. El fútbol no es un deporte egoísta, donde siempre ganan los más malos. Al contrario, es un espacio de libertad, de libre expresión, donde se pueden revalorizar valores más importantes que el ganar como robots.

No puedo dejar de celebrar varias cosas: que Cerro Porteño haya llegado a esta instancia, que haya vuelto el lector juan0403 con sus comentarios inteligentes y medidos.

Ojalá los hinchas de Cerro Porteño, alienten la verdad de las cosas y no el ganar a cualquier costa.

La próxima semana, después de Liniers, los veo, espero no tengan caras largas.

Abrazos a todos y viva el buen fútbol.