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Manchester City, temporada 2010/11

De nuevo, no escatimaron en gastos en refuerzos: Kralov, Silva, Touré y Boateng Getty Images

"No siento presión", dijo Roberto Mancini en repetidas ocasiones la temporada pasada mientras el DT del Manchester City lidiaba con el fútbol inglés en medio de una vorágine mediática. Y esa es una buena noticia para el italiano, porque esta campaña el nivel de expectativas se ha incrementado tanto que la carga podría aplastar a un hombre más débil.

La Champions League era el objetivo para la temporada 2009-10. Mancini no logró alcanzarlo. Muchos creían que el ex jefe del Inter Milan sería despedido si no se hacía un lugar en la mesa más exclusiva del fútbol europeo, pero los propietarios multimillonarios del club vieron suficiente progreso en la media campaña bajo el entrenador de 45 años como para postergar la ejecución.

En medio de las polémicas discusiones que se desprendieron de la destitución de su predecesor, Mark Hughes, en Navidad, el efecto desestabilizante que ha tenido el arranque de despecho de Robinho en el club, y una serie de supuestos desacuerdos con el estelar delantero Carlos Tevez, Mancini se las ha arreglado para estabilizar a un equipo inconsistente con un pésimo registro de visitante que eventualmente se quedó afuera del cuarto lugar por sólo tres puntos.

El ex jefe de la Lazio no habrá llegado a la final de la Carling Cup, pero la semifinal contra su eterno archirrival, el Manchester United, hizo correr el pulso de muchos en la ciudad. El tentador prospecto de la primera final del City en la Copa desde 1981 y la chance de demostrar que la base podría cambiar de rojo a azul en Manchester llegó a ser demasiado para algunos miembros de la directiva del club. El presidente ejecutivo Gary Cook les dijo a sus seguidores que el City llegaría a Wembley "no si, sino cuando volvamos a ganarle al United". El City perdió 4-3 en tiempo suplementario.

Ese emocionante empate en la semifinal, que incluyó una victoria por 2-1 en el partido de ida, y el rendimiento justificable de Mancini en el evento principal de la Premier League le ha ganado una nueva oportunidad para llevar la Champions League a los Eastlands. El fracaso no será tolerado.

El margen de déficit fue mínimo la temporada pasada, y si el internacional de Togo Emmanuel Adebayor no hubiera sufrido el horror de un ataque armado en la Copa Africana de Naciones en enero, si el ex defensor del Everton Joleon Lescott hubiera justificado una pequeña parte de las 24 millones de libras invertidas en él durante el verano, o si Robinho hubiera rendido una fracción de lo que rindió una vez enviado de préstamo al Santos, entonces podrían haber sumado esos pocos puntos más.

En el intento de cerrar la pequeña brecha que los separa de los primeros cuatro, no se han escatimado gastos. El propietario del City, Sheikh Mansour, ha financiado otro derroche de varios millones de libras que compite con las 100 millones de libras que desembolsó el verano pasado para contratar al español David Silva (ganador de la Copa del Mundo), al astro del Barcelona Yaya Touré y al defensor de la Lazio Aleksandar Kolarov. La transferencia tiene un valor de 82 millones de libras y se espera que aumente antes de que se cierre la ventana de transferencias.

Un gasto de tal magnitud trae consigo enormes expectativas y la atención de los medios. Y mientras que el City le dará la bienvenida a la cobertura de prensa para ayudar a impulsar su perfil en todo el mundo, lo único que realmente puede elevar al club y hacerlo atractivo para el talento de primera es entrar en la Champions League. La participación en la competencia de más alto nivel de Europa y el exitoso reclutamiento de las grandes estrellas del deporte, tales como Kaká, a quien el City no logró incorporar a pesar de una oferta de £100 millones en enero del 2009, van de la mano.

Pero terminar entre los primeros cuatro es lo mínimo requerido, y es por eso que Mancini tiene tanta presión. Se han escuchado susurros de éxito titular por los pasillos de los Eastlands y el jefe del City no ha hecho nada para frenar las expectativas agregando su propia voz a la de aquellos que aseguran que su equipo puede ganar el primer premio del fútbol inglés.

El italiano se apresura en señalar que él convirtió en campeones a la colección de reclutas bien pagados del Inter, y sobrevivió la presión del San Siro durante cuatro años -- más que cualquier otro DT desde que Giovanni Trapattoni se fue en 1991. Si pudo hacerlo ahí, ¿por qué no podrá hacer lo mismo en Eastlands?

La diferencia es que el Inter siempre había estado entre los chicos grandes del fútbol italiano, compitiendo y ganando trofeos a pesar de su sequía en Scudetto. El City, que aún languidecía en el tercer nivel del fútbol inglés en 1999, no ha ganado ni un torneo importante desde 1976 y Mancini tendrá una tarea mucho más difícil entre manos para cambiar la cultura en Eastlands que en el San Siro.

Pero los dueños del club, basados en Abu Dhabi, han hecho todo lo posible para facilitar el éxito. Además de gastar a lo grande, también se espera que el propietario Sheikh Mansour acepte una importante pérdida en el fichaje de Robinho para mantener la armonía en la escuadra y ha amordazado a Cook -a quien tildaron de "hipnóticamente espantoso", en The Guardian- apoyando siempre a su manager públicamente.

Las bases han sido sentadas para Mancini y ahora depende del DT construir un equipo exitoso con las costosas piezas que tiene a su disposición. El City tiene la profundidad necesaria para desafiar a las potencias establecidas de la Premier League y se espera que lo hagan.

Clasificar para la Champions y terminar arriba del United será suficiente por ahora. El ultimátum para ganar el título probablemente pueda esperar hasta la próxima campaña.