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Italia es el campeón del mundo

Así presentó el diario La Stampa el tíltulo mundial de Italia Diario La Stampa

ROMA -- La Selección de Italia venció a Checoslovaquia en la final disputada en el estadio del Partido Nacional Fascista y se consagró campeón de la Copa del Mundo 1934. De esta manera relató el encuentro el diario italiano La Stampa:

A las 14, las puertas del estadio fueron abiertas al público. De a diez entradas marcadas con una letra del alfabeto, la multitud desbordó como un río lleno en las gradas del estadio, en los márgenes del campo y en los otros sectores que les fueron reservados.

CASI UN MILLÓN DE RECAUDACIÓN
Antes de que el encuentro inicio es esta multitud la que llama la atención. Una multitud
alegre y ruidosa que festeja y se apila en los escalones sacudidos por el temblor del viento, que canta, toca, agita banderines azules y blancos y rojos en el viento, que engaña al tiempo como puede.

La colonia checoslovaca está ampliamente representada. Llena parte de la curva y parte de la tribuna de la piscina.

Antes, incluso, de que los actores de este último encuentro ingresen al campo, el altoparlante anuncia la formación de los equipos. El nombre del romano Ferraris es subrayado con aplausos. No por nada estamos en Roma. Pocos minutos antes de las 17 el estadio cuelga el cartel de "completo". Miles de personas continúan fluyendo hacia los ingresos pero deben, decepcionados, retornar sobre sus propios pasos y estacionarse en el parque del estadio para vivir la pasión de los noventa minutos, sin ver el juego, y guiarse según el termómetro de los gritos de los presentes.

La asistencia se calcula cercana a las 60 mil personas. La recaudación, muy próxima al millón de liras, o sea, el doble de lo que se logró en el partido entre Italia e Inglaterra.

LLEGA EL DUCE
Faltan pocos minutos para las 17 cuando Benito Mussolini, el Duce, llega al estadio. El Jefe de Gobierno lleva un traje de color claro y trae puesta la boina de la marina. Cuando la masculina figura del Duce se encuentra nítida y precisa sobre la balaustrada central, la inmensa multitud salta sobre sus pies y lo aclama. La demostración dura algunos minutos.

En la tribuna de honor, han tomado su lugar Su Alteza Real la princesa Maria de Saboya, Su Alteza Real la princesa Mafalda y el duque de Spoleto, Aimone de Saboya. También los funcionarios checoslovacos del Quirinale y la Santa Sede, el Presidente del Senado, el Secretario del Partido, el Subsecretario de Aeronáutica, el Subsecretario del Interior, y una serie de notables que incluye al presidente de la FIFA, Jules Rimet, el señor Limneman titular de la Federación Italiana de Fútbol y el doctor Pelikan, Presidente de la Federación de Checoslovaquia.

Enseguida entran en la cancha los jugadores del seleccionado bohemio. Los hombres de rojo, precedidos por su bandera, se alinean en el centro del campo y saludan el aliento de los suyos. Grandes aplausos. Luego, el público enmudece y se pone de pie mientras se difunden por el aire las notas del himno checoslovaco. El aplauso que saluda el fin de ese himno es sumergido debajo del clamor impresionante de palmas que acoge a los azzurri, que entran a paso veloz guiados por Caligaris, el portador de la bandera.

El primer saludo de devoción y de promesa es para el Duce. Los himnos de la patria son escuchados en religioso silencio. Después la gente se encadena en una ovación que parece no terminar nunca.

Los fotógrafos cumplen con su abundante trabajo habitual cuando ingresan al campo el árbitro sueco Ekland, seguido de sus colegas guardalíneas: Ivancics (Hungría) y Birlem (Alemania).

El sorteo preliminar entre los dos capitanes se reduce al mínimo. Combi y Planicka se dan la mano como viejos camaradas. Gana Italia y elige campo. Los conjuntos se enfrentan con las siguientes formaciones:

ITALIA: Combi (C), Monzeglio y Allemandi; Ferraris, Monti y Bertolini; Guaita, Meazza, Schiavio, Ferrar y Orsi. DT: Vittorio Pozzo.

CHECOSLOVAQUIA: Planicka (C), Ctyroky y Zenisek; Krcil, Cambal y, Kostalek; Puc, Nejedly, Sobotka, Svoboda y Junek. DT: Karel Petru.

A las 17.30, Ekland pita el inicio del match. Los azzurri juegan contra el viento. El estadio, que era pura emoción, se silencia de golpe. Los bohemios llevan a cabo la patada inicial. Las primeras acciones se ven afectadas por la emoción de los jugadores y se llevan a cabo, sobre todo, en el mediocampo.

La primera jugada de peligro llega cuando Monzeglio lanza un pase largo para Guaita, que huye de su marcador y es frustrado por Ctyroky. Sigue un ataque de los rojos sobre la izquierda, con un centro de Puc que no puede controlar Junek, obstaculizado por Allemandi.

Tiro libre por falta de Monti. Luego la acción se vuelca en el campo checoslovaco gracias a un hueco cedido por Ctyroky. Lo aprovecha Schiavio, para dárseala a Guaita: este se tira hacia el centro y dispara. Planicka, vigilante, detiene el balón. A los 7 minutos llega el primer tiro de esquina para los azzurri por una escapada de Guaita. Lo cobra el propio delantero, la toma Meazza de volea y la manda a las estrellas.

A los 12 minutos, los rojos atacan por la izquierda: fuera de juego de Nejedly. Réplica italiana por la izquierda, también estéril. Los equipos maniobran con cautela. Nuevo ataque italiano en profundidad: Ctyroky marca a Guaita y cede otro córner. En la respuesta, hay tiro libre para Checoslovaquia por falta de Monti. Igualmente los nuestros vuelven al ataque con una acción de bella factura técnica armada por Ferrari, Meazza y Orsi. Éste último asiste a Meazza que tira al arco: la parada de Planicka es maravillosa, pero el árbitro había cobrado el fuera de juego de Schiavio (minuto 15).

LA PRESIÓN AZZURRA
La presión Saura continúa. Notamos un pase largo de Ferrari a Orsi, y Guaita se hace atrapar en fuera de juego. Otro castigo contra Monti. Meazza busca a Guaita desde la mitad del campo, éste tira la pelota hacia el centro, Meazza la recoge nuevamente y –desde 50 metros de distancia- suelta un latigazo que parece imparable. Pero Planicka se lanza de palomita en el momento justo y desvía la trayectoria del balón.

Nuevas incursiones italianas en el área adversaria, con acciones brillantes de todo el reparto izquierdo. Luego, una escapada de Puc, a quien Ferraris no custodia bien: el centro del ala bohemio es rechazado por Allemandi.

Observamos una sólida entrada de Zenisek sobre Orsi, y el mismo defensor checoslovaco traba y roba la pelota a Schiavio, que se aprestaba a rematar. En el minuto 25, tras un centro de Puc, Sobotka no sorprende por poco a Combi. Luego la pelota vuelve al sector de los rojos y una perfecta combinación de nuestro sector izquierdo termina con un tiro de Ferrari muy desviado. La defensa bohemia es granítica: contra ella se apuntan todas las armas de nuestra primera fiala, la cuela, incluso moviéndose con organicidad y de manera conjunta, no llega jamás a emplazarse en la fase conclusiva de la acción. A los 23 minutos, tiro de Puc, asistido por Sobotka: la inesperada flecha rozó el travesaño. Sigue un choque entre Orsi y Kostalek, y un tiro libre para Checoslovaquia. Los bohemios atacan con ímpetu y parecen más peligrosos. En el minuto 24, un error de nuestra defensa causa una pavorosa situación que por suerte se resuelve bien. La reacción italiana llega al minuto siguiente, con un tiro libre cerca del limite del área, pero Orsi hace rebotar la pelota en Zenisek.

Nueva ocasión llegando al minuto 31: córner en contra de Italia. Combi ataja antes de que Ferrari, primero, y Bertolini, después, alejen la amenaza. En medio de la lucha, Monzeglio, golpeado por una patada, cae a tierra dolorido; igualmente no es nada grave: un poco de masajes y el atleta regresa a su puesto. En el minuto 27 el dúo Orsi-Schiavio: el tiro de este último se va afuera por poco.

La presión italiana en la mitad del campo adversario es evidente. Las acciones de los nuestros han asumido un carácter cada vez más apresurado y peligroso. En el minuto 29, Guaita –recostado hacia el centro- recibe de Orsi y lanza un balón de oro al pie de Meazza. El tiro va alto, entre la desilusión de la multitud; ¡una magnifica ocasión desaprovechada!

Estamos en el minuto 30. Sigue un quite perfecto de Allemandi, la pelota deriva en Orsi que, vanamente obstaculizado por un mediocampista, cruza el balón al centro. La toma Meazza y patea afuera una vez más. En el minuto 31, el enésimo centro de Orsi causa una refriega en el área checa; la bola llega a Guaita que, de pocos metros, remata a puerta. Pero Planicka no se deja sorprender y se queda con el tiro.

Los ataques se suceden veloces y decididos. La defensa bohemia ha enfrentado con éxito feliz nuestros avances. A los 41 minutos, tiro libre desde el límite del campo, por falta de Allemandi. Svoboda ejecuta sobre el travesaño. Reacción Saura: centro de Orsi y nueva falta de Monti sobre Svoboda. Este permanece en el suelo, golpeado en una rodilla. Cuando se levanta se mueve con fatiga. Una combinación Zenisek-Monzeglio culmina en una escapada de Puc, centro y tiro de Junek, que Bertolini manda al córner. El tiro de esquina no trae consecuencias.

Con esta acción termina el primer tiempo.

LOS BOHEMIOS ATACAN
El complemento ha comenzado a las 18.30. Rápida incursión de los rojos en campo azzurro; contrataque inmediato de los nuestro, que termina en saque de arco. Inmediatamente después, refriega en el área de Planicka; en la finalización de la jugada, Schiavo y Meazza se dificultan el tiro. Falta contra los rojos sin éxito. Entonces es Alemanndi el que rompe un ataque de Sobotka. Acción sobre la izquierda y tiro final de Ferrari que roza el travesaño.

La acción se estanca en el área de los rojos. Una salida de Planicka en un pase largo de Meazza a Orsi, una fuga de Guaita que aprovecha un error de Kreil. El centro del ala es recogido y rechazado por Zenisek. Buen juego bajo de Checoslovaquia. Nejedly lanza para Puc, Ferraris interviene a tiempo y cede la pelota a Combi, que la vuelve a arrojar al centro del campo.

Répilica de los azzurri y ofensiva de Ferrari, activísimo. Centra Orsi: Planicka con un salto acrobático aferra el balón y lo rechaza. El público alienta a viva voz a los azzurri; un bello quite de Ferraris a los 9 minutos, que roba la pelota a Puc dentro del área y la cede para otra intervención enérgica de Ferraris. Puc, golpeado duramente, cae al piso y es llevado en brazos fuera del campo de juego.

A los 15 minutos, tiro libre para Checoslovaquia. Patea Svoboda y Ferraris, de cabeza, responde el asedio. A los 16 minutos, reingresa Puc, aplaudido cálidamente. Luego, una combinación entre Monti y Schiavio, y Puc se exhibe con una entrada que prueba que no ha disminuido es eficiencia física. Es Cambal el que pasa al ala izquierda. Éste se saca de encima a Ferraris, supera a Allemanddi y con una potencia impresionante se acerca a Combi y dispara. La pelota termina entre los brazos de nuestro arquero. La tribuna, trepidante, aplaude.

Los checoslovacos permanecen en el área azzurra. A los 17 minutos, el estadio es una cortina de silbidos para reprobar una falta cobrada por el árbitro contra el local, al límite del área. La ejecuta Puc y Svoboda, de cabeza, la engancha y la manda por arriba. Una linda acción italiana es frustrada por Zenisek. Los azurri cierran filas y regresan a invadir el área roja. Schiavio tira alto por encima del horizontal, después es Meazza que le erra al arco. La hinchada,
tumultuosamente, alienta a los nuestros. A los 20 minutos, Guaita elude la vigilancia de Krcil y centra alto delante del arco de Planicka. Este anticipa a Meazza y rechaza. A los 21 mintos, hay córner contra los rojos. Es Planicka, siempre Planicka, el que salva su red con un zarpazo felino y con una atrapada de hierro. El árbitro amonesta, quién saber por qué, a Schiavio. Hay una nueva salida de PLanicka y un enésimo ataque esteril de los azzurri. Una acción de Guaita termina con saque de meta para Checoslovaquia. A los 23 minutos, un nuevo foul de Monti y un error de Ferraris le permiten a Svoboda apoderarse del balón y lanzar un pase a Junek; la acción, peligrosísima, termina con la intervención de Combi, que bloquea un tiro potente desde pocos metros.

MARCA PUC Y EMPATA ORSI
Los bohemios presionan a nuestra defensa, un poco desorientada. En el minuto 24, córner contra Italia. Patea Puc; Ferraris responde de cabeza. En el minuto 25 nace una acción que dará a Checoslovaquia la ilusión de la victoria. Es Sobotka el que lanza la bola para Puc. Este, siempre libre, repite la misma acción que intentó durante el primer tiempo: se tira hacia el centro y, de diez metros, con un tiro a media altura, bate inexorablemente a Combi. Gol, regularísimo, que es bienvenido por las aclamaciones de los fanáticos checoslovacos y por el silencio de la multitud, descolocada.

Se reanuda el juego. Entre los gritos de aliento de los espectadores, el ataque italiano se manda decididamente a la ofensiva, pero a las acciones de los nuestros les falta organicidad y frialdad.

Otro ataque de los rojos. Esta vez es Puc quien exige a Combi con un tiro potente. La atajada es soberbia. A los 32 minutos, tiro de esquina contra los checos tras un ataque sobre la derecha que parecía terminar en empate. No hay nada que hacer. Los italianos son estrechamente marcados. Pozzo, en este punto, mueve las piezas: Guaita pasa al centro, Schiavio al ala derecha. A los 34 minutos, la ofensiva roja enhebra una jugada peligrosísima y decidida, que se concreta con un tiro de Nejedly fulminante que apunta a la red. Combia toca la pelota, que termina estrellándose contra el palo.

En el minuto 34, registramos un castigo contra Italia y al 35 Ferrari, tras un pase de Monti, hace empeñarse a Planicka. Un minuto después es Orsi el que tira al arco, pero desviado. La compañía azzurra ya ha superado el azoramiento que la había golpeado tras el gol bohemio. Ahora está echada en ataque, sostenida por el cálido grito de la tribuna inmensa. A los 38 minutos, finalmente, se consigue el esperado empate. El ataque nace en la izquierda, por mérito de Orsi, el mejor jugador de la cancha. Con una corrida personal, el ala Saura atraviesa la línea defensiva de los rojos y manda el centro. La pelota es devuelta por la defensa checoslovaca y retorna a los pies de Orsi, que se saca de encima a dos hombres, ve un rayo de luz y lanza un disparo de abajo hacia arriba. Planicka, con un salto impresionante, intenta detenerlo, roza la pelota con la punta de los dedos pero no llega a desviarla. La esfera de cuero se inserta en la red en medio del delirio impresionante de la gente.

La lucha, ardiente y apasionante, se desenvuelve entre el fragor ensordecedor de 60 mil espectadores. Si los nuestros atacan, los rojos no ceden. Allemandi es un gladiador, pero también Monzeglio cumple con su deber. En el minuto 42, una acción entre Orsi y Ferrari: Checoslovaquia se salva gracias a Planicka. Inmediatamente, un ataque azzurro: Ferrari pasa a
Guaita, que tira decidido a puerta. Planicka rueda por el suelo y vuelve a intervenir.

Una zancadilla de Ferraris a Sobotka provoca un tiro libre contra Italia. Una mano de Monti es marcada por el árbitro. Una escapada de Orsi, el malabarista, atraviesa el campo con la pelota clavada al pie, deslumbrando a toda la defensa rival. Un centro de Schiavio y, sobre el final del tiempo reglamentario, con una acción veloz, Guaita queda solo a dos pasos de Planicka. El gol parece inevitable, pero la pelota –mal golpeada por el ala derecha italiana- termina fuera. Con esta acción finaliza el segundo tiempo.

EL GOL DE SCHIAVIO
Terminó el partido: los equipos, todavía, permanecen en el campo de juego y están listos para reemprender el combate.

A las 18.55, comienza nuevamente la danza. La pelota es de los checos, pero es Italia la que invade el área adversaria con una jugada por izquierda. Un centro de Orsi encuentra a Planicka bien ubicado. Como respuesta, Svoboda avanza y encuentra a Junek, pero Bertolii vigila. A los tres minutos de tiempo adicional, la pelota queda frente a la portería de PLanicka. Orsi centra con perfecta exactitud. Dos veces los nuestros llegan tarde a la pelota y la ocasión propicia se pierde. Meazza cae a tierra, golpeado en un pie: cuando se levanta, cojea.

A los 5 minutos, Italia se pone en ventaja. El gol de la victoria parte de una acción decidida y veloz, tejida entre Guaita y Schiavio. Llevaron la pelota hasta el área bohemia, Guaita, golpeado duramente en un pie por un adversario, pasa corto a Schiavio. Éste, con un tiro potente, seco y preciso, vence una vez más al arquero rival. El gol, magnífico por concepción y habilidad, provoca el fin del mundo.

Los jugadores azzurri se muestran magníficos ahora en cuanto a impulso y voluntad, mientras el juego de los checoslovacos parece ir perdiendo el tono. A los 10 minutos, reacción roja y escapada de Puc: libre como siempre, saca un flechazo fulminante con destino de red. Combi se luce y lo detiene. Monzeglio despeja el peligro definitivamente. Los visitantes atacan a la desesperada, con enjundia salvaje. Junek huye a Bertonlini, se manda hacia el centro y tira: Combi tapa. Estamos en el minuto 13. Tras una acción de Schiavio, nuevo tiro de esquina para Italia. Lo toma Orsi, Guaita, de cabeza, manda la pelota rozando el travesaño. Con esta acción termina el primer tiempo suplementario.

Los equipos cambian de campo y el juego vuelve a comenzar enseguida. Gana Italia, pero son los bohemios los que llegan hasta Combi con un tiro de Puc: afuera. En el primer minuto, acción contra la azzurra sobre la izquierda. Sobotka, de cabeza, obliga a Combi a esforzarse. Ahora es Guaita el que busca a Orsi, pero Zenisek le quita la pelota en primera instancia y luego salva el córner. Ataque de los Sauri. Orsi, soberbio y combativo, encuentra a Guaita, pero aunque está a pocos metros de Planicka no alcanza a ensayar un disparo al arco.

Los atletas, cansados, luchan todavía con un ímpetu admirable. Los rojos van en búsqueda del empate y los azzurri, conscientes de su propia fuerza, quieren aumentar el marcador a su favor. Orsi es felino: sus duelos con Zenisek son subrayados con aplausos de la multitud entusiasta. A los 11 minutos, Schiavio cae al piso, golpeado. Sigue una acción de Puc contra Monti y el peligro es despejado. En el último minuto llega una jugada personal de Guaita: el centro de este último atraviesa todo el campo y no encuentra un pie amigo que lo dirija hacia la red de Planicka. Con Italia totalmente volcada en ataque, el árbitro Ecklind pita el fin de la partida.

Los atletas, agotados, van hasta el centro del campo: italianos y checoslovacos fraternizan y se abrazan mientras el público ovaciona, conmovido, a vencedores y vencidos. Los equipos, con los portadores de banderas, se paran delante de la tribuna de honor. Italia al centro, a la derecha los checoslovacos y a la izquierda los alemanes que en el entretiempo han hecho su ingreso al estadio, también aplaudidos por la gente. Comienza, entonces, la ceremonia de izamiento de la bandera. La primera en subir al escalón más alto es la italiana. Sigue la checoslovaca y culmina la alemana. La música entona los himnos nacionales, que la multitud acompaña con un religioso silencio. Al término de la ceremonia, los capitanes de cada equipo –Combi, Planicka y Szepan- suben a la tribuna de honor, donde el Duce les otorga sus respectivos premios. La multitud no se cansa de aplaudir a los participantes de esta batalla memorable. Luego reconoce al Duce con una demostración de su devoción y afecto.

Esta mañana, Achille Starace recibirá a los azzurri.

*Texto publicado el Lunes 11 de junio de 1934 en el diario La Stampa, de Italia.