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El ping-pong de Nishikori

Kei Nishikori, en su mejor momento Getty Images

BUENOS AIRES -- ¿Qué hizo Kei Nishikori tras ganar el título de sus sueños? ¿Caravana por el centro de Tokio, subido a un camión de bomberos, rodeado de multitudes? ¿Gira por los programas de televisión más importantes de su país? Frío...

El japonés es un profesional en el medio de una gira: apenas una cena en restaurante con sus padres y el equipo de trabajo, y a la mañana del lunes, esperaba en la sala del aeropuerto Narita su vuelo a Shanghai, hojeando los diarios que lo tenían como protagonista. Por la tarde, práctica en la sede del Masters 1000 y a esperar el debut del martes ante el invitado local Di Wu. No es una novedad: las rutinas del circuito profesional no ofrecen el tiempo mínimo necesario para disfrutar de las victorias.

"En el vestuario le di la mano y un abrazo grande. Le dije que lo felicitaba y que había hecho algo increíble. Él me agradeció y me dijo que había jugado muy bien. Brindamos con champagne con el equipo y algunos allegados", cuenta a ESPNTenis.com su entrenador argentino, Dante Bottini, sentado en el lounge a la espera del vuelo a Shanghai. No necesita entender japonés para dimensionar la cobertura periodística que mereció el triunfo de su pupilo: "La tapa principal, la foto con el trofeo... Mucha repercusión tuvo su título".

La victoria sobre el canadiense Milos Raonic significó el segundo título de Nishikori (Delray Beach 2008) y el primero con Bottini en el cargo. "El primer triunfo como coach es muy especial. Ya había jugado dos finales el año pasado y no las pudo ganar", dijo el entrenador sobre las caídas en Houston y Basilea. Su carrera como tenista comprendió momentos complicados, viajes por torneos en casa rodante, pero a los 33 años, desde otro lugar, el argentino deja su firma en el circuito grande.

"La victoria fue impresionante. Todo el mundo estaba emocionado. Significa mucho este triunfo: nadie en Japón creía que esto podía ser posible, menos a tan corta edad", dice Bottini sobre su jugador de 22 años. "No hicimos nada especial, es fruto del trabajo de días y años. Él venía en buen nivel desde los Juegos Olímpicos; tuvo un buen US Open y estuvo cerca en Kuala Lumpur".

Hasta este año, ningún japonés había podido pasar los cuartos del final en el Ariake Colosseum, torneo cuya primera edición, en 1974, fue ganada por Rod Laver. "Lo principal era pasar la primera ronda", dice Bottini, y no resultó fácil el choque ante su compañero de equipo en la Davis, Go Soeda: 4-6, 6-2 y 6-3. También perdió el primer set frente a Tommy Robredo: 5-7, 6-1 y 6-0. "Lo único que le decía era ir partido a partido, y que en cuartos de final contra Berdych tenía que salir con todo. No dejar nada en el vestuario, que dejara todo en la cancha".

Nishikori pudo controlar al checo, semifinalista del US Open, con resultado de 7-5 y 6-4, y llegó a semifinales para jugar, como define su entrenador, "el mejor partido desde que trabajo con él". Ya había pasado la maldita barrera de los cuartos de final, los japoneses estaban contentos con tener un jugador local el último fin de semana, pero no había que parar ahí. Llegaba Marcos Baghdatis, que lo tenía 3-0 en los enfrentamientos previos...

Una hora duró la semifinal: 6-2 y 6-2. Tiros ganadores de todos lados. Al final del partido, Baghdatis se encontró con Bottini en el vestuario y le dijo: "Man, nunca jugué al ping-pong así en mi vida. Me tuvo de acá para allá. Decime que jugó su mejor partido. Fue un chiste. Yo me sentía bien, pero no hubo nada que hacer".

"Marcos estaba sorprendido, me decía 'fuck, man, fuck', sonriendo, incrédulo. Desde mi posición, acostumbrado a los peloteos largos, sets largos, fue impresionante ver tiros ganadores de todos lados. Un nivel increíble", certifica el coach.

Llegaba la final con Raonic, quien había levantado dos match points para vencer a Andy Murray. "Le pedí que se metiera bien en la cancha. La fue a buscar como un campeón en el tercero, y se le dio". ¿Un 6-0 a quien es ya uno de los mejores sacadores del circuito? El japonés brilló en la devolución de servicio, uno de sus puntos fuertes, y pese a su 1m77 no le molestó el saque con kick a su revés. "Es una jugada que practicamos bastante esa. Los españoles lo buscan bastante por ahí, con el top-spin pesado".

Hubo un revés increíble, saltito y cachetazo, que aterrizó en una esquina y selló el 4-0 en el tercer set. Antes, en el primero, un tremendo passing-shot de revés que propició el "vamooooooossssss", en español, y no debería sorprender, porque Nishikori adoptó el festejo de su entrenador. "Pese a que no haya mucho tiempo para disfrutar, esto seguramente le dará mucha confianza, por haber sido en Japón y por cómo jugó", dice Bottini.

"Esta semana probablemente jugué el mejor tenis de mi vida y es especial, porque nunca había podido jugar bien en Japón. Había mucha presión y me faltaba firmeza mental", reconoció Nishikori en rueda de prensa, según la agencia Reuters. En la ceremonia de premiación, miraba hacia todos lados y sonreía, abrumado por la situación.

"Mi objetivo ahora es llegar al top ten y ganar un Masters 1000. Creo que es posible ganar un Grand Slam". Para ello, sabe la receta: "Fortalecer mi cuerpo y jugar bien en forma más consistente. "Kei es una superestrella, tiene el potencial de hacer grandes cosas", elogió Raonic. "Los otros jugadores me verán diferente ahora", dijo Nishikori, que busca utilizar ese respeto para sumar victorias con ritmo frenético de ping-pong.