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Davis: Nadal ganó y España festejó

SEVILLA -- Desenlace previsible. Pura felicidad de los locales y tristeza de los visitantes. España volvió a ganar la Copa
Davis, por quinta vez en su historia, todas en los 12 últimos años, mientras que Argentina padeció su cuarta derrota en una
final. Por eso, fue cara y ceca. Rafael Nadal se recuperó de un comienzo negativo y Juan Martín del Potro pasó del paraíso
del primer set a sufrir una caída dolorosa, predecible pero que igualmente pegó duro en los corazones albicelestes por el
3-1 definitivo del conjunto europeo (se decidió no jugar el quinto partido).

En cuatro horas y siete minutos, Nadal, el actual N° 2 del mundo, rey hasta hace cinco meses y considerado el mejor tenista de
todos los tiempos en canchas de arcilla, venció a Del Potro (11°, que fue 4° el año pasado) por 1-6, 6-4, 6-1 y 7-6 (7-0).
Fue delirio total para los anfitriones, que celebraron otra conquista de la tradicional ensaladera de plata, el mismo trofeo
centenario que se les sigue negando a las naciones de América Latina.

Para Argentina, el país de la región con más finales, se le frustró nuevamente el tan ansiado sueño, al perder por primera
vez una definición en arcilla, ya que en Estados Unidos en 1981, en Rusia en 2006 y de local en Mar del Plata en 2008 había
caído en superficie rápida y cubierta. En el estadio Olímpico de La Cartuja, en Sevilla y ante más de 22.000 personaes, fue
bajo techo, en un choque histórico, con duelos de alto vuelo tenístico, muchísima adrenalina y una tensión realmente tremenda.

¡Qué partidazo! El cuarto punto de la serie fue una batalla impresionante, que dejó como saldo lo difícil -imposible para la
mayoría- que resulta poder ganarle a Nadal en su superficie favorita, en la que ganó seis de los siete últimos Roland Garros.
Y se ratificó el gran fin de semana que tuvo Del Potro, obligando a rendir al tope a David Ferrer el viernes, en un
dramático duelo de cinco sets y casi cinco horas, y esta vez al mismísimo Nadal.

Como si fuera poco, Nadal aumentó en esta serie final su invicto jugando la Copa Davis de local, en polvo de ladrillo, ya
que ahora suma una marca de 16-0 y apenas cinco sets cedidos. En total, el zurdo de Manacor amplió su foja a 20-1 en este
certamen y no pierde desde su debut, en 2004. Además, estiró su ventaja personal sobre Del Potro a 7-3.

Así, ante el delirio de más de 22.800 españoles, y ante el reconocimiento de unos 2.000 argentinos, el cuarteto local se dio
el lujo de celebrar el pentacampeonato copero, luego de las victorias obtenidas en 2000, 2004, 2008 y 2009. Y fue la segunda
en el mismo estadio de Sevilla, como ocurrió hace siete años, frente a Estados Unidos.

El historial de España contra Argentina quedó 4-0 y el equipo dueño de casa extendió su racha invicta en casa, en cancha
de "tierra batida" a 21 series. Es que su última caída en su país fue en 1999, ante Brasil. Otra muestra rotunda de la
misión tan exigente que tenía el conjunto sudamericano en esta visita, sabiendo que, aún rindiendo muy bien, como ocurrió,
de hecho, igual no pudo sacarse finalmente las ganas y adjudicarse la tan esquiva ensaladera de plata.

Ya entrando directamente en lo que dejó el duelo Nadal-Del Potro, hay que valorar la gran tarea del argentino, quien le dio
casi una paliza a "Rafa" y ante su gente, que vio un primer set creyendo que estaba en un sueño de terror. Es que, consciente
de que debía plantear un partido con puntos cortos, buscando tener la iniciativa con la derecha e intentando quitarle ritmo
y confianza al ídolo local, salió a hacerlo y vaya si le dio resultado en la primera hora y pico de juego.

De hecho, fue tal el arsenal de tiros de Del Potro, sobre todo ejecutando un drive impiadoso, en todas las direcciones, a
una velocidad espeluznante y generando la locura de los hinchas albicelestes y enmudeciendo a los locales, que le provocó a
Nadal sufrir la pérdida de un set tan fácil como nunca le había pasado en este certamen, con un 6-1 implacable. Igual, hay
que reconocer que igual duró una hora y un minuto, justo porque del otro lado de la red estaba el rey de la arcilla.

Desde el inicio mismo, Del Potro sabía que debía proponer un ida y vuelta corto, tratando de ser él el protagonista y no
dejar que el local se agrandara con sus largos intercambios desde la base y con esas defensas combinadas con contragolpes
que demuelen y desmoralizan a cualquier terrenal. Como plus, el visitante arrastraba la maratón de casi 24 horas antes
contra Ferrer, con un desgaste físico y mental extra. En cambio, Nadal apenas había jugado tres sets sencillos frente a
Mónaco.

El N° 2 del mundo había jugado infiltrado (con calmantes) el viernes. Se recuperó de un par de meses flojos y de su pálida
actuación en la Copa Masters, para terminar logrando por primera vez el punto decisivo de España en una final de la Copa
Davis, ya que en otras oportunidades aportó triunfos pero no el que selló la coronación. Esta vez sí se dio ese gusto,
tirándose desplomado en la arcilla ni bien liquidó el cuarto choque de esta definición.

Del Potro arrancó cediendo su servicio en el game inicial. Y más de un argentino ya se preocupaba. Pero, acto seguido, le
pudo romper el saque a Nadal con una terrible derecha cruzada y fue el comienzo de un monólogo muy pocas veces visto justo
contra el español. Siguió martillando el argentino con su drive, al punto de que le ganó siete juegos consecutivos, para
pasar del 0-1 a 6-1 y hasta 1-0 con quiebre a favor en el arranque del segundo parcial.

¿Qué pasó? Simple, aunque increíble para casi todos. Es que Nadal jugaba en general corto y Del Potro lo aprovechó, pero
no esperó los errores del anfitrión sino que fue el visitante el que lo llevó también a ser una presa fácil. El argentino
se jugaba perfecto a ganador, abriendo al español y dejándolo varias veces parado, con derechas en todas las direcciones,
con paralelas, invertidas y otras a contrapierna.

Igualmente, hubo algún pequeño llamado de atención. De hecho, Del Potro estuvo 0-40 en el séptimo game, sin conectar el
primer servicio. En ese juego, el argentino remontó cuatro chances de rompimiento en total y definió el capítulo a su favor
en el tercer set-point.

En el seg undo set, Del Potro dejó más mudos todavía a los españoles, ya que le rompió en 0 el saque a Nadal. Y ahí llegó el
momento clave del parcial y quizás de todo el encuentro. Mientras de las tribunas bajaba el "Olé, olé, olé, olé, Delpo,
Delpo..." y el "y pegue, y pegue, y pegue Delpo, pegue...", se le escapó la gran oportunidad de ponerse 2-0 arriba. Es que
iba 1-0 y servía 40-0. Ya los hinchas se inclinaban haciéndole la reverencia, impresionados y sorprendidos por semejante
demostración de contundencia, actitud ganadora y presencia.

Pero, sin el primer servicio adentro, sufrió hasta que el español igualó 1-1. Fue un game que dolió mucho en el rubro mental,
ya que Del Potro le venía ganando la guerra psicológica al local. En el tenis, la cabeza juega un papel determinante y
otra vez quedó en evidencia lo que ocurrió con ese quiebre al ver cómo continuó la historia.

Enseguida, Nadal salvó con un ace a la "T" una chance de quiebre en contra y pasó al frente. La gente empezó a hacer la ola
en todo el estadio Olímpico. Era una fiesta. Es que los locales respiraban un poquito de aire puro y los visitantes
confiaban en la "Torre de Tandil". Ya por entonces, Nadal festejaba cada punto ganado con el puño cerrado. Se notaba que
había entrado realmente en el partido. La luz roja parecía encenderse en el argentino, que salvó un break en el octavo
game.

Llegaron 4-5 y otro saque del argentino, que ya no tenía chances contra el servicio del español por la solidez del ex rey y
porque no lograba seguir metiendo disparos infernales como antes. En ese 10° game el dueño de casa metió dos passing-shots
impresionantes, con su sello, cruzados de revés y terminó cerrando el segundo parcial por 6-4, en 59 minutos.

Luego se vino un 6-1 en 43 minutos para Nadal, que aprovechó el bache anímico y físico de Del Potro. Ese tercer capítulo
fue lapidario, porque el local seguía manteniendo sus juegos de saque en 0 y al visitante le costaba horrores, sufría, hasta
que los perdía a los propios. Ya era pasado, y hasta lejano, ese Nadal que pegaba corto y su gente incrédula miraba y
estaba sin palabras. Además, a "Delpo" le vendaron el muslo izquierdo y luego pasó lo mismo con el derecho.

Era un Nadal confiado, que pegaba largo, contragolpeaba bárbaro y metía passings cruzados de revés frente a algunas
arremetidas de Del Potro. Y el visitante, justamente, estaba más estático, como en el final frente a Ferrer. Llegó el cuarto
set, que parecía quedar en manos del local pero por una vía similar a la del tercer capítulo. En total, el local se quedó
en una hora y 24 minutos con ese parcial, con el triunfo final y con la Copa Davis volviendo a manos españolas.

Pero Del Potro se despertó. Igual, antes llegó el rápido quiebre de Nadal, luego mantuvo y se adelantó 2-0. Los hinchas
argentinos, que veían que se les venía la noche, empezaron a gritar "Olé, ole, olé, olé, olé...", y respondieron los locales
con su "Oe, oe, oe, oe, oe...", lo que desató un festejo compartido tremendo, esperando Del Potro para sacar, pareciendo el
estadio de tenis uno de fútbol, un espectáculo bárbaro, con simpatizantes de cada país revoleando sus banderas y algunas
remeras. Un show aparte, que sólo el deporte puede generar.

El visitante descontó y, mostrándose otra vez más activo, ya perdido por perdido, soltó nuevamente ese látigo letal que
tiene en su derecha y le rompió el servicio al español en el cuarto game para el 2-2. Enseguida, el argentino sacó con
ventaja de 40-15, hasta que el local logró otro break para el 3-2. Cuando parecía que el tren ya pasaba de largo, volvió el
argentino a martillar con su fulminante drive y consiguió otro rompimiento. Y se puso 3-3.

Pero llegó el octavo game y Del Potro logró un quiebre tremendo, en todo sentido, gracias una vez más a sus aperturas con
la derecha. Selló esa ventaja de 5-3 con una volea alta de revés, en pleno ataque. Y todos se miraron. Los locales sufrían y
ya se veían en el quinto set. Los visitantes creían lo mismo, otra vez con la esperanza a flor de piel. Pero del otro lado
de la red estaba Nadal, sí nada menos que el mejor defensor del mundo.

Pero cuidado porque Del Potro cometió dos dobles faltas (ambos saques quedaron en la red) y enseguida Nadal pudo quebrarle
con una jugada con su sello, a pura defensa y contraataque. Luego igualó al mantener fácil su saque. Al toque,
"Delpo" volvió a fallar, arriesgó pero sin la precisión y contundencia necesarias y volvió a padecer a Nadal, ya que el
margen de error es mínimo contra el manacorí. Dejó un drive en la red y el español se puso 6-5.

Fue a sacar el dueño de casa. Todos los simpatizantes locales estaban listos para celebrar. Pero llegó otro break, ahora del
argentino, que prolongó un poco más la lucha. Y ahora la ilusión pasaba a manos de los hinchas visitantes, quienes creían
posible ganar el tie-break y estirar la batalla al quinto set. Nadal arrancó con una velocidad más, muy atento y punzante,
para llevar en escasos minutos esa muerte súbita por 7-0.

Fue el final. El desahogo contenido de los jugadores y simpatizantes españoles. "Rafa" aplaudió y agradeció el apoyo de su
gente, luego fue el tiempo de levantar la copa, con papelitos de colores, con mucha música de fondo. Un cierre perfecto para
Nadal, Ferrer y compañía. Y un desenlace previsible, duro, para los visitantes, con Del Potro que se robó los aplausos de
toda la gente. Por eso, fue alegría para unos y dolor para otros.

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