Leonardo Ayala 12y

Berdych frustró el sueño argentino

BUENOS AIRES -- No hubo lugar para hazañas, proezas ni milagros. Las malas noticias del sábado, con la caída en dobles y la baja por lesión de Juan Martín del Potro -hoy silbado y aplaudido-, tuvieron un capítulo más en el primer turno de acción de este domingo. Y el definitivo, para frustración de los locales. Carlos Berlocq no pudo con Tomas Berdych y cayó por 6-3, 6-3 y 6-4, con lo que República Checa terminó logrando el 3-1 que le dio el boleto para la final de la Copa Davis, donde lo espera España (ya con la serie definida, Mónaco venció por 6-3 y 7-6 (7-2) a Ivo Minar para el 3-2 final). Derrota de Argentina en casa sobre polvo de ladrillo por primera vez en 14 años y luego de 17 series. En el medio, la caída en canchas duras en Mar del Plata ante Fernando Verdasco, Feliciano López y compañía.

Este domingo las diferencias fueron claras. Nada para reprocharle al tenista argentino, que buscó por todos lados y generó más de una variante en su juego, a tal punto de, por momentos, alejarse de su típico estilo con el afán de ser más ofensivo y tratar de lastimar a un rival que, claramente, era superior en todas las facetas del juego. Incluso hasta en experiencia, dado que Berlocq recién el sábado tuvo su debut copero y un día después tuvo que salir a tratar de darle vida a un equipo golpeado en lo anímico.

Sin embargo esa falta de rodaje en el Mary Terán de Weiss no pareció pesarle a Berlocq en el inicio del partido. Ingresó a la cancha saltando, arengando a un público que lo respaldó en todo momento y con una actitud electrizante. Eso, sin dudas, era un arma de doble filo. Un comienzo pasado de rosca no hubiera sido positivo en su juego, pero el argentino supo controlar sus ganas y dio pelea en el arranque ante un Berdych que se movía con un ritmo tranquilo y agazapado esperando por su oportunidad.

Así el N° 45 del ránking de la ATP se mantuvo en la lucha a través de la intención agresiva en sus tiros y las variantes sorpresivas con los drops, aunque sufrió bastante frente al saque y la derecha invertida del checo, algo que hizo aparición en cada ocasión que la bola del argentino quedó corta, en media cancha. Pero ocurrió lo temido. Los nervios de Berlocq se hicieron presentes con su saque en un game clave. Pocos primeros servicios adentro, cediéndole la iniciativa a su rival, y una doble falta en el último punto para el quiebre de Berdych, que se puso 5-3 y sacó la primera luz de ventaja en el duelo. Luego, no sin antes pasar algunos apuros, el N° 6 del mundo mantuvo y cerró el primer parcial.

Entonces, una historia cuesta arriba, que se hizo aún más pronunciada con un nuevo -y tempranero- break point del checo en el tercer game del segundo set. El impacto psicológico, de todas maneras, no movió mucho la estantería ni el esquema de juego planeado por Berlocq. El argentino siguió buscando por el mismo camino en busca de oportunidades. Y las tuvo, eso sí, aunque no fueron aprovechadas. Siete ocasiones para quebrar y con las manos vacías. Y eso, ante un rival de tamaña jerarquía, se paga. Berdych sí capitalizó su ocasión y plasmó un doble 6-3, en una hora y 48 minutos de acción.

Las ganas y la adrenalina puestas por Berlocq sobre el clay de Parque Roca siguió siendo su principal estandarte. Se animó a jugar de igual a igual y hasta tuvo la hidalguía de pedir el apoyo y el aliento de la gente en momentos clave. El público estuvo. Y también, Berdych. El checo presionó nuevamente de arranque, sin darle aire ni posibilidades al argentino, y otra vez consiguió un rápido quiebre para empezar a encaminarse hacia la puntada final. Se puso 4-1 y la historia tenía aroma a cierre.

Pero apareció el amor propio de Berlocq. Jamás bajó los brazos y se mantuvo a tiro, y exigió nuevamente sobre el saque de Berdych. Trabajó muchísimo, lo sufrió y lo terminó festejando. Con la presencia de Del Potro en la cancha, quiebre. El primero para el argentino después de once oportunidades. Puño apretado, golpe en el pecho y un grito de acá estoy presente, que se trasladó a las tribunas. Explotó el Mary Terán de Weiss. La gente volvió a soñar con un día histórico. Y también Berlocq, que mantuvo su saque y acarició una nueva rotura. Pero lo onírico duró poco. El checo volvió a jugar un tenis sin fisuras y cerró el match. Y la serie.

El grito de "Charly, Charly" al final del encuentro fue una clara semblanza de lo que fue el domingo en Parque Roca. Todas las esperanzas depositadas en un hombre con mucho coraje pero sin experiencia en Copa Davis. Emocionado y ofreciendo agradecimientos hacia todos lados, Berlocq dejó la cancha. De pie, claramente. Berdych es y fue superior en todo momento. Dio todo, no le alcanzó. Una serie que arrancó torcida con la lesión prematura de David Nalbandian y la baja sobre la marcha de Del Potro -silbado y aplaudido este domingo en distintos momentos- tuvo un final predecible para estas horas. República Checa fue claro dominador en los últimos dos días de competencia y sacó pasaje para la final de la Copa Davis, donde lo espera España.

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