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Se acabaron las palabras

BUENOS AIRES -- El cierre de las primeras cuatro series de octavos de final de la UEFA Champions League nos obliga a hablar, una vez más, de lo mismo: de un Messi para quien se hace cada vez más difícil encontrar adjetivos.

Realmente los desafío a que encuentren la palabra exacta para definir lo que está haciendo Messi dentro de la cancha, y los desafío también a que esa palabra siga vigente a la semana siguiente. Todo lo que se ha dicho sobre él, y se ha dicho mucho, termina quedando corto.

En los últimos siete días, primero hizo tres goles para la selección argentina, y luego el descanso obligado que tuvo el sábado pareció ser un aliciente para apabullar al Bayer Leverkusen con cinco goles en un 7-1 lapidario.

Así sumó otra marca más a su carrera, convirtiéndose en el primer jugador en anotar cinco veces en un partido desde que se juega la actual Champions League. Y si nos remontamos a la vieja Copa de Europa, desde 1979 que esto no sucedía, cuando Soren Lervi lo consiguiera con el Ajax en la temporada 1979-80.

En realidad, lo más increíble de todo es que todavía se lo cuestione. Yo creo que Messi nos seguirá sorprendiendo y no tenemos noción de cómo lo hará, ni mañana, ni pasado ni dentro de cuánto tiempo. No tiene techo y lo más lindo es que,después de lo que consiguió el miércoles, fue a buscar la pelota y se alejó picándola con la sonrisa de un pibe de barrio, como si no hubiera hecho nada extraordinario. Parte de su éxito pasa por esa naturalidad y simpleza con que se toma las cosas.

En definitiva, estamos ante un fenómeno con todas las letras, y ni siquiera quiero repetir lo que ya dije alguna vez sobre lo que significa Messi en la historia del fútbol mundial.

No hay mucho más para decir del partido de Barcelona, que enfrentó a un equipo que está enfocado en su torneo local y que sabía que remontar un 3-1 en contra, en el propio Camp Nou, era una misión prácticamente imposible. Con el primer gol el partido quedó terminado y, si alguna duda había de eso, se disipó cuando Guardiola sacó a Xavi y a Iniesta apenas empezado el segundo tiempo.

Hablando de revertir la historia, hubo uno que estuvo cerca pero se quedó sin combustible. Realmente fue una pena lo del Arsenal, que en la ida había jugado probablemente el peor partido de la era Wenger.

En la vuelta parecía decidido a compensar todo lo malo que había hecho cuando perdiera 4-0 y se encontró con Milan que, en lo defensivo, tuvo una noche de terror. Pero con el 3-0 se acabaron las energías de los ingleses, que aún así podrían haberse llevado todo si Van Persie hubiera definido con más precisión un mano a mano que tuvo con el arquero.

Por quien hay que seguir sacándose el sombrero es por el Apoel. Hace tiempo que muchos vienen dudando de hasta dónde sería capaz de llegar y pronosticándole el adiós. Sin embargo, se clasificó primero en su grupo, y ahora dejó afuera a un conjunto poderosos y con un presupuesto mucho más importante como es el Olympique Lyon.

La clave está, creo, en que sus jugadores tienen el roce internacional que probablemente los chipriotas no tengan -y hubo sólo un local en la formación inicial-. Muchos de los "trotamundos" que llegaron al plantel saben ya lo que es jugar en instancias de muchísima presión y no tienen ningún temor de hacerlo. Una vez más, cuando sea el sorteo, todos querrán al Apoel, pero nadie se fiará de un equipo que ya ha hecho historia y no tiene nada que perder.

Algo similar podría pasar con el Benfica: es un equipo con tradición europea y tampoco será un rival sencillo. Tiene un plantel de mucha jerarquía (se dio el lujo de no tener a Aimar en el campo) y se clasificó sin problemas, pudiendo incluso haber conseguido un resultado más holgado.

Nos queda por delante una semana con cuatro duelos interesantes. El martes, un Bayern Munich en problemas tiene que remontar ante un Basilea de espíritu teutón que ya se cargó a otro grande, el Manchester United. Y luego, en un duelo de dos que están mal en sus respectivas ligas, el más italiano de los técnicos franceses, Didier Deschamps, intentará que el Marsella deje en el camino al Inter de Milán.

El miércoles tendrá dos partidos muy distintos entre sí. Por un lado, el Real Madrid deberia clasificarse sin problemas contra un equipo bastante limitado como el CSKA. Por el otro, el Nápoli llega con dos goles de ventaja ante el Chelsea, pero los ingleses tienen con qué enderezar el rumbo tras el despido de su técnico.

Felicidades.