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Fuera de juego

El equipo africano amargó a la Argentina de Passarella. Getty Images

BUENOS AIRES -- Dos años después, mismo país, idéntico rival. Nigeria volvía a cruzarse en el camino de Argentina en Estados Unidos.

Todavía estaba fresco el recuerdo de esa enfermera rubia que se llevó de la mano a Diego Maradona antes del corte de piernas más famoso de la historia. Esta vez no se trataba de un Mundial, sino de la final de los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Por entonces, no habían explotado Las Leonas, ni se había reunido La Generación Dorada. Antes de la búsqueda del oro en el fútbol, Carlos Espínola logró la medalla de plata en windsurf y Pablo Chacón se llevó el bronce del peso pluma de boxeo.

Por primera vez en el torneo de fútbol olímpico, las selecciones podían elegir hasta tres mayores de 23 años. Camino a la definición, el equipo de Passarella venció 3-1 a Estados Unidos, igualó 1-1 con Portugal y Túnez, goleó 4-0 a España en cuartos y superó por 2-0 a Portugal en semis.

La gran final se jugó el 3 de agosto en el Sanford Stadium de la Universidad de Georgia, en Athens, ante 86.711 espectadores. Nigeria venía de dar el gran golpe, al remontar un 1-3 ante el Brasil de Bebeto, Ronaldo, Rivaldo y Roberto Carlos, en una semi memorable. La Albiceleste formó con Cavallero; Zanetti, Ayala, Sensini, Chamot; Bassedas, Simeone, Almeyda, Ortega; Claudio López y Crespo. Nombres para ilusionarse con subir a lo más alto del podio por primera vez en la disciplina.

En el gol que abrió el marcador, a los 2 minutos de juego, se invirtió la fórmula: centro por derecha de Crespo y cabezazo del Piojo López, que festejó con su popular inflador. El empate llegó a los 27. Un envío desde la derecha de Kanu, Cavallero se quedó a mitad de camino y Babayaro cabeceó pegado al palo. Su festejo, dando una vuelta doble, también quedó en la historia.

Ya en el 2º tiempo, Crespo cambió por gol el penal que le cometieron a Ortega, con un derechazo fuerte y esquinado con cara interna, a los 5 minutos. A los 28 minutos, Nigeria volvió a emparejar el encuentro. En una jugada extraña que partió de un lateral, Kanu la peinó al área, hubo un pifie y Amunike, con algo de fortuna, definió por encima del arquero argentino.

Hasta que a dos minutos del final, en un tiro libre por la izquierda del ataque nigeriano, los jugadores argentinos salieron corriendo con la intención de dejar en offside a los rivales. Sin embargo, un habilitado Amunike la empalmó de zurda, cruzado y abajo. La corrida ahora fue hacia el juez de línea, pero las protestas fueron en vano. El italiano Pierluigi Collina convalidó el 3-2 definitivo y aquella decisión táctica todavía se recuerda por estos días.

La derrota caló hondo en el plantel en Estados Unidos, pero fue mucho más dolorosa en Buenos Aires, donde un grupo de personas asesinó a golpes al inmigrante brasileño Elías Farías por celebrar el agónico gol nigeriano en un bar del barrio porteño de Colegiales.Locuras que lamentablemente, 20 años después, siguen ocurriendo.

En la tarde de Boston en 1994, Argentina festejó en la cancha ante Nigeria gracias al doblete de Caniggia, pero perdió feo por el doping de su máxima figura. Dos años después de ver a Maradona de la mano de aquella enfermera rubia, Argentina quedó otra vez fuera de juego.