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Hiram Martínez, ESPN Digital 8y

Expertos opinan: Mónica Puig y el futuro del tenis femenil latinoamericano

A finales de la década de 1980 y principios de los '90, América Latina era una fuerza en el tenis femenino. La argentina Gabriela Sabatini era la tercera raqueta del mundo, su compatriota Mercedes Paz, la puertorriqueña Gigi Fernández y la peruana Laura Arraya estaban entre las primeras 20, Betina Fulco y Patricia Tarabini figuraban en las primeras 30, y figuras emergentes como Inés Gorrachategui y Florencia Labat iniciaban un camino emergente a las top 10 del circuito, que tocaron a mediados de llos '90.

Más adelante, la cosecha latinoamericana se hacía más diversa, y la mexicana Angélica Gavaldón, la argentina Florencia Labat, la paraguaya Rossana de los Ríos, las colombianas Fabiola Zuluaga y Catalina Castaño aparecían consistentemente al nivel de las primeras 50.

Aún a principios de los 2000, era constante la presencia de latinoamericanas en las primeras 100 del circuito. En 2004, la argentina Paola Suárez se colocó novena en al circuito, la venezolana María Alejandra Vento alzanzó el puesto número 15. La argentina Gisela Dulko y la puertorriqueña Kristina Brandi rondaban constantemente las primeras 30 posiciones del ranking de la Women Tennis Association.

Sin contar a las estadounidenses de sangra latina como Irina Falconi y Christina McHale, el ranking de la WTA solo tiene a la puertorriqueña Mónica Puig (34) y a la colombiana Mariana Duque Mariño (77) en las primeras 100. Extender la búsqueda a las próximas 200 no da necesariamente más esperanzas, pues solo Véronica Cepede Roig, de Paraguay (124); Paula Cristina Goncalves, de Brasil (158), Catalina Pella de Argentina (180) y Monserrat Gonzalez, de Paraguay (194), aparecen.

¿Qué factores se han combinado para que escaseen las latinoamericanas en el circuito profesional? ¿Es esto un ciclo? ¿Podrá Mónica Puig convertirse en una inspiración para una nueva oleada? A pocos días del inicio del US Open y dos semanas después de que Puig se convirtiera en la primera tenista latinoamericana que gana la medalla de oro olímpica en Río 2016, Jordi Vilaró, entrenador español asociado al éxito de varias jugadoras del top 10 y el equipo de Copa Davis de su país y Colón Núñez, respetado entrenador ecuatoriano de juveniles y profesionales, responden esa y otras preguntas.

1. Aparte de Monica Puig y Mariana duque no hay jugadoras latinoamericanas en las primeras 100. ¿Qué sucede con el tenis femenino en su desarrollo? ¿Hay crisis o simplemente es esto un ciclo?

Colón Núñez: No veo por el momento otras jugadoras sudamericanas ni centroamericanas que tengan una trayectoria al mundo profesional de muy alto nivel aparte de Monica, que ya llegó. Creo que aparte de ser un ciclo de tiempo, ya que los jugadores saben salir por camadas, esperemos que con este triunfo de Monica inicie e impulse una nueva motivación e inspiración para las nuevas chicas que están viniendo y que estas nuevas chicas sepan aprovechar esta onda de positivismo y ejemplo que Mónica ha dado a todo el tenis sudamericano y centramericano. No es fácil para las chicas sudamericanas y centroamericanas seguir adelante en el tenis después de que cumplen 16 años; el medio social y cambios que les ellas tienen se las limitan a seguir en un ambiente tan competitivo y difícil de sobrepasar. El ambiente en el circuito no es fácil para una niña. La inseguridad de las ciudades, viajar solas, tomar taxis solas, el medio ambiente en que han crecido no las ha preparado para aguantar estas presiones e inseguridades. Toma realmente un chica muy fuerte de cabeza y un respaldo muy poderoso de los padres, asociaciones en todo sentido: moral, apoyo sicológico, apoyo financiero y tener muy buenos entrenadores y motivadores para que las chicas salgan adelante. Son muy pocas las que salen solas.

Jordi Vilaró: La proliferación de buenos y buenas jugadoras no suele producirse por generación espontánea. Normalmente obedece a un buen trabajo realizadopor todo un colectivo: federaciones, clubes, entrenadores privados que se involucren, instituciones, patrocinadores... Normalmente cuando existen buenos programas y se dan las condiciones necesarias, surgen tenistas que lideran generaciones de otros buenos jugadores. El caso de España en cuanto al tenis femenino fue muy claro. Surgieron dos tenistas de indudable talento como fueron Arantxa Sanchez-Vicario y Conchita Martinez que lideraron todo un grupo de jugadoras top 100 WTA que nunca llegaron a conseguir el éxito de las dos líderes pero que mantuvieron al tenis español femenino en un lugar que nunca había estado anteriormente. Se consiguieron títulos de Fed Cup, Grand Slams y tantos otros que hicieron del éxito algo alcanzable. Creer que el éxito es alcanzable es una de las claves para alcanzarlo. Se genera una inercia en el que la victoria no es un fenómeno extraño sino un rutina. El éxito de Monica Puig en las Olimpiadas de Rio puede ser un punto de inflexión que haga que alrededor de ese éxito se creen los programas adecuados para el desarrollo de las jóvenes jugadoras que en un futuro pueden estar entre las mejores del mundo.

Siempre he creído que para que un jugador se desarrolle correctamente necesitan darse tres factores fundamentales: Buenos programas de entrenamiento llevados a cabo por buenos entrenadores. Atmósfera competitiva alrededor de las jugadoras que estimule el aumento de nivel de éstas y un calendario de competiciones de los niveles adecuados a cada etapa de la vida de la jugadora que ademas sea asequible a presupuestos de familias con una capacidad económica normal.

2. ¿Qué factores influyen interfieren el salto de una top 10 de junior al circuito profesional?

Núñez: El salto de una top 10-20 junior al profesional es muy fuerte. El apoyo de los padres, asociaciones en todo aspecto es primordial. Al mismo tiempo toma una chica que esté apasionada por el tenis y que quiera hacer todos los sacrificios necesarios para llegar; tener un claro enfoque de qué tiene que hacer con su tenis, aceptar muchos sacrificios en la parte social y limitaciones razonables en sus relaciones y eventos. Y entregarse con todo al deporte.

Vilaró: La historia de jugadores y jugadoras que cosechan grandes triunfos en etapas juveniles y después no acaban de dar el salto al tenis profesional es repetida cientos de veces. Lo primero que yo resaltaría es que el circuito Junior no es el campo de batalla de todas las jugadoras del mundo. Por ejemploen España, hoy muchas jóvenes jugadoras que por diferentes motivos, entre ellos la falta de presupuesto, deciden saltarse la etapa de circuito Junior y compiten desde jóvenes en los circuitos Futures y Challengers, de los cuales hay mucho más torneos en la region y en ocasiones con más facil acceso a las estapas clasificatorias. Este podría ser uno de los motivos por los que las jóvenes campeonas junior cuando pasan al circuito profesional se encuentran con jugadoras mucho más endurecidas por su experiencia en este tipo de competición y que tienen un juego más formado y apropiado para ese tipo de batallas.

Tambien el nivel junior no es el mismo en todas las partes del mundo por lo que en ciertas regiones obtener un buen ranking es relativamente asequible, pero esa posición no refleja realmente el nivel de juego de la jugadora, por lo que cuando trata de dar el salto al mundo profesional su juego tiene todavía muchas lagunas.
Tuve la suerte de trabajar con una jugadora que consiguió llegar a ser número uno del mundo junior y que está haciendo una carrera profesional muy buena situada siempre entre las 15 y 20 mejores en WTA. Cuando ella tenía 20 años, le pregunté si firmaría un documento que le garantizase que iba a llegar a ser la numero 1 del mundo cuando cumpliera los 25 años. Ella para mi sorpresa me dijo que por supuesto no lo firmaria. Esta respuesta refleja un poco la prisa que tienen las grandes campeonas junior en llegar a lo más alto. Cuando ven que esas expectativas no se cumplen, muchas de ellas pierden la ilusión y simplemente desaparecen.

3 ¿Ves alguna esperanza en las juniors como potencial promesa para la gira profesional?

Núñez: No he visto por el momento alguien que me impresione de las sudamericanas o centroamericanas. Espero que esto cambie y ver en el US Open junior la próxima semana o en el Orange Bowl en diciembre alguna sudamericana o centroamericana que reluzca.

Vilaró: Desafortunadamente no estoy mucho en contacto con el tenis juvenil femenino latinoamericano en estos ultimos años y no conozco demasiado a las jóvenes jugadoras como para emitir una opinion con criterio. He tenido la suerte de seguir a Mónica Puig durante sus partidos en los Juegos de Rio, especialmente cuando ganó a Garbiñe Muguruza, y sí que puedo decir que Monica tiene un nivel muy alto y las condiciones necesarias para estar luchando por un puesto entre las 10 mejores. Espero que el éxito de Mónica ayude a animar a muchas otras jóvenes jugadoras a seguir sus pasos y que dentro de algunos años haya muchas jugadoras latinoamericanas en el ranking profesional.

4. ¿Cuánto puede ayudar a Mónica Puig esta demostración de Río a impulsarse entre las top 10?

Núñez: Monica debe de estar llena de confianza y de aspiraciones, las cuales tiene que ir buscando despacio, modificando y ajustando para no sentir la presión que debe de ganar todos los partidos. Yo creo que ella se va a meter a las primeras 10. Ya las grandes saben quién es y se han dado cuenta de cómo puede jugar y el tipo de juego que ella tiene. No tiene un juego defensivo, al contrario ella va a buscar el punto, lo que la hace muy peligrosa. No tiene miedo de perder ni de ganar, ya que tiene un juego ganador. Es sumamente importante que se prepare muy bien en todos los aspectos, físico, especialmente y mentalmente para que salga a participar de igual a igual con las grandes.

Vilaró: Esta pregunta tiene dos respuestas posibles. Existe el efecto positivo de las grandes victorias que hacen que algunas jugadoras se instalen automáticamente en el siguiente nivel y a partir de ese momento compitan a un nivel acorde a la gran victoria conseguida. En otras ocasiones, y han habido muchos casos en la historia del tenis, las grandes victorias han generado una carga de presión extra en la jugadora y han hecho que no haya sido capaz de soportarlo y de responder a las expectativas creadas por esa gran victoria. Mi opinion es que las victorias siempre son buenas, pero la jugadora tiene que estar preparada para asimilarla. La presión se multiplica, las expectativas crecen y eso hace que cada derrota sea más frustrante y dolorosa que en la etapa anterior. Estoy seguro que en el caso de Monica Puig, el efecto de su medalla en Rio va a catapultarla a un siguiente nivel competitivo y que se producirá un efecto que ayudará a que otras jóvenes jugadoras crean en sus posibilidades y se lleguen a convertir en jugadoras profesionales de alto nivel.

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