Los argentinos Maximiliano Arce y Franco Dal Bianco, integrantes de la pareja número uno del circuito A1 Padel, se quedaron este domingo con el Open de Puebla, México, tras arrasar en la final con un 6-2 y 6-1 sobre la dupla Nº2, de sus compatriotas Gonzalo Alfonso y Juani De Pascual.
Una característica de siempre de Arce-Dal Bianco es el nivel de concentración con el que entran a jugar los partidos. Si sus rivales ingresan 'fríos' se lo hacen pagar, y es algo que ocurrió en varios partidos definitorios de esta temporada.
Esta vez no fue la excepción.
Tal vez algo descentrados por dolencias físicas (tanto Alfonso como De Pascual pidieron médico en alguno de los descansos del encuentro), los Nº2 empezaron la final cometiendo errores no forzados poco habituales en ellos. Eléctricos, Arce y Dal Bianco lo detectaron y sacaron ventajas rápidas, ganando 12 puntos consecutivos entre el segundo y el cuarto game para ponerse, quiebre de servicio mediante, 3-1.
A Gonza y Juani se los veía incómodos en la cancha, fallando cada uno en lo que normalmente son sus puntos fuertes. Al cordobés se le quedaban cortos los globos y tiraba afuera las voleas (cometió cuatro errores no forzados en los primeros tres juegos), De Pascual dejaba en la red las bandejas.
Para colmo, Dal Bianco estaba inspirado y le agregaba a su juego aéreo algo que le venía faltando: variedad. Smash de potencia, sacada por tres pero también bandejas paralelas a la reja y vívoras cruzadas. Un repertorio demasiado completo para el flojo momento que pasaban sus rivales.
La situación se tradujo en una nueva rotura de saque en el séptimo game y el cierre del set por 6-2 en el octavo.
Una virtud que sumaron los Nº1 esta temporada es la de no dejar escapar a la presa cuando la ven herida.
El segundo parcial lo volvieron a iniciar a todo vapor, quebrando el servicio rival en el primer y tercer game.
Todo iba demasiado rápido, y ni siquiera el contrabreak conseguido en el cuarto juego por Alfonso-De Pascual pudo frenar la sangría. En el quinto los líderes del ránking volvieron a romper y sellaron el destino del encuentro, porque les quitaron a los Nº2 la única esperanza de la que podían agarrarse.
Dos juegos después volvieron a quebrar para llevarse el partido y festejar su ¡noveno! título del año, esta vez con el plus de haberlo conquistado sin ceder un solo set en todo el torneo.