Al igual que sucede con la sal, diariamente solemos consumir más azúcar que la necesaria. De hecho, la Organización Mundial de la Salud realizó un estudio al respecto, y concluyó que en promedio se consume un 50% más azúcar de lo que deberíamos y según los especialistas, la recomendación es un máximo de 50 gramos por día.
Pero no sólo es una cuestión de cantidad, y también hay que prestar atención a la calidad. Entonces, ¿cómo elegir el azúcar? La regla es sencilla: los más oscuros tienen más vitaminas y minerales. En este sentido, el color blanco significa que en su proceso de producción recibieron aditivos químicos. Veamos entonces los tipos de azúcar más comunes, y sus características:
Refinado: Él es el azúcar más conocido y más fácil de encontrar en los supermercados. En su producción, pasa a través del proceso de refinado usando aditivos químicos para hacer que el producto quede de color blanco, eliminando buena parte de las vitaminas y minerales que naturalmente contiene. En conclusión, lo que queda son sólo calorías vacías.
Cristal: Tiene cristales grandes y claros. También pasa a través del proceso de refinación que elimina 90% de sus nutrientes. Es un azúcar más económico y por su rendimiento comúnmente se lo utiliza en la producción de tortas y recetas dulces.
Light: Es una combinación de azúcar con edulcorantes artificiales. Endulza cuatro veces más de lo normal, por lo que el consumo de calorías se reduce significativamente.
Moreno: Es el azúcar en bruto extraído de la caña. Al no pasar por el proceso de refinación, retiene el calcio, hierro y minerales. Es la opción más saludable, pero a la mayoría de gente no le gusta mucho, ya que su sabor es diferente al del refinado.
En tu caso, ¿qué azúcar sueles usar?