MÉXICO - Detrás del sacrificio, el trabajo, la técnica, la disciplina, la enseñanza, el aprendizaje y el talento, hay algo que siempre ha sido el mayor soporte de la dos veces medallista olímpica y 10 veces medallista panamericana, Paola Espinosa: La Familia.
Gracias al apoyo recibido por ellos, la clavadista es una de las figuras más reconocidas no solo en el país, sino a nivel Mundial.
Este año se encamina a los Juegos Panamericanos en Toronto, Canadá con una sensible baja que tendrá que superar por primera vez: la ausencia de su progenitor.
En charla con ESPN, Paola reveló que aún no se ha repuesto de la pérdida de su padre hace poco más de un año, que hace un tiempo decidió volver a casa a tratar de hacer una vida normal y no pudo, pero que la unión con su hermana y su madre hoy es más fuerte que nunca y eso le ha valido el pensar en nuevos éxitos en su carrera.
"Siempre creí que después de los 11 años de edad que me salí de mi casa, de La Paz, Baja California, en algún momento, con una medalla, iba a regresar a mi casa e iba a tener un poco de vida normal con mi familia, con mis papas, pero hace año y medio Dios me quitó a mi papá y no pude regresar a casa, no pude estar en mi casa como una persona normal, pero créeme, sin el apoyo de mis padres, no hubiera sido la persona que soy", confesó Paola.
Ese momento en la vida de Paola y de su familia ha sido el más difícil que haya tenido, al grado que le costó recuperar la brújula de lo que hacía y para qué lo hacía. "Me deshice por dentro, se puede decir que el único hombre que me rompió el corazón fue la muerte de mi papá, y ha sido muy difícil recuperarme de eso, después de algo así es difícil recuperar los sueños, recuperar lo que estabas pensando y lo que quieres ser en la vida, tus objetivos y tus metas, pero al fin y al cabo esto que hago no es por mi papá, lo hago por mí, por mi vida, por mi corazón, por mi mente, porque es lo que me gusta hacer, porque es lo que me apasiona", compartió.
El agua, la familia y Espinoza son sinónimos desde muy temprano en su vida. Luego de su nacimiento en México en 1986, sus padres se mudaron a Baja California y comenzaron a ofrecer clases de natación y nado sincronizado.
Para Paola, hablar de su familia, de la pérdida de su padre, le causa sentimientos muy diferentes, por una parte la parte emotiva al no poder levantarse aún pero por el otro lado el saber que hoy es una mujer mucho más fuerte. "Todavía no salgo, yo creo que es un golpe tan fuerte, que todavía me duele, lo recuerdo y me hace llorar y sigo sufriendo su muerte, pero la gente que está a mi lado que es mi mamá y mi hermana, nos hemos hecho tan fuertes y tan unidas que eso ha hecho que las tres podamos sonreírle a la vida", externó.
Embajadora mexicana
Sus logros en la fosa de clavados la han llevado un paso más arriba, no solo a nivel mundial sino que en su propio país.
Gracias a ello, fue la abanderada de la delegación mexicana a los Juegos Olímpicos de Beijing 2008, en donde colgó su primera medalla en la competencia y tres años más tarde tuvo el honor de encender el pebetero de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2011 ante 49,000 compatriotas y visitantes.
Aún con todo esto, parece increíble que alguien como Paola Espinosa, la múltiple medallista mexicana, aún sienta miedo cuando va a hacer un clavado desde la plataforma de los 10 metros.
Pero por la forma en que lo dice, todo indica que es precisamente eso la que une su alma a la fosa de clavados, de cara a sus cuartos Juegos Panamericanos, y pensando, ya, en sus cuartos Juegos Olímpicos.
Espinoza participó por primera vez en unos Juegos Panamericanos hace 12 años, cuando tenía apenas 17, seis años después de comenzar a practicar . En aquella ocasión se asomaba ya quien se convirtió en la figura central de los deportes acuáticos mexicanos. En Santo Domingo 2003, Espinoza amarró dos medallas, ambas de bronce, en clavados sincronizados de trampolín y plataforma junto a su entonces compañera Laura Sánchez.
Cuatro años después, saboreaba el oro en dos ocasiones con Sánchez y una medalla de plata con Tatiana Ortiz en Río de Janeiro. En Guadalajara 2011, sumó dos más de oro y una de bronce para su increíble total de nueve medallas en esta competencia regional.
Hoy llega con 28 años como la máxima medallista de México a la justa continental (10 medallas, seis de ellas de oro), y su relación con la fosa de clavados es de sentimiento inexplicable -el sufrimiento- que la ha llevado a tratar de ser mejor cada día en busca de la perfección, meta que le ha valido medallas, reconocimiento y ya un lugar en la historia del deporte tricolor.
Con la Paola que conversamos en el Ceforma, un complejo acuático ubicado en Tlalpan, es una clavadista que trabaja a tope para tratar de llegar en su mejor forma a los Panamericanos de Toronto 2015 en busca de más podios, pero que espera poner toda la carne al asador en Río 2016, en los que probablemente sean sus últimos Juegos Olímpicos.
"Estoy feliz de haber obtenido ya mi pase a los Juegos Panamericanos, serían ya mis cuartos Juegos Panamericanos", dijo Paola. "Llego con muchas ilusiones, con muchas ganas de que me vaya muy bien, sé que en estos Panamericanos para las mujeres particularmente es un poco más difícil, porque Canadá sólo tiene equipo de mujeres muy fuerte, entonces va a ser una gran competencia en la que las mexicanas vamos a ir a pelear con todo lo que tenemos".
El apoyo de Ma Jin
Paola también valoró como una de las columnas más grandes en las que ha recargado su vida a la enseñanza que le ha dado la entrenadora Ma Jin, quien no sólo le ha dado consejos sobre lo que se debe hacer cuando se lanza a la fosa de clavados.
"Ma Jin es como mi segunda madre, ha sido una persona, una mujer que me ha cuidado siempre, le han tocado etapas muy difíciles de mi vida (...) y yo le agradezco todo lo que ha hecho por mí no nada más en la alberca sino también fuera de la alberca, me ha ayudado a ser una buena persona y me encanta su filosofía de vida que me dice, yo sí quiero que tires clavados y seas la mejor y tratar de ayudarte a hacer un clavado perfecto, pero lo que más deseo es que seas una buena persona, que salgas a la calle y te puedas enfrentar a cualquier cosa", confesó Paola, cuyo mayor orgullo al lado de Ma Jin es que en donde se han parado, han logrado medallas.
Sus comienzos en competencia, sin embargo, se remontan un poco más atrás, cuando a los 11 años dejó Baja California para ir a entrenar a Ciudad de México bajo la tutela de Francisco Rueda. Antes de competir en los Panamericanos de 2003, Espinoza se adjudicó el oro en la prueba de tres metros en la Olimpiada Nacional de 2002.
Su resumen como competidora no se limita a los Panamericanos. Espinoza tiene a su haber medallas en los Juegos Olímpicos, donde la ha evadido el oro en Beijing y Londres, así como en campeonatos mundiales, del cual fue campeona en 10 metros en el 2009. En las Universiadas, en las cuales compitió en cuatro ocasiones, Paola se ha llevado a casa 14 medallas, cinco de oro, cuatro de plata y cinco de bronce.
Espinoza también dejó su huella en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Mayagüez 2010, en donde arrasó con las tres medallas de oro de clavados. Una lesión la alejó de Veracruz 2014.
Con la carga completa
Paola competirá en Toronto 2015 en tres pruebas: los sincronizados con Dolores Hernández (trampolín 3 metros) y Alejandra Orozco (Plataforma 10 metros) y también la prueba individual de plataforma 10 metros. Al cuestionarle precisamente sobre la última, a la que regresa después de un buen tiempo, asegura que es la prueba que más le apasiona. Y claro, tratará de revalidar el título panamericano que consiguió hace cuatro años.
"Nunca he dejado de hacer plataforma, siempre he hecho las dos pruebas desde hace mucho tiempo. Y bueno, a comparación de los clavados que se hacen en sincronizados sólo tendría que subir dos más, para mí es algo que podría ser pesado porque te tienes que preparar muchísimo más para subir a la plataforma de 10 metros, pero es lo que me gusta, me apasiona mucho más la plataforma, me gusta sentir miedo, sufrir, y la plataforma es lo que más disfruto", revela la bajacaliforniana como si sentir miedo fuera su motor.
Aunque no garantiza medallas ni el color de ellas en Toronto 2015, Paola asegura que harán lo que sea necesario para volver a subir al medallero y sumar para el equipo y para México, pero sobre todo, asegura que será un buen momento para saber en qué posición están rumbo a Río 2016, que será, al menos para ella, la gran meta en este punto de su carrera.
"Todo esto es de preparación rumbo a Juegos Olímpicos", deja en claro la campeona mundial en Roma 2009. "No puedo decir que lo que pase en Panamericanos pase en Olímpicos, pero sí nos va a servir a nosotros para seguirnos preparando, afinar detalles, si nos equivocamos, saber qué nos falló para entrenar eso para mejorarlo de cara al campeonato del mundo y los Olímpicos", detalló la exitosa clavadista.
Espinosa descartó por ahora pensar en si los Juegos Olímpicos de Río serán sus últimos, pues aceptó que ya las lesiones le han estado pesando y también que quiere dedicarse a otras cosas, ya sea ligado al deporte o de forma externa, aunque compartió también que estar en esta justa es el más grande sueño que pueda tener cualquier atleta.
"Mejor paso a paso, mi objetivo principal son estos próximos Juegos Olímpicos que para mí ya serían mis cuartos Juegos Olímpicos, y bueno, yo digo, es paso a paso, después de los Juegos podríamos definirlo. Yo creo que influirá el estado en que me encuentre, tengo más de 20 años haciendo clavados, también tengo muchas ganas de hacer muchas otras cosas en mi vida, sería también valorarlo y saber qué es lo que más quiero hacer y tomar una decisión", confesó.