Una aventura con final abierto

Hace cuatro años, Los Pumas tocaron fondo tras una gira por la tierra de los All Blacks; esta vez, si bien nunca hay garantía de conseguir resultados positivos, las perspectivas son diferentes

BUENOS AIRES -- Cuatro años atrás, en junio de 1997, Los Pumas pisaron tierra neocelandesa por última vez. Fue una gira inolvidable por el impacto que tuvo el seleccionado argentino de rugby con la realidad. Cómo olvidar aquella tarde de Wellington, donde soportaron 93 tantos en contra (record histórico), o la noche de Hamilton, cuando fueron 62 a pesar un planteo ultradefensivo.

Muchos de los jugadores que estuvieron en aquella serie todavía hoy son parte de Los Pumas. Y son ellos mismos quienes aseguran que esa experiencia, durísima por cierto, marcó a fuego al plantel y, al mismo tiempo, fue el punto de inflexión para que muchas cosas cambiaran en el rugby argentino. A partir de ese terrible golpe, por ejemplo, se instrumentó la presencia de un preparador físico rentado para el equipo argentino.

Dicen los jugadores, también, que aquellas derrotas sirvieron para tocar fondo y , posteriormente, resucitar. Unica forma de explicar que cinco meses se consiguiera un agónico triunfo ante Australia (18-16) en Buenos Aires. Es que el golpe neocelandés había sido profundo, al igual que la enseñanza ....

Hoy la situación es algo diferente. Es que el equipo blanquiceleste está más afirmado, con buena experiencia sobre las espaldas de la formación titular, al mismo tiempo que los All Blacks no atraviesan un momento de esplendor. Su formación tiene importantes rotaciones y ha perdido a algunas figuras de renombre mundial.

Además el fixture es muchísimo más benévolo. Al tratarse de una gira de solamente cuatro cotejos (del 17 al 26 de junio) el programa incluye apenas un test match (el 23 en Christchurch), el muy exigente choque con la selección maorí (el 26 en Rotorua) y dos rivales bien accesibles: Counties (el 17 en Pukekohe) y Thames Valley (el 19 en Paeroa).

Vale recordar que la última vez, al margen de las caídas con los All Blacks, hubo traspiés ante los Maories y Taranaki, y apenas un triunfo ante Nelson/Marlborough. Otra exigencia, indudablemente.

Nueva Zelanda es uno de los partidos donde el rugby se vive con mayor fanatismo. Discute palmo a palmo con Gales en términos de pueblos apasionados. Son tierras donde hombres, mujeres y niños tienen el mismo tema de conversación y donde disciplinas deportivas hiperpopulares como el fútbol y el básquetbol son completamente ignoradas. Y por eso sucede que en estas tierras del Pacífico Sur el rugby también es un gran negocio.

Algo celosos por el gran dominio rugbístico de Australia en los últimos tiempos, algo deprimidos por las bajas performances de sus cinco equipos en el reciente torneo Super 12 (algo así como la NBA del rugby), el pueblo neocelandés está listo para afrontar una nueva temporada internacional que empezará pocos días antes del debut de Los Pumas con un choque All Blacks-Samoa y que, tras el paso de los argentinos, mostrará el duelo All Blacks-Francia, poco antes antes del atrapante Torneo de las Tres Naciones (compite con Australia y Sudáfrica).

Hacia allí van Los Pumas. Como a todos los equipos de rugby, las mágicas islas neocelandesas los recibirán con pasión y amor, pero también con la rudeza y el rigor propio del país de los maories. No hay garantías de que el seleccionado argentino regrese con importantes resultados, pero tal vez eso sea lo menos importante en este tipo de aventuras. Lo importante, una vez más, habrá sido competir de igual a igual con uno de los equipos del podio mundial. ¿Lo conseguirán?

PABLO MAMONE es periodista especializado en rugby desde 1985. Se ha desempeñado como redactor del diario Clarín y como productor de los programas de rugby de ESPN. Actualmente es Director de Noticias del SportsCenter Latino y columnista de ESPNdeportes.com.

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