Supercampeones que no tienen techo

Serena y Agassi mantienen su hambre de gloria y determinación. Ella, porque quiere sacar cada vez más ventaja en lo alto del ranking. Y él, ya que quiere demostrarle al mundo entero que aún a su edad se puede seguir ganando y batiendo récords

APLANADORA
Serena Williams ganó los 20 partidos que jugó del año y va por más
(AP)
BUENOS AIRES -- Ser el mejor (o la mejor, en este caso) no siempre significa tener que ganar dando espectáculo y muchas veces por paliza. Ese status lo ocupa también el que cuenta con una mentalidad tan firme y positiva que le permite imponerse aún cuando la lucha es muy dura y no rinde al tope de sus posibilidades.

Eso le ocurre a Serena Williams: triunfa por cualquier vía porque le sobra potencia y sobre todo cabeza. Por algo, gracias a su victoria en Miami, la reina del circuito lleva cuatro meses invicta.

"Si juego mi mejor tenis, no creo que hoy nadie pueda ganarme". La frase que dejó la menor de las famosas hermanas estadounidenses no tiene nada que ver con la acostumbrada soberbia de Venus, su escolta en el ranking. Ocurre que Serena viene tirando su chapa de Nº 1 ante las adversarias más riesgosas, ganándoles con mucha categoría.

Y eso que admitió que hace un mes que no va al gimnasio, por lo que su entrenador debe estar molesto con ella. Así, demostrando una honestidad poco común para hacer una confesión pública de este tipo, también dejó en claro su grandeza.

A ese déficit físico le atribuyó haber estado bastante relajada en la final contra su compatriota Jennifer Capriati, ya que se equivocó mucho en el primer set por haber tenido una actitud muy estática. Igualmente, salió adelante con presencia, resolviendo el partido y el torneo en los momentos de mayor presión. Como una cabal reina.

Por eso, por ser una máquina arrolladora, Serena ganó los 20 partidos que jugó este año: tres en la Copa Hopman por equipos en Australia, siete que le permitieron obtener el Abierto de Australia, cuatro para festejar en París y seis para celebrar en Miami. Todos los triunfos los logró en canchas rápidas. Es más: lleva 21 victorias seguidas contando el primer encuentro en la Copa Hopman, a fines de diciembre.

Es cierto que ese certamen no pertenece al circuito de la WTA, pero es importante, en especial porque derrotó a jugadoras como Kim Clijsters, nada menos. Por eso, desde que cayó contra la belga en la final del Masters en noviembre, no sabe lo que es perder. Y desde entonces apenas cedió cuatro sets.

De esta manera, Serena igualó su mejor racha, cuando el año pasado ganó 21 partidos: salió campeona de Roma, Roland Garros y Wimbledon y sumó dos encuentros más en Los Angeles, donde fue detenida en los cuartos de final por su compatriota Chanda Rubin.

Si bien terminó el primer trimestre de la temporada y se viene la gira europea sobre polvo de ladrillo, igual la mejor del mundo podrá aumentar su serie exitosa. Sin ir más lejos, en el 2002 logró los Abiertos de Italia y de Francia. Claro que la potencia descomunal de sus tiros desde la base hacen más daño en las superficies rápidas, pero ella podrá seguir festejando gracias a su determinación, su convicción y su garra, propias de una figura de primer nivel.

En su próxima presentación, Serena intentará superar la anterior mejor serie invicta entre las mujeres, cuando Venus, también en canchas rápidas, logró 24 victorias al hilo entre julio del 2001 y enero del 2002 (con cuatro títulos incluidos).

Por todo esto, Serena es la indiscutida líder del circuito, ya que viene de obtener el año pasado los títulos de Roland Garros, Wimbledon y el US Open y en esta temporada festejó en el Abierto de Australia.

Además de haber conseguido los últimos cuatro grandes torneos, se impuso en Miami, el virtual quinto Grand Slam. Es más: desde mayo del 2002, acumula 60 triunfos y dos derrotas.

Cuando todavía no cumplió 22 años, Serena ya es dueña de todo. Y consultada sobre qué necesita hacer para convertirse en la mejor de la historia, también mostró su poder de ubicación y no se subió al carrito de los triunfadores. "Debo jugar diez años más en este nivel", afirmó.

Pero para eso deberá seguir multiplicando muchísimos éxitos más, en especial en las paradas más importantes. Se trata de un largo y duro camino. Hoy, con tres títulos en el año y 22 en su corta carrera profesional, es innegable que no será sencillo que le quiten la corona.

Sólo dos jugadoras, su hermana Venus y Clijsters (cada vez más cerca del segundo puesto), tienen más chances de ganarle. Pero aún así, Serena dejó en claro en varias ocasiones que, aún cometiendo algunos errores más de la cuenta, las superó e inclusive las aplastó. Qué mejor caso que el de la reciente semifinal de Miami contra Clijsters, quien venía de festejar en Indian Wells.

El tiempo le fue dando la razón a Richard, el controvertido padre de las Williams, cuando había dicho hace ya algunos años que Serena iba a ser mejor que Venus. Que la menor haya ganado las últimas cuatro finales de Grand Slam entre ambas es el ejemplo más rotundo.

Con mayor o menor dificultad, Serena se apoyó en una solidez superior dentro de los arriesgadísimos sistemas de juego de ambas, en los que hay poco y nada de táctica y muchísimo de pegarle lo antes y lo más fuerte posible a cada pelota.

Serena es más completa en los golpes desde la base. Su potencia es imponente frente al mejor saque y una volea más ganadora de su hermana. Pero en especial es superior porque responde bárbaro en los momentos más complicados. Más de una vez, inclusive en estos cuatro meses de imbatibilidad, levantó partidos comprometidos, los dio vuelta con categoría y los cerró como una absoluta reina. Eso, en el tenis, marca una gran diferencia.

OTRA VERDADERA MAQUINA
Parecido al caso de Serena Williams es el de Andre Agassi. Como ocurrió en el Abierto de Australia, el principal torneo en lo que va del año, el Kid de Las Vegas también levantó la copa de Miami gracias a su casi imparable ritmo. Desde el fondo, su decisión para ir por cada pelota buscando las líneas, tomando riesgos y contraatacando como pocos, resultó invencible. Su habitual limpiaparabrisas, ese con el que mueve y desgasta a los rivales de un lado al otro de la cancha, fue perfecto.

Por eso, el raid de Agassi en este primer trimestre del 2003 es similar al de la reina, ya que ganó 18 partidos y apenas perdió uno, incluidos los títulos de Melbourne, San José y Miami, siempre sobre canchas rápidas. Logró el 57º torneo de su extensa trayectoria, el sexto en este tradicional campeonato y tiene el récord en los certámenes Masters Series (la categoría siguiente a los Grand Slam), lo que agiganta su imagen a menos de un mes de cumplir 33 años.

Así, Agassi, al haber defendido el título de Miami, volvió a acercársele mucho más al australiano Lleyton Hewitt. Si bien se le escapó la posibilidad de superarlo en Indian Wells, ya que una lesión en el hombro derecho lo marginó de la competencia, ahora recuperó su posición y es el gran enemigo del Nº 1 del mundo. Y de aquí en más, cada torneo será fundamental para ver si Agassi consigue transformarse en el rey más veterano de la historia del tenis masculino.

Después vienen los españoles Juan Carlos Ferrero y Carlos Moyá, quienes ahora estarán en su salsa en la gira europea de arcilla. Igualmente, pese a los enormes progresos de ambos en canchas rápidas y sobre todo por el momento que atraviesa Moyá, ambos todavía deben obtener una mayor regularidad fuera del lento polvo de ladrillo para plantearles una lucha más seria a Hewitt y a Agassi en los dos primeros puestos.

Por eso, Miami no sólo ratificó la amplia superioridad de Serena entre las chicas, sino que también demostró que Agassi es el mejor jugador de la temporada. Para los hispanos, qué mejor momento que haber podido contar con un español en las semifinales (Albert Costa) y fundamentalmente con otro (Moyá) en la definición. Fue Moyá, el campeón este año en Buenos Aires, el que volvió a dejar en claro que es, entre sus exitosos compatriotas, el mejor en canchas rápidas.

Sin ir más lejos, fue finalista del Abierto de Australia de 1997, del Masters de 1998 y semifinalista del Masters 2002 luego de haber derrotado a Hewitt (el posterior campeón) sin problemas en el grupo clasificatorio. Así, Moyá alimenta sus esperanzas de volver a dar pelea en lo más alto, apoyado en un saque muy agresivo y una derecha aún más profunda y veloz. Tiene armas y sabe lo que significa ser el mejor, lo que representa una ventaja considerable respecto de otros colegas.

Se vienen la Copa Davis y el circuito europeo en arcilla. Se acerca otra etapa diferente. Pero Serena y Agassi mantienen su hambre de gloria y su determinación. Ella, porque quiere sacar cada vez más ventaja en lo alto del ranking. Y él, ya que quiere demostrarle al mundo entero que aún a su edad se puede seguir ganando y batiendo récords. Son dos supercampeones y meten miedo. Se trata de las grandes estrellas en lo que va del año.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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