González, otro valor para la región

El chileno Fernando González llegó a semifinales de Cincinnati, último Masters Series sobre cemento en la gira previa al US Open, y demostró que se suma a la gran camada de sudamericanos que pisa fuerte en el circuito profesional de la ATP

CONTAGIO
El chileno Fernando González se desarrolló en la época de esplendor del Chino Ríos y ahora le llegó su turno, como así también a sus colegas argentinos
(Reuters)
BUENOS AIRES -- "Hoy me toca a mí, mañana a vos y pasado a otro compinche de la región". Esa es la sensación que queda después de observar lo que ocurre semana tras semana en el competitivo circuito internacional de la ATP. Los varones latinoamericanos, en su mayoría sudamericanos, se turnan para sobresalir en las diferentes escalas. Y ya pasó, en apenas un par de meses, de ser cosa antigua eso de que había que esperar a los torneos en polvo de ladrillo para que se destacara alguno: ahora son protagonistas inclusive en los principales campeonatos sobre canchas rápidas.

En esta oportunidad, le llegó el turno al chileno Fernando González, quien trepó hasta las semifinales de Cincinnati, el segundo y último Masters Series sobre cemento en la gira previa al US Open. Potente, de gran físico y dueño de una mentalidad ganadora, este pibe de 22 años recién cumplidos se transformó en la atracción para los fanáticos del tenis de su país y también para el resto de Sudamérica.

En la mejor semana de su vida, derrotó al francés Arnaud Clement (finalista de Australia 2001), al inglés Tim Henman (N° 5 del mundo), al holandés Richard Krajicek (campeón de Wimbledon 96) y al estadounidense Andy Roddick (9° en el ranking, que venía de llegar a la final de Toronto). Y apenas cedió un set en sus cuatro triunfos. Es más: ganó los cuatro tie-breaks que jugó, incluido el que logró luego en su caída en semi ante el australiano Lleyton Hewitt, el indiscutido rey. Casi nada.

Así, González, ganador de los torneos de Orlando 2000 y de Viña del Mar 2002, saltó del 39° al 27° puesto, su mejor ubicación. Y se puso apenas a cuatro lugares de Marcelo Ríos. Justamente, la nueva sensación de Chile se convirtió en el primer jugador de su país en vencer a dos top-ten en la misma semana desde que lo hiciera el Chino en Indian Wells 98, sobre la misma superficie.

UNA INTERESANTE TEMPORADA
Con una propuesta cada vez más agresiva y punzante, apoyada en un muy buen saque y una derecha mortífera, González ya había dado señales importantes en esta temporada: el acceso a los octavos de final del Abierto de Australia (su mejor producción en un Grand Slam), el citado título en el ATP chileno en arcilla y un golpe que conmovió a todos cuando -nuevamente en cemento- superó en Miami al español Carlos Moyá (reciente campeón de Cincinnati) y al estadounidense Pete Sampras.

Más adelante, había vencido a Henman en el polvo de Roma. Pero venía de sufrir tres derrotas al hilo y necesitaba de un envión para retomar su mejor nivel. Y vaya si lo tuvo en Estados Unidos, porque le demostró a sus colegas del mundo entero que él también es una seria amenaza para cualquiera. No por casualidad ni por acumulación de una alta cuota de suerte se puede dejar en el camino a cuatro peso pesados y, como si fuera poco, tener contra las cuerdas a Hewitt.

Está claro que González consiguió más de lo que todos se imaginaron. No por descrédito, sino porque se trataba de una cita de primera línea y ante rivales que saben perfectamente lo que significa jugar esa clase de campeonatos. El chileno dejó en evidencia su pasta de ganador y únicamente no pudo saltar la barrera del mejor jugador del planeta, quien le tiró la camiseta en el momento crucial del encuentro.

A esta altura de su corta carrera, ese es un paso que el sudamericano aún debe aprender a dar, una situación que resolverá en otro momento, con la ventaja de que ya vivió esa experiencia y podrá asimilarla positivamente.

Como nunca antes había llegado a las semifinales de un torneo Masters Series (la categoría inferior a los Grand Slam), se trató de una primera vivencia de ese tipo. Es, al fin de cuentas, un paso ineludible en búsqueda de mejores días y de tardes de gloria.

González es conocido en América Latina por su condición de fuerte pegador, de esos que en sus comienzos se descontrolaban y perdían la brújula y que ahora pudo lograr un equilibrio. Ya tira más bombazos, sobre todo con su temible drive y también mejoró su revés paralelo, a un ritmo más intenso y comete menos errores. Como su apuesta depende mucho de la precisión, no es sencillo meter todos los tiros al arriesgar tanto a las líneas.

Cuando está derecho, es peligrosísimo. Por ahí y por su determinación pasan las claves de este salto de calidad. Está a punto de transformarse en el nuevo N° 1 de Chile, por encima de Ríos, su ídolo y compañero de Copa Davis. De acá a fin de año, González tiene pocos puntos para defender, en cambio el ex N° 1 del mundo tendrá una tarea más exigente y podría ceder el liderazgo chileno después de ocho años.

UN TRIUNFO DE TODOS
Este sensacional golpe de gracia de González es una victoria del tenis de la región. Casi todos amigos entre sí, los sudamericanos, desde el brasileño Gustavo Kuerten, Ríos y el ecuatoriano Nicolás Lapentti (los tres de mayor roce), pasando por los argentinos Guillermo Cañas, David Nalbandian, Gastón Gaudio, Juan Chela, Mariano Zabaleta y Agustín Calleri y los chilenos González y Nicolás Massú, se ayudan constantemente y se felicitan cada vez que uno gana un torneo, accede a una final o le gana a una figura internacional. Y eso que la competencia es permanente, hay siete de ellos entre los 30 primeros del ranking y diez entre los top-50.

Y cuando uno dice que es un triunfo generalizado se sustenta en el hecho de la camaradería y en la realidad que muestra una gran unión y estrecha relación de trabajo, especialmente entre los argentinos y los chilenos. Hoy, González es conducido por Horacio de la Peña, quien también dirige al argentino José Acasuso. Y a Massú lo entrena Pablo Martín, otro coach de Argentina.

Volviendo un poco atrás, Ríos fue orientado por Luis Lobo. Eso se dio, inclusive, en los tiempos de la escandalosa y bochornosa serie por la Davis en Chile, hace ya dos años, en la que el público local le arrojó sillas y proyectiles de todo tipo a los jugadores y el público argentinos. Queda en claro, por suerte, que la eterna y fuerte rivalidad entre ambas naciones sólo se limita a los hinchas. Los argentinos siguen repudiando a Ríos y los chilenos, a Zabaleta, quien fue agredido en aquel histórico choque y luego en otra ocasión.

En cambio, los jugadores y los entrenadores se llevan bárbaro. No por capricho, González (tiene residencia legal en Bahamas) y Massú se volcaron a los vecinos: lo hicieron contagiados por el éxito de sus colegas. Aclararon este año que, al ver la seguidilla de triunfos y la incansable aparición de promesas convertidas en realidad, decidieron pasar gran parte de su tiempo de entrenamiento del otro lado de la Cordillera de los Andes.

Después de varios años de ver cómo Ríos ganaba títulos y elogios, ahora son los argentinos los más exitosos, sobre todo por la cantidad de jóvenes valores en los primeros planos. Y la envidia pasó a ser de los chilenos, quienes sufrieron con la mala actuación del Chino y fueron salvados por Massú para mantenerse en la Segunda División de la Davis frente a México, mientras que Argentina espera cada vez con mayores esperanzas el partido contra Rusia buscando un lugar en la finalísima copera.

Para no ser menos que los vecinos, que acumularon cinco semanas seguidas con por lo menos un representante en una final de ATP, ahora González fue noticia en Cincinnati y estuvo cerca de jugar el último encuentro. Tiene potencial para seguir mejorando y por eso no asombró su despegue, aunque sí la forma en que lo hizo, con victorias imponentes. Otro sudamericano que también se abre cancha en las superficies más rápidas. Bienvenido sea.

GUSTAVO GOITÍA es periodista especializado en tenis desde 1989. Se desempeñó como redactor en el diario La Nación, la revista VIVA de Clarín y el diario deportivo Olé, todos de Buenos Aires, y además fue comentarista en el canal TyC Sports. Actualmente es redactor del diario Clarín y columnista de ESPNdeportes.com.

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