Por Bernardo Pilatti
ESPNdeportes.com
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Desde la primera batalla entre Miguel Cotto y Antonio Margarito muchas cosas han ocurrido y es altamente probable que la revancha sea muy diferente. Sin embargo, hay algo que no creo cambie entre una y otra: el resultado.

Si nos atenemos a la suma de aspectos positivos de cada uno, es natural suponer que Cotto es el gran favorito. Peleará ante toda su fanaticada en un lugar donde jamás ha sido derrotado. Tiene récord de 8-0 en Nueva York, incluyendo 6-0 con 3 nocauts en el Madison Square Garden. Por otra parte, ha utilizado con mucha astucia la herramienta psicológica que le otorga saber que su rival tuvo varias intervenciones quirúrgicas en su ojo derecho para restaurarle el hueso orbital destruido durante su derrota ante Manny Pacquiao. Al mexicano le removieron una catarata y le colocaron un lente de vidrio. El boricua ya avisó que allí impactaran sus mejores golpes.

No olvidemos tampoco su sed de venganza. Cotto no esconde su sospecha de que durante la sangrienta pelea donde perdió su invicto, Margarito utilizó vendas con yeso sobe los nudillos, tal como es acusado el Tornado de Tijuana de haber intentado hacerlo contra Shane Mosley. De ello no hay pruebas, aunque Cotto lo aprovecha para poner presión sobre su rival.

Parece como que la mesa estuviera servida para que Cotto consiguiera una de las victorias más importantes de su carrera. Pero yo creo que eso no ocurrirá. Si las mejores herramientas del 2008 no le alcanzaron para noquear al mexicano luego de superarlo durante la mitad de la pelea, menos lo conseguirá hoy cuando su cuarto de hora ha pasado. Pero hay más. Él es un invasor de la división súper welter para la cual no tiene distancia y ni tampoco poder en sus manos. En 154 libras ha enfrentado apenas a dos peleadores de poco riesgo como Yuri Foreman y Ricardo Mayorga.

Margarito lo supera ampliamente en estatura (5.11 contra 5.07) y en alcance de brazos (73 contra 67). El Tornado de Tijuana esta vez sí va a capitalizar su mejor distancia para evitar el intercambio en corto, especialmente en los primeros asaltos. Esa será la forma de obstaculizar el objetivo primario del boricua: golpear sobre su ojo lesionado.

El combate deberá tener características similares al anterior. otto lucirá superior en la primera mitad y luego su desempeño comenzará a deteriorarse como ha sucedido en la mayoría de sus peleas. Margarito, por el contrario, cuidará su defensa en los primeros asaltos y aumentará paulatinamente el volumen de sus combinaciones a medida que avanza la segunda mitad de la batalla, donde hará valer toda su agresividad.

Pero hay otro factor a favor del mexicano, su esquina. Robert Garcia su entrenador viene trabajando hace buen tiempo con autoridad y tranquilidad sobre el plan de pelea de su pupilo.

Cotto es la antítesis. En el último tramo de su preparación contrató como entrenador al cubano Pedro Luis Díaz Benítez, terminando su relación profesional con Emanuel Steward. Si el cambio fue oportuno nadie lo sabe, pero es imposible desconocer que la relación de Cotto con sus entrenadores no ha sido de las mejores. Su tío Evangelista Cotto, por ejemplo, en algún momento dijo que su relación (entrenador-púgil) se rompió debido a que su sobrino siempre quería llevar el entrenamiento a su antojo personal.

Mejor distancia y altura. Mayor poder de puños, mejor fortaleza en 154 libras y la motivación que da su espectacular victoria en el anterior combate, son atributos suficientes para que Margarito derrote nuevamente a Cotto.

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