Meolans, nuevo héroe nacional

Forjado en madrugadas de sacrificio casi solitario, sus sueños moldeados en piletas argentinas subieron al podio de la gloria de la natación mundial. Desde Moscú, el mensaje de José Meolans es tan diáfano como las aguas rusas que lo consagraron como el mejor en los 50 metros libre y el segundo en 100 metros libre

Más de siete décadas sin triunfos para la natación argentina de pileta fueron archivadas por José "Pepe" Meolans, al ganar la final de 50 metros libre del Campeonato Mundial que se realizó en Moscú.

"¡Al fin!, me sacaron un peso de encima", pensó Alberto Zorrilla, aquel inesperado vencedor de los 400 metros de los Juegos Olímpicos de Amsterdam 1928, mientras nadaba entre las estrellas y sus emocionadas lágrimas se entremezclaban con la pureza del agua celestial.

Gracias, lungo de la Docta, por no haber dejado nunca de soñar y de creer que todo es posible cuando se lucha por lo que uno quiere, te expresamos los amantes del deporte. Eres el único responsable que hoy se diga en el mundo: "Argentina tiene un nuevo héroe deportivo nacional".

En este caso se transforma en ilógico lo que sería lógico si nos refiriéramos a un australiano, a un norteamericano, a un ruso, a un chino, a un alemán por los sofisticados métodos que apoyan a los deportistas de esos países.

Pero, viejo, estamos hablando de la Argentina, donde el deporte es un huérfano, paria de su destino, y la natación es un hijo natural de ese huérfano. Por eso, José "Pepe" Meolans no lleva en su orillo la indicación de made in Argentina, sino la de made in Meolans.

¿Cuánto tiempo le costó llegar al Olimpo de los nadadores? Unos dirán escasos 21s36. Otros expresarán correr dos piletas de 25 metros, en 30 brazadas y 90 patadas. Que injusto sería creer eso, cuando lo suyo es un ejemplo de sacrificios, de levantarse a las cinco de la mañana, de hacer dos turnos matadores en la pileta, de pasar por el gimnasio y de tener al reloj como obsesión.

Tuve oportunidad de vivir en las villas de los Panamericanos de Winnipeg 1999 y de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. En ellas, observé permanentemente a este musculoso gigante de 1,96 metros de estatura, que nació el 22 de junio de 1978, en Córdoba, y al que le exigían medallas imposibles en esos momentos. Lo bauticé "el fantasma de la madrugada", al verlo ir a entrenarse cuando todo estaba sumido en el silencio.

En diciembre último, en el diario cordobés La Voz del Interior, se publico una nota que grafica su empeño y voluntad.
"Al ver salir a José Meolans de la pileta del Taborin, cualquier día del año a las 11, uno no puede evitar sentir una mezcla de contrariedad y lástima. ¿¡Cómo!? ¡Este superdeportista tan grandote, saludable y exitoso, puede estar tan destruido!

"Apenas puede tenerse en pie, jadea angustiosamente y, hasta para agacharse en busca de una toalla para secarse, hace un gesto terrible de dolor. "Así está José en ese momento, después de varias horas de su tremendo esfuerzo en la pileta. Y así estará dos veces más en el día, pues la escena se repetirá cuando termine de hacer pesas en el gimnasio y, a la tarde, otra vez en la pileta".

Pero ese no es el único detalle. Pepe se entrena solo. ¿Qué locura? ¿No puede ser?. Viejo, estamos en la Argentina, donde el apoyo oficial al deporte no existe.

Durante la mayor parte del año, Meolans está en Córdoba y su entrenador (Orlando "Tato" Moccagatta), en Buenos Aires. Aparte de la enorme disciplina (mezcla, tal vez, de lo que le viene de aquella raíz pueblerina de Monteros que le transmitieron sus padres y lo que le marcó a fuego su primer gran entrenador, Daniel Garimaldi), la única compañía de José en estos entrenamientos solitarios suele ser el novio de su hermana, que sabe muy poco o nada de deporte, pero le ayuda controlando sus tiempos.

De regreso en su casa, todos los días, José se conecta a Internet para chatear con su entrenador. Dicen que lo primero que éste le pregunta, invariablemente, es por su salud, por sus dolores, si se lesionó o está resfriado, y también por la familia. Tato sabe que esto le rinde a José, tierno y sensible hasta lo inimaginable. Luego chatean largamente sobre la parte técnica. Todo esto me lo contó Carlos Martínez, autor de la nota del diario cordobés.

Así, sobre la base de su propio esfuerzo y la sustentación de la familia junto a sus entrenadores y un reducido grupo de amigos creció y creció. Yo siempre sostuve que los logros del deporte argentino son producto de esfuerzos individuales, nunca de una organización, porque quienes tuvieron y tienen la misión de conducir al país siempre fueron ciegos y sordos a su clamor.

Meolans se unió a la elite de los propios formadores que lideran el remero Alberto Demiddi, el tenista Guillermo Vilas, el rugbier Hugo Porta o Gabriela Sabatini o el yachtman Carlos Espínola.

Forjado en madrugadas de sacrificio casi solitario, sus sueños moldeados en piletas argentinas subieron al podio de la gloria de la natación mundial. Desde Moscú, el mensaje de José Meolans es tan diáfano como las aguas rusas que lo consagraron como el mejor en los 50 metros libre y el segundo en 100 metros libre.

Se puede. Aún frente a la competencia desigual, la ausencia de recursos, la burocracia que frustra, la corrupción que paraliza, los anuncios incumplidos, la demagogia que sube su discurso al carro de los ganadores, se puede.

Su lucha en soledad es la de millones de argentinos anónimos que todos los días apuestan a la esperanza. Nada es más fuerte que su voluntad, que su irrenunciable convicción.

Ahí está el ejemplo de Meolans. Visible. Ahora sí, bañado de dorado, envuelto por el reconocimiento mundial.

Ahí está el nuevo rey de la natación, nacido en una escuela que no sabe de huelgas. Nutrido en aguas incontaminadas, que nunca conseguirán acorralar la ilusión.

"Pepe", el del la imagen de un introvertido, el del espíritu alegre, el enamorado de la natación, el apasionado, el del corazón sensible y tierno, el amigo leal, las aguas del planeta te saludan, mientras que las campanas de quienes luchamos y creemos en la pureza del deporte repican por ti.

EDUARDO ALPERÍN es periodista deportivo desde 1958. Fue prosecretario de deportes del diario La Nación de Buenos Aires y cubrió los Juegos Olímpicos de Montreal 76, Moscú 80, Los Angeles 84, Seúl 88, Barcelona 92, Atlanta 96 y Sydney 2000. Actualmente es jefe de prensa del Comité Olímpico Argentino, asesor de prensa de la Asociación Argentina de Polo, cubre el área de prensa de ESPN Sur y es columnista de ESPNdeportes.com.

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domingo, 07 de abril