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Del Olimpo a la jaula: ¿Quiénes serán los próximos en dar el salto?

En más de una ocasión, Jordan Burroughs ha sentido la tentación de dar el paso al MMA y lograr convertirse en una superestrella reconocida por todo el mundo, con el impacto económico que eso conlleva. Después de todo, su trasfondo como luchador a nivel olímpico le provee las herramientas para triunfar en esta ruda y bien pagada disciplina.

Pero siempre ha acabado encontrando un buen motivo para no hacerlo.

"Claro que lo pienso", dijo Burroughs, quien ganó su tercera medalla de oro panamericana en los 74 kilos en los Juegos recientemente realizados en Lima 2019, "Lo que ganan los peleadores de MMA son cantidades astronómicas. Pero luego veo una pelea de UFC, veo a tipos como Ben Askren, a quien le patean la barbilla... No sé. Yo tengo una familia. Mi esposa no quiere que me pateen la cabeza --y ella es la jefa".

De hecho, el luchador estadounidense tuiteó una foto de Mike Perry, quien recientemente recibió un rodillazo en la cara en un evento de UFC en Uruguay que le deformó completamente el tabique nasal. Junto a la misma escribió el mensaje: "Cada vez que me siento tentado de entrar en el octágono veo algo así y pienso: 'Nah, estoy bien'". Su esposa respondió a su publicación con un irónico: "Actúas como si yo te hubiera dado algún poder de decisión sobre esto".

Burroughs, medallista de oro de los 74 kilos en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, tres veces campeón panamericano y cuatro veces campeón mundial, a los 31 años y en plenitud de condiciones, recibiría una bienvenida con los brazos abiertos en la UFC. Pero con él fuera del panorama, ¿quiénes serán las próximas leyendas de la lucha olímpica, el judo, el taekwon-do en dar el salto a la MMA? Burroughs confirma que sin duda los que se quedan vestidos de rojo o azul lo han pensado más de una vez.

La lucha es el deporte base de una gran mayoría de estrellas que las artes marciales mixtas ha producido a través de la mundialmente famosa Ultimate Fighting Championship en las últimas dos décadas. Tanto así que exmedallistas olímpicos como Yoel Romero o Matt Lindland (ambos plata en Sidney 2000) o Henry Cejudo (oro en Pekín 2008) han conseguido labrarse brillantes carreras en el circuito profesional de la UFC.

La propia UFC no deja de seguir a los luchadores más prometedores como potenciales peleadores de MMA. Los competidores olímpicos significan un gran filón para la compañía basada en Las Vegas, pues la lucha es uno de los componentes más importantes del MMA, pero fuentes de la UFC aseguraron a ESPN que también hay que tener otros aspectos en consideración antes de entrar en la jaula: la preparación física, adquirir las técnicas de otros deportes y artes marciales de las que se nutre el MMA, y la experiencia de competir en combates amateurs, tal y como los luchadores han hecho al prepararse en combates de secundaria y universidad para llegar a los Juegos Olímpicos, son también clave.

"Estamos al tanto de todo el talento disponible y cuando creemos que están preparados, hacemos lo imposible por ofrecerles una oportunidad para que puedan competir con los mejores del mundo. Como la lucha es un deporte que demanda un alto grado de dedicación y disciplina, es fácil ver como la gran mayoría de los luchadores olímpicos que hacen la transición al MMA la llevan a cabo de manera satisfactoria y eventualmente acaban entrando en la UFC", aseguraron las mismas fuentes de la compañía.

Aunque otros deportes de contacto como el judo, el jiu jitsu, el muay thai, o el boxeo también aportan una buena base a los peleadores de MMA, -- Ronda Rousey, por ejemplo, fue plata en judo en Pekín 2008 --, cada vez son más los luchadores que deciden dar el salto a la jaula y probar su suerte en una disciplina en la que predominan gestos técnicos de la lucha, pero en la que la violencia del combate es mucho mayor.

"La diferencia más grande es lo tremendamente físico que es el MMA. Casi tienes que querer hacer daño a alguien para poder competir", comentó Bill Zadick, entrenador de Team USA de lucha olímpica durante la disputa de los Panamericanos. "Igual cuando era joven me lo hubiera planteado, pero cuando creces y maduras, tienes otra perspectiva de la vida. Sería difícil para mí".

Pero entonces, ¿qué puede hacer que atletas que han dedicado su vida al noble arte de la lucha den el paso al MMA? Si bien para Burroughs el tema físico es el factor para alejarlos, para Zadick hay un motivo clave para dar el salto: El dinero.

"Es una salida profesional para muchos luchadores. No culpo a nadie por dar ese paso, al revés, me alegro mucho por los que lo prueban y lo hacen bien", explicó Zadick. "Pero ahora mismo las reglas de la lucha son las mejores que hemos tenido en 30 años, y tenemos a grandísimos competidores que quisiera que siguieran en nuestro deporte. Para eso deberíamos encontrar la forma de construir una mejor economía alrededor del mismo, para que así los luchadores tuvieran ese incentivo".

¿Pasarse al MMA o no pasarse al MMA? Esa es la cuestión

Nadie puede negar por lo tanto que el factor económico es uno de los grandes motivos que pueden llevar a los grandes competidores olímpicos a dejar el deporte que han practicado toda la vida, para dar el paso al MMA. El crecimiento de la UFC ha hecho que los atletas que se atreven a adentrarse en la jaula se conviertan en verdaderas estrellas a nivel mundial. Esto conlleva altos premios económicos por combate, mejores oportunidades de contratos publicitarios, y en general un cambio drástico en el nivel de vida de aquellos y aquellas deportistas que se deciden a dar el paso.

Desde ese punto de vista, parece que la progresión de atleta olímpico al MMA --la misma que hizo por ejemplo el actual campeón mundial de los pesos pesados de la UFC, Daniel Cormier-- puede ser bastante positiva, pero hay otros factores que los propios atletas evalúan para decidir si dar el paso o no.

"Los luchadores somos muy duros. Tenemos la cabeza dura y podemos sobreponernos a situaciones muy complicadas", explicó Kyle Snyder tras ganar su primera medalla de oro en unos Juegos Panamericanos en Lima. "Peleadores como Cormier o (Henry) Cejudo han demostrado que la transición puede ser relativamente sencilla, porque sabemos cómo controlar a nuestro oponente. Entonces, ¿por qué no probar?"

Para su entrenador en Team USA, cada peleador es diferente y se motiva de forma diferente, por lo que más allá de la atracción que personalmente le causa la disciplina, no cree ser capaz de prever qué luchadores podrían acabar dando este crucial paso al MMA o por qué motivos.

"La parte técnica del MMA me intriga, porque me encanta ese aspecto del deporte. Lo veo más como un puzzle, una partida de ajedrez, que como algo brutal", comentó Zadick. "Sí, es un deporte extremadamente físico, pero a la vez es una batalla intelectual".

"Fui a una pelea y me gustó. Entonces dije que sí, que me veía firmando por la UFC. Ahora no lo tengo tan claro, la verdad" Kyle Snyder, medallista de oro en lucha, Lima 2019

"Por eso la decisión acaba siendo tan personal y depende de diferentes aspectos para cada luchador", aclaró.

Kyle Snyder no quiso ser tan categórico en su respuesta. Seguro eso tenga bastante que ver su edad.

El natural de Maryland tiene 23 años y está considerado por muchos como uno de los candidatos a ser el mejor luchador estadounidense de todos los tiempos. Antes de cumplir los 20 años, consiguió la triple corona: en menos de 365 días ganó el título de la NCAA, el Campeonato Mundial de lucha y el oro en Río 2016. Por si eso fuera poco, es también el único luchador en la historia en volver a competir en la universidad tras un oro olímpico para llevarse, de nuevo, el título de la NCAA.

Aunque Kyle está concentrado en su más que probable enfrentamiento contra Abdulrashid Sadulaev por su segundo oro olímpico en Tokio 2020, en más de una ocasión ha asegurado que le atrae la idea de entrar en el octágono, a pesar de que su carrera como luchador olímpico se presume todavía bastante extensa dadas su edad y potencial.

"Fui a una pelea y me gustó. Entonces dije que sí, que me veía firmando por la UFC. Ahora no lo tengo tan claro, la verdad", expresó Snyder. "Quiero competir en la lucha olímpica durante todo el tiempo que Dios me lo permita. Después veremos. Lo que Él quiera será lo que haga".

Estados Unidos es uno de los pocos países que no apoya económicamente a sus atletas olímpicos con fondos de la agencia pública. Team USA y el Comité Olímpico de Estados Unidos se financian a base de contribuciones privadas y donaciones de sus ciudadanos, y en el caso de los luchadores afiliados a US Wrestling, por ejemplo, no reciben un sueldo como tal por su participación en el equipo nacional. Esto causa que en realidad solo los atletas del más alto nivel pueden llegar a vivir cómodamente del deporte sin dar el paso al profesionalismo.

Históricamente, ni siquiera los bonos por medalla eran de gran cuantía. Cuando Henry Cejudo ganó el oro en la categoría de 55 kilos de lucha olímpica en Pekín, su premio fue de $40,000. Sin embargo, aquellos Juegos significaron un cambio radical en el mundo de la lucha en Estados Unidos.

Las tres medallas conseguidas por la delegación estadounidense (Andy Wheeler ganó un bronce en lucha grecorromana y Randi Miller otro en lucha libre femenina) hicieron a US Wrestling replantearse muchas cosas, entre ellas el valor de los premios que otorgaba por metal conseguido a sus atetas.

En pleno auge del UFC, Team USA y el Comité Olímpico se dieron cuenta que el talento se escapaba. El declive en el número de medallas olímpicas en lucha desde que se consiguieran 9 en Barcelona 92 fue paulatino: 9 también 1996, 8 en 2000, 7 en 2004. Cuando la justa de Pekín vio una caída de más del 50 por ciento respecto a los Juegos anteriores, se tuvieron que tomar cartas en el asunto.

De esa necesidad surgió el Living the Dream Medal Fund, creado también a base de aportaciones privadas y donaciones públicas, que tras ser aprobado en junio del 2009, pasó a otorgar $250,000 por medalla de oro en unos Juegos Olímpicos, $50,000 por la de plata y $25,000 por la de bronce. También aumentaron los premios por conseguir medalla en los campeonatos del mundo.

"Es un deporte que sigo, que me apasiona. Lo respeto muchísimo y muchas veces he pensado que si a mis excompañeros les ha ido bien, quizás a mi podría irme bien en esa transición. Pero también pienso que hay muchos de esos peleadores contra los que preferiría luchar sobre la colchoneta que pelear contra ellos en la jaula" Jordan Burroughs, medallista de oro olímpico y cuatro veces campeón mundial

Por si esto fuera poco, se aprobó además que los luchadores todavía compitiendo en la NCAA, que normalmente no pueden ser recompensados económicamente por sus logros deportivos, sí pudieran hacerlo si el premio provenía de este fondo especial. Fue así como Kyle Snyder, que con 20 años se convirtió en el luchador más joven en ser campeón olímpico con su oro en los 97 kilos de lucha libre en Río 2016, mientras seguía enrolado en la universidad de Ohio State, pudo quedarse con su premio de $250,000 por la medalla. La excepción se aplicó por la obvia amenaza que suponía la UFC para un deporte históricamente enfocado en mantener a sus atletas dentro del ciclo olímpico.

Cuando se anunció este fondo especial en 2009, Henry Cejudo fue precisamente uno de los primeros en alegrarse por el cambio. En declaraciones recogidas por el New York Times en junio de aquel año, el mexicano-americano se mostró extasiado de tener la oportunidad de llevarse un bono más grande si lograba colgarse un metal en Pekín.

"Esto es mucho más grande que el bono en si, que el cuarto de millón. Esto va a revolucionar el deporte", expuso el medallista olímpico. "MMA está creciendo y es básicamente un deporte muy parecido a la lucha. Muchos peleadores son exluchadores. Este fondo económico ayudará a que los atletas se mantengan en nuestro deporte".

Cejudo acababa entonces de anunciar que iba a tomarse un año sabático para viajar y empezar una carrera dando charlas motivacionales, pero tras el anuncio de la creación del Living the Dream Medal Fund dijo: "Siempre he luchado por ser el mejor, pero esta noticia ha acabado de convencerme. Pienso ir a por esos $250,000 en 2012".

Finalmente, tras pasar casi tres años sin competir, Cejudo no logró clasificar a los Juegos Olímpicos de 2012.

En 2014 debutó como peleador de UFC y el 8 de junio de 2019 logró convertirse en el cuarto peleador de la historia en reinar en dos categorías diferentes de manera simultánea (en peso mosca y peso gallo).

Solo en la noche que consiguió este hito, en la cual arrebató el cinturón de campeón de peso gallo al brasileño Marlon Moraes, la UFC publicó que Cejudo se había llevado un bono de $50,000 por la mejor actuación masculina de la velada. Aparte de eso, recibió una cantidad que no se llegó a publicar por presentarse al combate y otra por ganarlo. La última cifra comunicada oficialmente respecto a las ganancias de Cejudo en una sola noche de combate datan de agosto del 2018, cuando recibió $100,000 por su participación en el UFC 227.

Un balance entre la importancia del dinero y la integridad física del peleador

Burroughs, quien también ganó medalla de oro en Londres 2012, ha recibido, según el último desglose del Living the Dream Medal Fund (diciembre 2018), un total de $480,000 en bonos por sus logros deportivos desde que se instauró el fondo en 2009. Incluida en esa cifra están los $250,000 que consiguió por su presea dorada en Londres 2012. El total de su bonificación le coloca en lo más alto de la lista de luchadores que han recibido estas recompensas monetarias por parte de US Wrestling.

Según el mismo desglose, en el último ciclo olímpico que comprende de 2017 a 2020, el atleta de Sicklerville, Nueva Jersey, ha recibido $65,000 del fondo: $50,000 por su campeonato del mundo en 2017 y $15,000 por el bronce en el de 2018. Burroughs también tiene varios acuerdos de esponsorización con marcas deportivas y de otros ámbitos que complementan sus ganancias anuales.

Las diferencias económicas por lo tanto son abismales, por más que la federación de lucha estadounidense haya intentando apaciguar las ansias de sus atletas con mejoras sustanciales en los premios que perciben por su rendimiento en las grandes competencias. Si Burroughs, siendo uno de los mejores luchadores de la historia del deporte en Estados Unidos, sólo ha recibido en 10 años --más allá de las ayudas, gastos de entrenamiento y pagos de sponsors-- el equivalente a lo que su excompañero Henry Cejudo puede ganar en tres o cuatro veladas en UFC, es más que comprensible que los atletas que han dedicado su vida a la lucha busquen cada vez más aterrizar dentro del octágono.

Por si esto fuera poco, tampoco se puede decir que la aparición del Living the Dream Medal Fund haya catapultado la producción de medallas olímpicas en la disciplina a cotas que se asemejen a la maravillosa generación que ganó 13 preseas en Los Ángeles 84. Aunque en el primer ciclo olímpico que se implementó el fondo, de cara a Londres 2012, el número de preseas conseguidas por Team USA sí volvió a subir de 3 a 5, para 2016 la cifra bajó de nuevo a solamente 3.

De cualquier manera, a todo un campeón como Burroughs, estandarte y amante de la lucha, no le cuesta reconocer todo lo positivo que tiene este deporte relativamente moderno --más allá de las remuneraciones de sus peleadores. Quizás por eso llegó a plantearse su propia transición a la UFC.

"Salgo de este torneo [los Panamericanos de Lima] y tengo un par de rasguños. Cuando sales de una pelea de MMA seguramente vayas en silla de ruedas de camino al hospital. Para mí la lucha tiene un toque más artístico", comentó el oro olímpico. "Igual, el MMA me encanta. Es un deporte que sigo, que me apasiona. Lo respeto muchísimo y muchas veces he pensado que si a mis excompañeros les ha ido bien, quizás a mi podría irme bien en esa transición. Pero también pienso que hay muchos de esos peleadores contra los que preferiría luchar sobre la colchoneta que pelear contra ellos en la jaula".