El novato de Dallas disfruta jugar en la NBA sin la presión por todas las etiquetas que le colocaron y da destellos del brillante futuro que tiene en la liga.
Cuando no está acción dentro de la duela, Cooper Flagg suele sentarse al lado de Klay Thompson, el cuatro veces campeón de la NBA, junto con Anthony Davis y Kyrie Irving, uno de los líderes del presente de los Dallas Mavericks; observa el juego, alienta a sus compañeros y recibe con atención los comentarios del coach Jason Kidd.
En un róster como el de los Mavs lleno de talento y figuras como Klay, AD, Kyrie y el recién llegado D’Angelo Russell, por ahora el novato suele pasar desapercibido en el banquillo, no hace aspavientos, no reclama, apoya sin lucirse. Sabe que su rol por ahora pasa más por aprender y desarrollar su juego para entonces sí, ser la siguiente gran estrella de la franquicia texana, ¿quizás el próximo Dirk Nowitzki?
“Solo disfruta tu temporada de novato, tu año de novato ocurre una vez, así que, solo le he dicho que juegue y disfrute su año de novato porque se va muy rápido y no hay nada como tu primer año”, ese es uno de los grandes consejos, seguro de muchos, que Klay Thompson le ha dado al egresado de Duke y que compartió durante su pasada visita a la CDMX para el juego ante Detroit Pistons.
El juego de los Mavericks es uno con Cooper en la duela y otro sin él. Ante la ausencia del lesionado Kyrie, DLO toma el control de las acciones y manda en la duela. Entrando en su temporada 14, Russell tiene los blasones para ser la voz cantante; así, el ritmo de Mavs es pausado, lateral y con el tiro exterior como recurso, pero cuando Cooper Flagg entra, las cosas cambian.
Si el coach Kidd lo deja en su posición original de alero, Cooper apuesta por abrirse a las bandas y desde ahí atacar el aro, sus 2.06 m de estatura le brindan la confianza para enfrenarse a quien se le ponga en frente. Prefiere eso al tiro libre, ya que su 33.3% de efectividad desde el arco es uno de los aspectos a mejorar.
Sin embargo, si Kidd le da la responsabilidad de armar el juego, los Mavs optan y logran transiciones rápidas. Cooper, espigado, ligero y con su gran control de balón atraviesa la duela en unas cuantas trancadas, concluye las jugadas con o sin falta, y si es con falta ojo, pues presume un 100% de efectividad en tiros libres.
A sus 18 años de edad, su juego y su mentalidad parecen los de un basquetbolista experimentado, que lo ha ganado todo, habla con soltura sin frases rebuscadas, consciente de que su carrera en la NBA apenas comienza, que tiene mucho trabajo por hacer y cosas que mejorar, pero que el futuro de los Mavericks le pertenece.
“No importa de donde vengas, tienes que mantenerte, seguir adelante, pensar en grande; lo que importa es trabajar duro, dedicarte a las cosas correctas. Sacrificas muchas cosas, pero si ese sacrificio te hace jugar mejor, no importa”, dijo tras su primera experiencia como jugador de la NBA fuera de Estados Unidos.
Y si bien el inicio de la temporada 2025-26 de Dallas no ha sido lo que se esperaba (2-5 hasta los juegos del martes) una cosa es segura, más temprano que tarde el novato catapultará a los Mavericks a los primeros puestos de la Conferencia Oeste y el futuro de la franquicia luce sólido fincado en su nuevo estandarte, Cooper Flagg.
