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Justin Tinsley | The Undefeated 6y

Kostas reta a su hermano Giannis Antetokounmpo

En una noche calurosa en Las Vegas, donde las temperaturas fácilmente pueden superar los 100 grados Fahrenheit (37.7 grados Celsius) a la medianoche, el novato de los Dallas Mavericks, Kostas Antetokounmpo, siente escalofríos. De pie en un salón que conduce a la cancha del Thomas & Mack Center de la Universidad de Nevada Las Vegas (UNLV), Antetokounmpo acaba de terminar su primer partido en la NBA.

Fue una derrota 92-85 en la Liga de Verano a manos del primer seleccionado Deandre Ayton y los Phoenix Suns. Antetokounmpo no tuvo mucho tiempo de juego. Un rebote tardío le ayudó a conseguir sus únicos tantos del partido. Sin embargo, nada de ello importó en ese momento. “Me sentí un poco nervioso”, expresó, mientras emerge una inocente mueca en su rostro. “Siento que cada primer partido es así. Pero este fue algo especial, ¿sabes? Poder vestir una camiseta de la NBA, es un sueño hecho realidad”.

Ese sueño forma parte de un negocio familiar nacido en Atenas y que ha llegado a convertirse en fuerza preponderante en Estados Unidos. Antetokounmpo es la nobel figura más reciente dentro de la fraternidad dentro de la fraternidad de la NBA: hermanos consanguíneos que juegan en la misma liga. Están los casos de Stephen y Seth Curry. Pau y Marc Gasol. Justin, Jrue y Aaron Holiday. Brook y Robin Lopez.

Marcus y Markieff Morris. Mason, Miles y Marshall Plumlee. Tyler, Luke y Cody Zeller. Y ahora tenemos a Kostas y a su hermano Giannis “La bestia griega” Antetokounmpo de los Milwaukee Bucks. No está claro aún si Antetokounmpo formará parte del roster de noche inaugural de los Mavericks cuando comience la temporada.

Hay un consejo que éste recibió por parte de Isaiah Thomas que le ha ayudado, tanto dentro como fuera de la cancha. Thomas, al igual que Antetokounmpo en 2018, fue el último seleccionado del draft NBA de 2011 y desde allí, ha desarrollado una carrera productiva y larga. “(Thomas) sólo me dijo que me pusiera a trabajar”, indicó. “Trabaja duro y juega fuerte. No importa si se es el primer seleccionado o si no se es escogido en el draft. Uno es quien define su juego, no el puesto de selección en el cual uno fuera tomado”.

El deporte forma parte del linaje familiar. Es el tercer miembro de la familia Antetokounmpo en vestir ropa oficial de la NBA. Francis, el mayor de los “Cinco Antetokounmpo” jugó al fútbol profesionalmente en Nigeria y Grecia, al igual que baloncesto profesional en Grecia. Y Antetokounmpo predice que habrá un cuarto (Alexandros, el menor) que un día llegará a decir que la NBA es su lugar de trabajo. Actualmente, Thanasis juega profesionalmente en el extranjero y tuvo una corta estadía con los New York Knicks durante la temporada 2015-16. Y su hermano mayor Giannis se encuentra en la lista corta de candidatos para asumir el título de “Mejor Jugador del Mundo” una vez que termine el reinado de LeBron James. A pesar de ello, ya Antetokounmpo se encuentra anticipando ese primer encuentro contra su hermano, la súper estrella de los Milwaukee Bucks.

“Le dije (a Giannis) que voy a intentar patearle el trasero”, indicó Antetokounmpo, sin intento alguno de disimular sus risas. “Le digo lo mismo a todos mis hermanos. Siempre decimos que, si nos llegamos a enfrentar, lo único que haremos será, quizás, permitirles encestar en una ocasión. Después de eso, lo voy a cercar”.

Antetokounmpo conoce a Giannis mejor que la mayoría, pero cuesta imaginarse un escenario en el cual logre contener a uno de los jugadores más talentosos de la Liga. Se trata de un clásico caso de un hermano menor retando al mayor. Y esa es precisamente la mentalidad que necesita tener, mientras llega a una liga que se beneficia actualmente de uno de los mayores flujos de talento que jamás haya visto. Sin embargo, Antetokounmpo es ahora un personaje dentro del drama que domina en los bares, salones, barberías y bebederos de agua en todo Estados Unidos.

“Siento que, cuando estaba afuera, (viendo) todo esto de la agencia libre”, relata Antetokounmpo mientras se rasca la cabeza, “¿no estaba prestando atención realmente? Sólo estaba pendiente de ver a jugadores importantes que partían hacia equipos distintos. Ahora, estoy realmente interesado. Es importante saber quién viene y quién se va”.

Quizás no ha visto con detenimiento la agencia libre hasta el mínimo detalle. Sin embargo, Antetokounpo llega a la NBA con un nivel de conocimiento con el cual no cuenta la mayoría de los novatos. “No hay mucha gente, no hay muchos hermanos que jueguen en la NBA”, indicó con respecto a la bendición recibida por parte de sus parientes cercanos. “No hay muchos hermanos que sean tan exitosos como nosotros”. Ha visto al baloncesto y el negocio implícito en él a través de los ojos de sus hermanos y tiene la intención de aplicar las lecciones aprendidas.

Entiende bien que haber sido tomado en el draft no significa el fin de la búsqueda por mejorar. Por el contrario, se acrecienta. Se trata de mejorar y tener éxito o permitir dormirse en los laureles y perder un puesto en una de las industrias más exclusivas del planeta. Más allá de cualquier faceta singular de su juego físico, si desea agudizar su mentalidad.

“Sólo espero poder ser capaz de comunicarme mejor. Porque, en ocasiones, al jugar frente a grandes multitudes, hay que saber alzar la voz”, dice Antetokounmpo. “Hay que hablar. Hay que asegurarse de que todos se encuentren en la misma mentalidad. Hay que ser líder”.

Una fuente emanadora de ese deseo de liderazgo la representa Charles, su padre fallecido. El mayor de los Antetokounmpo murió súbitamente de un ataque cardíaco en septiembre de 2017 a los 54 años. En ese momento, Antetokounmpo comenzaba el que fue su único año en la Universidad de Dayton. Charles Antetokounmpo fue futbolista profesional en Nigeria y se mudó a Grecia en 1991 con su esposa Verónica. Su trayecto, desde emigrar a Grecia, pasar dificultades para ganarse la vida en Sepolia, vecindario del norte de Atenas, hasta hacer hogar en Milwaukee, en muchas formas se asemeja a lo leído en los titulares de la actualidad. Y, en la base de su migración entre países, siempre se encontraba la idea de la familia. Vivir sin la presencia de su padre representa un proceso diario de adaptación para Kostas y para todo el clan Antetokounmpo. Antetokounpo da crédito a sus compañeros en Dayton por haberle ayudado durante la tragedia más dolorosa de su vida. “Cada ocasión que pongo pie en la cancha tiene un significado. Uno puede dejar este mundo así de rápido”, dice Antetokounmpo, haciendo un chasquido con sus dedos. No es una persona sumamente emotiva. Pero este tema le hace viajar a un sitio distinto, mentalmente hablando.

“Hablé con mis padres (el día anterior al suceso). Luego, recibo una llamada al día siguiente (y me dicen que) ha partido. Simplemente, estoy agradecido por estar aquí. Agradecido por haber llegado a dónde estoy. Agradecido por el lugar en el que se encuentra mi familia”.

Afirma no ser una persona que gusta de pensar demasiado en el futuro. Vivir el momento es importante. El deceso de su padre sólo ayudó a reforzar esta idea. Es un adulto en edad y profesión. Sin embargo, sigue habiendo un brillo de niño en sus ojos que no ha cambiado con la dura realidad del deporte profesional. Es una cualidad entrañable en el alero de 6 pies, 11 pulgadas de estatura. Representa una personificación ambulante de la letra de Big Sean: “lo soñé y lo llevé a la vida real”. “Sigo asombrado. Aún no lo puedo creer”, dijo Antetokounmpo antes de encontrarse con sus compañeros. “Sigo orándole a Dios todos los días. He recibido muchas bendiciones”.

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