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Isaiah Thomas no se da por vencido

David Liam Kyle/Getty Images

LOS ÁNGELES – Isaiah Thomas se inclina hacia la mesa alta del restaurante, abre su mano y hace una señal muy similar a la de “deténgase”. “No quiero sonar negativo”, afirma; aunque sigue charlando. Todo se debe al hecho que un hombre de 5 pies y 9 pulgadas de estatura no llega a alcanzar el estrellato sin mantener la cautela. Permaneció durante demasiado tiempo en el tabloncillo con los Celtics y regresó demasiado pronto a los Cleveland Cavaliers. Su cuerpo y chequera pagaron un alto precio.

Entonces, sentado aquí en Ocean Prime, está hablando sobre el tema inescapable a la hora de contar su historia: dinero, la clase de plata que se le paga a las estrellas de la NBA.

“Siempre puedes jugar a los supuestos, pero, hombre, me han fregado tantas veces. Pero, claro que pienso sobre ello. Soy humano”, dice Thomas, encogido de hombros y mirando hacia la ventana que da al Wilshire Boulevard. “Soy humano”.

Isaiah Thomas había llegado a creer que este sería el verano de su extensión contractual a salario máximo con los Boston Celtics. Por el contrario, tuvo una oferta de contrato garantizado en los primeros días del periodo de agencia libre del mes de julio, la cual decidió aceptar: un pacto a salario mínimo de veteranos por $2 millones con los Denver Nuggets.

“La gente ahora tiene miedo de mi cadera”, dice Thomas. “Debo mantenerme realista conmigo mismo. Debí entender que este verano las cosas no girarán en torno al dinero. Debo demostrarle a la gente que puedo jugar, y jugar nuevamente a un alto nivel. Y así lo haré”.

Hace 18 meses, Thomas era un héroe de culto con los Celtics. Hizo una actuación récord de la franquicia, anotando 53 puntos en el TD Garden en el cumpleaños 23 de su hermana, recién fallecida en trágicas circunstancias. Su habilidad anotadora dominaba los cuartos periodos como no lo hacía nadie más en la NBA. Su historia de hombre luchador en los rangos más bajos de la liga se acercaba al punto final para ser sustituida por un ascenso improbable al estrellato. Isaiah Thomas creía haber hecho suficientes méritos para hacerse con un contrato por $150 millones, quizás más, y llevó sus caderas lesionadas hasta los playoffs 2017 de la NBA hasta que los daños y dolores lo obligaron a abandonar la temporada, además de salir de Boston para hacerle paso a Kyrie Irving.

“Si no hubiese jugado en los playoffs, estaría muy bien”, dice Thomas. “Se me estaría pagando. Hubiese sido quien soy… quien era. Pero no podías decirme en ese preciso momento (con todo lo que me estaba pasando) que, muy bien, debía quedar fuera de acción. Tampoco creo que Boston lo manejó de forma apropiada”.

“Aunque, al mismo tiempo, era difícil para mí el estar fuera de la cancha. Acababa de perder a mi hermana, una de las personas más cercanas a mí en la vida. El baloncesto era lo único que podía ayudarme (a llevar el duelo). Jugué hasta que, literalmente, no pude jugar más. Y no fue una buena decisión de negocios si lo veía a largo plazo, solo que pensaba en el ‘aquí y ahora’. Eso fue todo”.

“Probablemente, me habrían cambiado. Sin embargo, habría estado en la posición suficiente para demostrar mi valor y el año pasado, nunca estuve en una posición para poder demostrarlo”.

Para aquellos que consideran que el verano pasado fue un desastre para él, Thomas lo considera meramente como una decepción. Al final, tuvo una oferta legítima, la de los Denver Nuggets, hecho que él denomina, sin más, como “irrespetuoso”.

Thomas estuvo ausente durante siete meses la pasada campaña, para volver a principios de enero. “Fue demasiado pronto, fue un error”, afirma. “Debí haber esperado hasta haber terminado el receso del Juego de Estrellas”. Y luego de haber sido negociado otra vez (en esta ocasión, a los Lakers), Thomas puso punto final a su campaña a finales de febrero con un procedimiento quirúrgico de artroscopia. El médico limpió los cuerpos sueltos de su cadera, aliviando así la incomodidad a largo plazo. Thomas se encuentra cerca del final de un proceso de recuperación y proceso de rehabilitación de cuatro meses de duración, para ser nuevamente operativo en su totalidad a tiempo para los campos de entrenamiento, a llevarse a cabo a finales de septiembre.

Para pasar de sumar 29 puntos por partido con los Celtics al puesto de base suplente con los Nuggets a salario mínimo, se entiende que la cadera cambió toda la situación de Thomas. Acaba de completar un contrato por cuatro años y $27.5 millones en el presente año, pacto firmado originalmente con los Phoenix Suns en 2014. Entre ese momento y el presente, Thomas se convirtió en dos ocasiones en All-Star, jugador All-NBA de segundo equipo y, de cierta forma, ahora se ha quedado relegado.

“Lo entiendo, más no lo acepto”, dice Thomas. “Muchas otras personas quedan lesionados y reciben oportunidad tras oportunidad. Consiguen el gran chance. Ganan los sueldos importantes, sin importar si están lesionados. Hay muchas personas que han sufrido lesiones serias y aún así, siguen siendo bien remunerados. En mi caso, fue un problema de tiempo. Nunca ves a un pequeño como yo recibir dólares en grandes sumas. Nunca se ha visto en la NBA”.

El presidente de operaciones de baloncesto de los Nuggets Tim Connelly necesitaba un base suplente, además de una presencia en la banca capaz de aportar puntos, con el pase de Will Barton a un rol titular. Puso en la mesa la idea de firmar a Thomas al conversar con Michael Malone. El entrenador de Connelly no necesitó ser convencido de buscar a Thomas. Malone no solo fue entrenador de Thomas con los Sacramento Kings en 2013-14, sino que le dio su primera oportunidad como titular en la NBA. Si bien la organización mostró dudas de pensar en Thomas como abridor, eventualmente Malone llevó la idea a su ejecución. Connelly hizo las llamadas obligatorias para investigar (a los Celtics, Lakers, Cavaliers, ex compañeros de Thomas), pero nada de lo que escuchó logró opacar el patrocinio de su propio entrenador. Sí, es cierto que Thomas tiene una voz fuerte e influencia, sin embargo, ¿hay otra forma en la cual el seleccionado número 60 del draft de la NBA, casi que un ácaro, pueda surgir? Y he allí una gran razón por la cual Connelly piensa que a Thomas le irá bien en Denver.

Eventualmente, Malone llamó a Thomas y comenzó de esta forma, según indica el entrenador: “Quiero que sepas que Jamal Murray es nuestro base titular en estos momentos y lo seguirá siendo en el futuro. SI estás buscando ir a algún sitio para luchar por minutos como titular, pues, eso no ocurrirá aquí”.

Thomas quería la oportunidad de jugar y de restaurar su valor en el mercado y eso es más fácil de hacer aportando en un equipo de calidad, en vez de sumar estadísticas inútiles en un club perdedor. Entonces, Thomas voló para ir a la Liga de Verano de Las Vegas hace dos semanas y se reunió con Connelly, el gerente general Arturas Karnisovas, el asistente al gerente general Calvin Booth y Malone en una suite en el Cosmopolitan. Thomas y Malone no necesitaban el requisito de la reunión, pero Thomas y Connelly sí.

“Quería hablar con él frente a frente”, afirma Thomas. “Quería que él sintiera mi pasión por jugar”.

Thomas se sintió desgastado y sufría las consecuencias de sus roces con Boston y Cleveland. Le indicó a Connelly que no lo conocía y, en consecuencia, no podía confiar en él. Connelly le dijo a Thomas que entendía la situación y, entonces, le recordó a Thomas: “Tampoco confío en ti”.

Desde ese punto, la conversación transcurrió fenomenalmente: Connelly requiere un suplente con capacidad anotadora tras el pase de Barton al quinteto titular, además del hecho que un trato a salario mínimo por un año libera a los Nuggets de cualquier riesgo financiero causado por la cadera de Thomas. Hay poco por perder. Para aquellos que se preguntan por la gran personalidad de Thomas (la forma en la cual éste repercutirá en un vestuario lleno de jugadores jóvenes, talentosos y aplicados), pues Malone desea que Thomas aporte algo más allá de sus credenciales de playoffs a la causa de los Nuggets.

“Tenemos un vestuario tranquilo”, dice Malone. “No será malo para nosotros contar con su voz y personalidad allí dentro. Quiero que Isaiah sea Isaiah”.

Antes de perfeccionar el acuerdo con Denver, Thomas contactó al gerente general de Boston Danny Ainge. Conversaron durante 15 y 20 minutos, según indica Thomas, expresándole a Ainge: “Si existe la oportunidad, me gustaría dejarte saber que me encantaría volver”.

Ainge le respondió tener mente abierta hacia esa idea, pero que los Celtics necesitaban completar las discusiones de la agencia libre restringida de Marcus Smart antes de poder siquiera considerar la idea de extender una oferta a Thomas. Ainge estaba dispuesto a proseguir con la conversación, pero Thomas aceptó la oferta de los Nuggets antes de que Boston pudiera llegar a su nuevo pacto con Smart. “Mie---, habría vuelto”, dice Thomas. “No guardo rencores”.

A pesar de ello, Thomas se siente emocionado de poder jugar nuevamente bajo las órdenes de Malone y le encanta ver a los Nuggets jugar al baloncesto. Puede hablar de lo mucho que disfrutan su mutua compañía, y él desea formar parte del esfuerzo que les saque del noveno lugar e impulse hacia los playoffs de la Conferencia del Oeste. Están cerca de alcanzarlo y Thomas lo sabe. “Ellos me necesitan y yo a ellos”, afirma Thomas. “Mi cadera no está en estado normal. Eso lo entiendo. Pero eso no significa que no pueda jugar a alto nivel. Esa es la razón por la cual debo luchar, y mostrarle nuevamente a la gente lo que puedo hacer. Y estoy dispuesto a hacerlo. Dispuesto”.

“Escuchen, esta no se trata de una historia en la cual yo me ponga a echarle la culpa a los demás. No se trata de ello. Estoy bien en la situación en la que me encuentro. Debo ser positivo y controlar las cosas que pueda controlar”.

Sin embargo, hace una pausa y, sí, el “¿qué pasaría si…?” desaparece, porque Isaiah Thomas no habría llegado a la NBA y menos al nivel de All-Star, sin la disposición para luchar contra el mínimo matiz (real o imaginario), tratándolos como si todos fueran amenazas a su existencia.

Isaiah Thomas tiene 29 años, lucha contra su cuerpo y la realidad y la percepción y contra una NBA dispuesta a desestimarlo como si fuera un bien dañado. Al final no fue el verano de agencia libre que él se imaginó para sí mismo. Sin embargo, consiguió empleo en Denver, la oportunidad de restaurar parte de su prestigio. Y promete no pensar más en supuestos mientras degusta una bebida helada en un día de verano.

“Sólo pienso en lo que viene después”.