<
>

Damian Lillard, el talento oportunista

Damian Lillard Getty Images

La escena suele repetirse tan a menudo que ya es un lugar común insoportable para el cine de Hollywood: el hombre le dice al taxista que se quede con el vuelto, que no se haga problema, mientras baja con la corbata desalineada y corre hacia el ingreso del aeropuerto para decirle a la mujer que la ama, que entendió todo, que quiere vivir el resto de su vida con ella y muchas otras cosas más.

Pero ya es tarde: la mujer está arriba de un avión y lo que pudo haber sido jamás será. El momento, ensayado una y otra vez frente al espejo, no tiene concreción por falta de oportunismo. No se trata del acto per se, sino de llevarlo a cabo en el momento justo. Ni antes, ni después. Justo.

El deporte suele brindar oportunidades en la que tiempo y espacio confluyen para abrir puertas hacia la eternidad. Es el instante preciso, exacto, que permite subirse a un tren que rara vez pasa dos veces. Y el truco encuentra recepción cuando logra consumarse sin fisuras ante los ojos de todos. "El destino es el que mezcla las cartas pero nosotros somos los que jugamos", dijo alguna vez William Shakespeare, y vaya si tenía razón.

Damian Lillard supo congeniar, en el triunfo de Portland Trail Blazers ante Oklahoma City Thunder, las mejores tres cosas que tiene el básquetbol: puntería, oportunismo y entorno. Así lo soñó James Naismith en sus orígenes y esa brisa sigue soplando en cada partido que se lleva a cabo a lo ancho y largo del mundo. Todo jugador fantasea, en algún momento de su vida, con algo similar: anotar el tiro de último segundo para ganar el partido, para quebrar la serie, para sumergirse de un chapuzón en el éxtasis que provoca el alarido consumado. Los relojes derretidos de Salvador Dalí se recrean en el grito unificado propio de una arena romana.

"Fue una gran sensación cuando la pelota salió de mis manos", dijo Lillard. "Se sintió muy bien y honestamente pensé que era una distancia cómoda para tomar el tiro", completó.

La realidad es que su tiro fue tan extravagante, tan inusual, que provocó estupor y admiración por igual en el mundo NBA. El lanzamiento de 11 metros de distancia, en movimiento, es completamente atípico para el juego. Lillard acostumbra a hacer cosas extraordinarias, pero esta concreción fue como pedirle a un francotirador avezado que cace un guepardo a las corridas. Posible, sí. Improbable, también.

"Ese fue un tiro malo, malísimo", dijo Paul George. "No me importa lo que digan los demás. Es un mal tiro, pero lo convirtió. Viviremos con eso", completó el alero de OKC.

No podemos culpar a George por su bronca (el Thunder ganaba por 15 puntos con 6.55 por jugar), pero claro, las recetas extraordinarias suelen tener ingredientes inusuales. Y generan esta clase de reacciones. Desactivar la bomba, en el último segundo, cortando el cable de un cuchillazo, es extravagante, circense, pero oportuno al fin. Y eso, al final del día, es lo que cuenta.

Lillard se convirtió en el único jugador en anotar un tiro de último segundo para quebrar una serie de playoffs en las últimas 15 postemporadas. Lo curioso es que no fue la única vez, ya que lo hizo en 2014 cuando arruinó a los Houston Rockets de Dwight Howard y compañía.

Su noche quedará grabada a fuego en la historia, no sólo por el desenlace abrupto, sino porque convirtió 50 puntos, el máximo de su franquicia en un partido de playoffs, con 10-18 en triples, siendo esta la segunda mejor marca histórica detrás del arco en un juego de postemporada.

"Fue por lejos la mejor performance que vi en mi vida", dijo Meyers Leonard al cierre del encuentro. "La manera en que lidera Dame, la forma en que encara cada día, la calidad de compañero, amigo que es, todo el trabajo que pone y las ganas que tiene de permanecer en Portland hacen que sucedan estas cosas... este muchacho es realmente increíble".

Lillard, el talento oportunista, enfrentará con sus Blazers al ganador de la serie entre Nuggets y Spurs, que tiene a Denver 3-2 arriba en la eliminatoria.

Con mucho por jugar aún, lo mejor está por venir.

Bienvenidos, una vez más, a los playoffs de la NBA.