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Para LeBron James, las segundas partes son buenas

Tras un invierno largo que incluyó hibernación en los pasados playoffs, LeBron James está viviendo una nueva primavera con Los Angeles Lakers en su segunda temporada con la franquicia. La crónica de una muerte anunciada de la pasada Liga, con un equipo carente de tiradores y con muchas más promesas que realidades, contrasta con la ilusión que genera una estructura actual que, en temporada baja, se nutrió de todos los elementos necesarios para pelear por el premio grande.

En la temporada de NBA más disputada de los últimos años, los Lakers se perfilan a competir hasta los últimos dias en la Conferencia Oeste. Un cambio de 180 grados en las decisiones de la directiva con fichajes a la altura de las circunstancias, han permitido tener un equipo compacto, serio, cuyo objetivo principal es construir aún más a su segunda unidad.

Hay un dato que ilustra a la nueva armada de Frank Vogel: los Lakers son, actualmente, el mejor equipo defensivo de la NBA. La impronta de su entrenador estuvo siempre enfocada al juego sin pelota y las caras nuevas tienen que ver mucho con esto: Avery Bradley y Danny Green en el perímetro, Anthony Davis y Dwight Howard en la pintura. Ese póker le ha permitido, en ambos costados, un protagonismo más repartido a su equipo evitando los excesos de entusiasmo de James o las aventuras desmedidas del joven Kyle Kuzma en tiempos pasados. Cuando hay soluciones repartidas, hay equilibrio. El mayor desafío ahora es ajustar tuercas en la segunda unidad para tenerla a tono ante rivales de jerarquía.

El básquetbol es un juego de contagio. Si nadie comparte el balón, la mezquindad se hace extensiva a todas las posiciones. Una fruta en malas condiciones pudre el cajón completo. Y si bien el fanático promedio reconoce esto habitualmente en ataque, en el costado defensivo aparece con mayor frecuencia: si uno o más compañeros no defienden, las fisuras aparecen una tras otra y el barco está destinado a naufragar. Sin rotaciones defensivas adecuadas, sin forzar tiros producto de piernas veloces, no hay rebotes defensivos o robos. Y si eso no ocurre, no hay transición. Y sin transición no hay ritmo NBA.

Queda claro que el ritmo, hoy por hoy, es todo.

Vogel ha utilizado a LeBron como su profeta ideal para dar a conocer el mensaje. Si él está convencido, si él se esfuerza, todos lo harán. Esa parece ser la premisa sostenida para gestar el básquetbol 360º que los Lakers exhiben en diferentes pasajes de los juegos. Uno para todos y todos para uno. Hasta la aventura llamada Howard, ese fichaje de un gigante que parecía un ex jugador, parece dar sus frutos a diario. Más de una estrella ha visto caer la manzana sobre su cabeza para entender el mensaje: los egos desmedidos solo conducen a las excusas y no a los éxitos.

Como nos indica el departamento de estadísticas de ESPN, los Lakers están permitiendo sólo 96.3 puntos cada 100 posesiones esta temporada, la mejor eficiencia defensiva de toda la Liga. De acuerdo a Second Spectrum, sólo han permitido 0.88 puntos por posesión en el pick and roll, también mejor marca en la NBA. Con la versatilidad que poseen James y Davis, el mejor duo de perimetral-interno de toda la Liga, la explicación es tan lógica que abruma. Con esas piernas el cambio defensivo parece nunca ocurrir y el desvío de tiros es insoportable para cualquier atacante.

Hay un dato que llama mucho la atención y que curiosamente no incluye a JaVale McGee, otro especialista defensivo en la pintura. Cuando Davis y Howard compartieron cancha, los Lakers vencieron a sus oponentes por 62 puntos y han alcanzado una eficiencia defensiva de 77.9.

Sumemos a esto que LeBron está impidiendo el 70% de los tiros de sus atacantes, contra el 54% de la temporada pasada. Además, está empujando a sus rivales a tomar tiros más lejanos (en seis juegos, han ejecutado lanzamientos a 5.36 metros contra 4.75 de 2018-19), con 0.77 puntos por jugada y ha extraído cuatro faltas ofensivas, igualando el cuarto máximo en este aspecto en la NBA. En toda la temporada pasada, James sólo extrajo ocho faltas ofensivas. Compromiso y voluntad, dos palabras que acompañan a la estrella de Akron en 2019-20.

Más allá del rendimiento grupal coordinado y efectivo, lo individual también salta a la vista: Anthony Davis (28.5 puntos y 11.5 rebotes) lidera el PER de los Lakers con 30.24 por aparición, seguido por LeBron James (25.5 puntos, 11.2 asistencias) con 29.02 y por Dwight Howard (6.8 puntos, 8.2 rebotes) con 22.34.

Recién transitamos el amanecer de la temporada, pero los Lakers, que han ganado cuatro partidos en fila y que tienen su mejor arranque (5-1) desde 2010-11, tendrán esta semana una prueba real para saber dónde están parados, cuando enfrenten al sorpresivo Miami Heat y a Toronto Raptors, los campeones reinantes de la NBA.

"Estoy jugando sin lesiones. No estoy dolorido. Mi velocidad está de regreso, mi fuerza también", dijo James luego del triunfo de Lakers 103-96 ante San Antonio Spurs el domingo, su primer triunfo en el AT&T Center desde 2015. "Obviamente tenemos mucho por mejorar en ofensiva, pero queremos brillar en defensa cada partido", dijo Anthony Davis. "Queremos ser el mejor equipo defensivo de la Liga y seremos difíciles de vencer", agregó.

El físico es importante, pero es la confianza la que permite el crecimiento.

El set ya está montado en Hollywood. Y si bien aún queda mucho por transitar, LeBron está próximo a decir que, por primera vez, las segundas partes pueden ser mejores.

Con guión, director, actores principales y elenco de reparto, los argumentos están a la vista.