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Chris Paul y el regreso del básquetbol que piensa

El base del Thunder manejó los tiempos como nadie durante toda la eliminatoria ante los Rockets. Getty Images

El Thunder, finalmente, perdió frente a los Rockets. La realidad le ganó el duelo a la expectativa, y fue James Harden quien tuvo su redención defensiva con una jugada sin balón brillante contra Lughentz Dort. Porque en este juego, Harden jugó como Dort y Dort lo hizo, curiosamente, con el poderío anotador de Harden. Fue, su decisión definitiva, la redención de la tapa que le propinó Manu Ginóbili, de San Antonio Spurs, en mayo de 2017, que significó la eliminación de playoffs de Houston a manos de San Antonio.

El desenlace, también, fue una enseñanza: el básquetbol te quita y te da. Y a veces, los libretos predeterminados se reconstruyen con la improvisación de los actores.

Oklahoma City dejará la burbuja de Orlando con el sabor agridulce de haber errado un solo número para quedarse con el pozo mayor de la lotería. Sin embargo, no todos los pensamientos que los circundan son fantasmas de desdicha: el equipo de Billy Donovan logró transformar una ruta destinada a la reconstrucción en un camino hacia El Dorado. En una temporada baja de doble vía, que vio la partida de Paul George a Los Angeles Clippers a cambio de proyectos jóvenes, y otra que vio la llegada de un veterano Chris Paul por Russell Westbrook, los pronósticos para el Thunder no eran demasiado alentadores.

Pero aquí, también, tuvimos otra gran enseñanza. Chris Paul, escultor de mentes y almas, redefinió a su equipo con el poder de los grandes líderes. Y no solo eso: estuvo a centímetros, a distancia de uña, de resetear un escenario de playoffs que parecía tener un recorrido establecido de antemano.

Paul, a lo largo de toda la serie, fue la defensa de una idea que parecía perimida pero que, en realidad, solo estuvo olvidada. La representación de un puesto despreciado por la numerología extrema, el capitán de escuadra de una posición de control que apuesta al manejo de los tiempos y a la profundización de ventajas con el poder de la mente. Porque si los demás corren como gacelas, CP3 demostró que aún está vivo el deporte de los que piensan con la sabiduría del buho. Y así, los que soñaron con escobas se despertaron con los ojos bien abiertos sobre el reloj. Los que contaron billetes antes de tiempo se fueron pidiendo la hora.

La idea de CP3 se impuso, curiosamente, ante una armada construida bajo los preceptos de la estadística de computadora última generación como los Rockets. Porque aquí no importa la derrota final en el Juego 7: en la interpretación fina, Oklahoma City conquistó esta llave, porque con un equipo mucho menos poderoso llevó a Houston a ganarse el pan con cuádriceps tensos. Es decir, el equipo de la ofensiva con ataque fluido de cancha abierta y tiro de tres puntos dinámico, tuvo que llevarse esta eliminatoria con dientes apretados y defensa.

Paul no fue el más rápido, no fue el más alto y no fue el más fuerte: pero sin dudas fue el más inteligente. Deja esta eliminatoria con un triple-doble de 19 puntos, 11 rebotes y 12 asistencias en el séptimo partido, el tercer triple-doble de su carrera en postemporada, pero mucho más aún deja al mundo con un manifiesto en pie: todavía quedan jugadores que con su propia impronta pueden cambiar el orden establecido. Que con su voz de mando pueden convencer a otros de que las cosas, aquí y ahora, pueden ser diferentes. Que con su paso fino recuperan la dinámica de lo impensado. Que enseñan que la literatura puede ganarle por momentos a la matemática extrema. El hombre, dice Paul, aún puede contra la máquina.

"Si un jugador joven logra entender lo que Chris Paul le da, entonces eso será una gran ayuda para su carrera. Chris es un alpha. Un líder natural. No toma prisioneros. No sufre con los tontos. Está ahí para ganar", le dijo Gregg Popovich a Royce Young de ESPN.com.

CP3 es, en definitiva, un arrebato de un mundo feliz que parecía ya extinguido. La defensa de los que ya peinan algunas canas contra los adoradores del progreso. El regreso del básquetbol de los que extrañan en continuado: el base como piedra angular de un equipo, la brújula que señala rutas, la mano que controla el reloj de arena. Nada por aquí, nada por allá.

Los Rockets jugarán contra los Lakers. Pero eso, queridos amigos, es lo menos importante.