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Giannis Antetokounmpo, un fuera de serie

Giannis Antetokounmpo corre de un lado al otro de la cancha. Parece que no se va a cansar nunca. Encandilan sus 50 puntos, pero no son menos valiosos sus 14 rebotes y sus 5 tapones. Y ni hablar de los intangibles: su sola presencia intimida a los rivales, les genera dudas y provoca que modifiquen sus lanzamientos para evitar el obstáculo de esos brazos que parecen infinitos.

Giannis Antetokounmpo corre de un lado al otro de la cancha como corría para ir a los entrenamientos de Milwaukee Bucks durante su primera temporada en la NBA. El griego, elegido en el puesto 15 del draft de 2013, apenas se quedaba con el dinero justo para comer y otros gastos mínimos. Imposible pensar en pagar un taxi. Giannis le enviaba el resto del dinero de ese primer contrato a su familia para que pudiera sobrevivir. Esa familia que Charles y Veronica formaron en las afueras de Atenas luego de emigrar de Nigeria.

Giannis Antetokounmpo corre de un lado al otro de la cancha como corría en su ciudad natal cuando algún policía quería atraparlo por vender en la calle bolsos imitación de las grandes marcas.

En su primera temporada en la NBA, Antetokounmpo promedió discretos 6.8 puntos, 4.4 rebotes y 1.8 asistencias por partido. Aquellos Bucks ganaron apenas 15 partidos en toda la campaña 2013-2014. Solo en los playoffs de la 2020-2021, Milwaukee sumó 16 victorias.

Este Giannis de 26 años corrió tanto que ya llegó muy lejos. Con la victoria en el Juego 6 de la Finales de la NBA contra Phoenix Suns, los Bucks consiguieron el segundo título de su historia, 50 años después del primero. Y en gran medida se lo deben a Antetokounmpo, un fuera de serie.

El griego promedió 35.2 puntos, 13.2 rebotes, 5 asistencias y 1.8 tapones por partido en las Finales. El deslumbrante sexto juego lo hizo indiscutido merecedor del premio al MVP.

Antetokounmpo se convirtió en el séptimo jugador en convertir 50 puntos en un partido de Finales. Se sumó a Elgin Baylor (61 en 1962), Michael Jordan (55 en 1993), Rick Barry (55 en 1967), Jerry West (53 en 1969), LeBron James (51 en 2018) y Bob Pettit (50 en 1958).

La importancia de la actuación de Giannis en el sexto juego se eleva si consideramos solo los partidos en los que se decidía el título. Allí, sus 50 puntos representan la mejor actuación de la historia junto con los 50 de Pettit en 1958 contra Boston Celtics. Más abajo en esa lista aparecen los 45 de Jordan contra Utah Jazz en 1998, los 42 de Magic Johnson ante Philadelphia 76ers en 1980 y los 41 de Shaquille O'Neal frente a Indiana Pacers en 2000.

Con el MVP de las Finales, Antetokounmpo se unió a Jordan y a Hakeem Olajuwon como los únicos en conseguir ese premio además del MVP de la temporada regular y el reconocimiento al Jugador Defensivo del Año (este último se otorga desde 1983).

Giannis es el noveno en haber ganado más de un MVP de temporada regular y el MVP de unas Finales, logro que solo Tim Duncan y Kareem Abdul-Jabbar habían alcanzado a los 26 años o antes.

Las marcas del griego aparecerán bien alto en cada ranking estadístico. Antetokounmpo está llamado a entrar en la historia grande de la NBA.

Su juego no es el más vistoso. No es un tirador confiable desde larga distancia, justamente en la era del triple. Pero su potencia física y su versatilidad lo transformaron en un basquetbolista muy difícil de detener.

Cuando era chico, Giannis no podía correr siempre. Al menos, no siempre con zapatillas, ya que debía compartir el único par que había para los cinco hermanos. En estas Finales de la NBA Giannis Antetokounmpo corrió de un lado al otro de la cancha para alcanzar la gloria. Y va a seguir corriendo.