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Recordando a Lusia Harris, la primera mujer negra exaltada al Salón de la Fama del Baloncesto

John G. Zimmerman /Sports Illustrated via Getty Images
"Hemos tenido muchos entrenadores maravillosos, y hemos tenido muchas jugadoras grandiosas, pero una jugadora que nos dio respeto internacional fue Lucy Harris." Pat Summitt, legendaria entrenadora de básquet de Tennessee

En vida, lo único que quería Lusia Harris era ser reconocida.

Diez días después de su muerte, Harris está siendo agasajada con cumplidos y elogios que debió haber recibido mientras estaba viva.

"Es triste que ella tiene que ser reconocida después de muerta", dijo Gail Marquis, una compañera de equipo de Harris en el histórico equipo olímpico femenino de básquetbol de Estados Unidos de 1976. "En la muerte, logras ver a las campeonas. Logras ver sus legados. Hubiera sido agradable si ella pudiese haber olido un poco más el café o escuchado las canciones cuando todavía estaba aquí, viviendo con nosotros".

Lusia Harris Stewart falleció el pasado 18 de enero a los 66 años. Como una estrella en Delta State de 1973 a 1977, Harris era la fuerza indómita del básquet femenino cuando la Asociación de Atletismo Intercolegial para Mujeres (AIAW, por sus siglas en inglés) la gobernaba. Harris ayudó a sentar las bases para el crecimiento del básquet femenino. Harris guió a las Lady Statesmen a tres campeonatos consecutivos de la AIAW.

"Ella era silenciosamente efectiva", dijo Marquis esta semana. "Sin provocaciones, cero. Casi tímida a veces." Marquis añadió: "Ella no era llamativa. Al medio tiempo, mirarías las estadísticas y te preguntarías cómo ella consiguió 20 puntos, cómo sumaría 10 rebotes. No había estilo. No había puños en el aire. Cero golpes de pecho. Cero chocar los cinco. Ella era tan solo una obrera cargando un balde. Era callada; no se echaba flores ella misma".

Marquis, una jugadora estelar en Queens College, enfrentó a Harris en febrero de 1976 cuando Delta State enfrentó a Queens College en Madison Square Garden en Nueva York. Harris anotó 47 puntos y Delta State aplastó a Queens College, 81-58. Marquis llamó el equipo una experiencia educativa para todo el equipo.

"Todas aprendimos de ella", dijo Marquis. "Pensábamos que éramos buenas, entonces vimos el próximo nivel de básquetbol, y no estábamos ahí. Ella afectó a tantas jugadoras. Ya sea si teníamos la oportunidad de verla o jugar contra ella, debías elevar tu juego".

Una semana más tarde, Marquis y Harris se volvieron compañeras de equipo en el histórico equipo olímpico femenino de Estados Unidos de 1976. Ese fue el primer año que se jugaría el básquet femenino en los Juegos Olímpicos. Harris hizo historia al anotar los primeros dos puntos de esa competición olímpica.

"Lucy anotó los primeros dos puntos. Sus compañeras de equipo saltaron sobre su espalda para celebrar el momento. Harris normalmente estaba impasible.

"Ella no daba puños en el aire ni hacía un baile ni pedía la pelota", recordó Marquis. "Ella solo seguía. Pienso que la humildad es lo que la hizo una jugadora de casi todos los días. Ella no tenía que ser la estrella del equipo completo, aunque era la estrella del equipo".

Harris, de 6 pies y 3 pulgadas, 185 libras, era fornida, rápida y fuerte. "Ella no era gorda. No era fofa", dijo Marquis. "Era la all-American entre las All-Americans".


Uno de los momentos más memorables de mi carrera llegó en 2005 cuando conocí a Harris en su hogar en Greenville, Mississippi.

Hablamos sobre varios temas, mayormente sobre su vida en el básquetbol, su legado y cómo la habían pasado por alto. Para entonces, el básquetbol femenino había estallado a los niveles universitario y profesional. A nivel universitario, la Universidad de Tennessee se había convertido en una fuerza. Entonces la WNBA, formada en 1996, fue una vitrina poderosa para el básquet profesional femenino. Mi visita a Mississippi fue motivada por el Juego de Estrellas de la WNBA, que se llevó a cabo en Nueva York en 2003. Durante un tributo al básquet femenino, una pantalla mostró imágenes de las pioneras del deporte femenino. No hubo mención de Harris. Nancy Lieberman, Carol Blazejowski, Ann Meyers. Cero mención de Harris, quien fue una figura más fundamental que cualquiera de ellas.

Harris me dijo en su forma sutil que se había acostumbrado a que la pasaran por alto. "Me solía molestar, pero ya no", ella dijo durante nuestra visita. Me dijo que se mantenía actualizada con la liga y admiraba a las jugadoras. "Hubiese sido lindo ser parte de ello", ella dijo.

Harris nació en Minter City, Mississippi, la décima de 11 niños - seis niñas, cinco niños. Ella jugó básquetbol en la preparatoria pero nunca esperó jugar en la universidad. Tenía planes de asistir a Alcorn State, que no tenía un equipo de básquetbol, y ser maestra.

Ella fue reclutada a Delta State por un consejero de admisiones que le dijo que la escuela estaba empezando un programa de básquetbol de mujeres. Harris quería jugar básquet, así que decidió ir a Delta State. Ella hizo de Delta State una potencia nacional, aunque sería la única jugadora negra en Delta State durante sus cuatro años en la escuela.

En 1977, Harris se convirtió en la primera jugadora en ser sorteada por un equipo de la NBA cuando el New Orleans Jazz la seleccionó en la séptima ronda. Harris nunca consideró ir porque creía que la selección fue solo para publicidad. Sin embargo, ella sí jugó en la efímera Liga Profesional de Básquetbol Femenino. Cuando la liga fracasó, ella regresó a Delta State y trabajó como asistente de la entrenadora Margaret Wade. Cuando Wade se retiró, Harris no fue tomada en cuenta para el puesto de entrenadora pues la escuela contrató a un hombre blanco para entrenar al equipo.

Harris me dijo durante mi visita que estaba abatida luego de que no le pidieron ser la entrenadora. Ella abandonó Delta State y aceptó la posición de entrenadora de básquet femenino en Texas Southern. El programa carecía de recursos y de compromiso institucional. Encima, ella ya tenía un hijo y estaba embarazada de niñas gemelas. Después de dos temporadas, fue despedida.

El legado de Harris ya estaba asegurado. Ella era parte del fundamento de lo que existe hoy como los deportes femeninos, en general, y el básquetbol in particular.

Marquis dijo que Harris sabia que ella era un modelo a seguir y un ejemplo para las chicas jóvenes. Ella sabía que era un modelo a seguir para las jóvenes negras. "Fue un ejemplo para tantas, parte de una generación que jugó por el amor del deporte. Ella podía inspirar a las personas que no eran jugadores de básquet, que no eran atletas", dijo Marquis. "Todos nosotros trabajamos duro y humildemente seguimos nuestro camino, felices de tener una educación, felices de poder enorgullecer a nuestros padres. Ella ejemplificaba eso".

Hubiese sido fantástico si Harris hubiese tenido desfiles o lanzado flores años atrás, pero ella tiene un lugar especial en su estado natal. Marquis recuerda haber ido a Mississippi cuando una de las hijas gemelas de Harris se casó. "Mientras cruzo el aeropuerto, hay carteles de ella" recordó Marquis, refiriéndose a Harris. "Ella era conocida, y su estado la reconocía".

Harris se convirtió en la primera mujer negra exaltada al Salón de la Fama del Baloncesto en 1992. En 1999, ella fue una de la 26 elevadas a la clase inaugural del Salón de la Fama del Baloncesto Femenino.

Los servicios fúnebres para Harris se llevarán a cabo en Delta State el 5 de febrero. Pero si Delta State de veras quiere reconocer a Harris, la universidad debe erigir una estatua en su honor. Una estatua conmemoraría cómo una joven modesta de Minter City puso la escuela en el mapa. Sería un tributo atemporal para alguien que simplemente quería ser reconocida.