Inevitable, pero igualmente asombroso

Las dos derrotas sucesivas del alguna vez imbatible Dream Team de Estados Unidos lanzan una larga serie de interrogantes sobre la postura que tendrá que tomar USA Basketball para revertir la humillación

OTRA PESADILLA
Vlade Divac ante la marca de Jermaine O'Neal; Yugoslavia terminó de hundir a los Estados Unidos
(Reuters)
INDIANAPOLIS -- Argentina le cavó la fosa. Yugoslavia lo enterró.

El ataúd contenía el mito de imbatibilidad de Estados Unidos en baloncesto.

Con su victoria del miércoles 87-80, Argentina cortó una racha de 58 triunfos seguidos de Estados Unidos en justas internacionales desde que usa a jugadores de la NBA.

El revés ante Argentina tomó por sorpresa a Estados Unidos y lo dejó agonizante. Yugoslavia le dio el tiro de gracia al día siguiente, ganándole 81-78 y dejándolo sin posibilidades de pelear los primeros lugares.

A lo máximo que pueden aspirar los estadounidenses ahora es al quinto puesto.

La humillación es peor todavía si se tiene en cuenta que la debacle se produjo en su propia casa, en una ciudad de Indianápolis que es uno de los principales puntos de referencia del básquetbol estadounidense.

"Era inevitable", que Estados Unidos perdiese algún día. "Algo totalmente previsible, pero de todos modos asombroso", afirmó el comentarista Michael Wilbon en el Washington Post del viernes.

Wilbon dice que los jugadores de todo el mundo idolatraron a sus colegas de la NBA pero al mismo tiempo aprendieron de ellos y la brecha entre los estadounidenses y el resto se fue acortando.

Agrega que la derrota, "por contradictorio que parezca, no debe sorprender a nadie, pero quedará como un hito del deporte".

El New York Times dice que "si (la derrota de) el miércoles representó el fin de la hegemonía de Estados Unidos, la del jueves fue el comienzo oficial del nuevo orden mundial".

El técnico de Estados Unidos George Karl, desconsolado por la eliminación, dijo que "el resto del mundo está jugando mejor que nosotros".

La catástrofe de Indianápolis deja a Estados Unidos en un estado de confusión con miras al futuro.

Si bien es cierto que el equipo no incluyó a los principales astros del deporte, como Shaquille O'Neal, Kobe Bryant y Allen Iverson, más de uno se pregunta si realmente con ellos las cosas habrían sido distintas.

En todo caso, si algo quedó claro, es que los norteamericanos deben cambiar lo que el Washington Post describe como su "actitud arrogante y anticuada", que los hace pensar que "pueden mandar un grupo de figurones que casi no se han entrenado juntos ni conocen los reglamentos ni el estilo (de juego) internacionales, y que esa colección de jugadores va a ganarle a equipos que llevan jugando juntos seis, ocho años".

Charles Barkley, integrante de uno de los Dream Teams que dieron a Estados Unidos fama de invencibles, dijo que no hay excusas para los reveses. "La realidad es que los otros equipos están mejorando. Eso es todo. Ya no nos temen", expresó.

En Indianápolis Estados Unidos echó de menos a la mayoría de sus grandes astros. O'Neal, Tracy McGrady, Jason Kidd y Ray Allen están lesionados y a Bryant e Iverson nunca les interesó este tipo de competencias.

El gran interrogante ahora es si Estados Unidos logra alinear a sus mejores hombres en los próximos torneos y si con ellos puede recuperar su supremacía.

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