El sorpresivo movimiento pareció una decisión personal a lo interno de las Águilas Cibaeñas y no una decisión de béisbol motivada en rendimiento en el terreno.Las últimas dos temporadas para las Águilas Cibaeñas han estado rodeadas de inestabilidad. En menos de dos años el conjunto ha tenido a cuatro dirigentes, mientras que los rumores y reportes sobre un posible rompimiento de relaciones entre el equipo y el gerente Ángel Ovalles, han ocupado los titulares en los medios dominicanos. Sin embargo, el más reciente movimiento del equipo luce como una indicación de que la inestabilidad interna ha alcanzado el terreno de juego. Las Águilas Cibaeñas cambiaron a uno de los bateadores más efectivos de la Liga de Béisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM) de los últimos años, Yairo Muñoz, hacia Toros del Este, por el prospecto de Toronto Blue Jays, Jonatan Clase, quien, en 17 partidos en la pelota profesional dominicana, ha tenido una participación poco ceremoniosa con cuatro hits, catorce ponches y cuatro transferencias en 48 apariciones al plato entre las temporadas 2023-24 y 2024-25. Muñoz, por su lado, batea para promedio de .304 con OPS de .719, 32 remolcadas y 44 anotadas en sus últimos 85 partidos de temporada regular, correspondientes a las últimas tres campañas de LIDOM. La salida de Muñoz de las Águilas ha estado envuelta en secretismo y en rumores, como varias situaciones que se han suscitado con el equipo amarillo en los últimos años, siendo la versión más aceptada de la situación, según fuentes consultadas por ESPN Digital a lo interno de la organización, que el pelotero estaba inconforme con la forma en que el actual dirigente, Yadier Molina, planteó utilizarlo, lo que llevó a un desacuerdo que no pudo ser subsanado por las partes y eso motivó a una solicitud de cambio por parte del jugador. La razón parece pobre cuando se trata de un jugador con su producción y clara entrega a la causa aguilucha, el cual fue visto por sus compañeros como una posible opción para convertirse en el capitán de las Águilas, antes de la elección de Juan Lagares para el puesto. Del mismo modo, que diferencias personales alegadamente hayan llevado a ese cambio por un prospecto que hasta el momento no ha demostrado nada en LIDOM, llama poderosamente la atención, cuando apenas el año pasado, Jonathan Villar tuvo fuertes diferencias con la gerencia y la dirigencia del equipo, las cuales expresó públicamente a través de las redes sociales y desde la organización se hizo el esfuerzo para subsanar dichas diferencias, arreglando la situación con el jugador, cuya producción en nada se parece a la de Muñoz. Sin embargo, es de entenderse que un equipo quiera preservar la paz en su vestidor y si eso implica tener que cambiar a uno de sus principales jugadores, aunque no haya un reemplazo visible a lo interno de la organización, la movida cobra sentido. Independientemente de las razones que llevaron al cambio, la decisión no parece motivada por producción en el terreno o como forma de fortalecer al núcleo aguilucho, sino que las señales apuntan a que situaciones personales se impusieron a lo profesional, sea quien sea el responsable. En esta situación, los únicos ganadores han resultado ser Toros del Este, quienes ahora reciben una inyección ofensiva muy necesaria para ellos, mientras que queda esperar si Jonatan Clase podrá, finalmente, producir en la LIDOM.
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