El béisbol y la guerra, una histórica relación

Ted Williams fue uno de los tantos peloteros que sirvieron en la Segunda Guerra Mundial. (AP)
BRISTOL - La suspensión de la serie de dos juegos en Tokio, lo que era parte de la idea de las Grandes Ligas de globalizar el béisbol, levanta las hojas de una serie de acontecimientos que unen al llamado 'pasatiempo nacional' norteamericano con los conflictos bélicos.

La historia es bastante extensa, también interesante. Pero lo que la hace más grande, es que el deporte siempre ha prevalecido.

Tokio esperaba para los días 25 y 26 de marzo a los contingentes de Marineros y Atléticos, clubes encargados de poner a rodar la pelota por primera vez en el 2003. Sin embargo, el Tokio Dome se quedó con las ganas, a merced de una invasión a Irak que tiene al planeta completo en vilo.

Pareciera imposible creer que el enlace entre la guerra y el béisbol comenzó en los años iniciales de los 1860, cuando a pesar de la guerra civil estadounidense y su merma en la población y cantidad de equipos, las rivalidades se trasladaron a los campos en los enfrentamientos entre equipos del norte y el sur.

Años más tarde, la Primera Guerra Mundial obligó a recortar la temporada de 1918. Era la primera vez en la historia, que una beligerancia forzaba tal medida. Los Medias Rojas de Boston ganaron el título de la Serie Mundial en el sexto juego, disputado el 11 de septiembre.

Aquel año '18 demostró de otra manera la importancia que desde entonces tenía el juego en la vida del norteamericano. El 14 de mayo se legalizaron los juegos los días domingos en la ciudad de Washington. Los comisionados del Distrito de Columbia levantaron la ley que los prohibía, en vista de la necesidad de darle distracción a los ciudadanos.

En 1942, más de mil cien jugadores, técnicos y umpires se alistaron a las fuerzas aliadas de la Segunda Guerra Mundial. Entre ellos figuraron Ted Williams, Bob Feller y Joe Dimaggio, quienes a pesar de estar en grandes momentos de sus carreras, cambiaron los bates, pelotas y guantes por la intención de defender la causa.

El entonces comisionado del béisbol, el Juez Kenesaw Mountain Landis había prometido cerrar el béisbol de ser necesario. Frente a la sugerencia, el presidente del momento Franklin D. Roosevelt, le respondió con las siguientes líneas:

"Honestamente siento que sería de mejor interés para nuestro país mantener al béisbol activo. Habrá menos gente desempleada y todos trabajarán durante más horas y más duro que nunca. También ésto quiere decir que la gente tendrá su derecho a recrearse y apartar las mentes de sus trabajos más que nunca".

El designio del presidente fue escuchado y durante los cinco años de hostilidades hubo cotejos en los campos de béisbol de las ligas mayores.

La gran guerra mundial engendró otros hechos sobremanera interesantes, como la liga profesional de mujeres, la cual sirvió como opción para el menguado circuito masculino y operó en el período 1945-1951, con su mejor momento en el '48.

Seis décadas después, el 11 de septiembre del 2001, dos aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York y dibujaron la línea que marcó el nuevo antes y después. El golpe fue el más duro a Norteamérica desde la Segunda Guerra y obligó la cancelación de la acción de Grandes Ligas durante seis días.

Aún en medio de la cuenta de pérdidas, bajo el pertinaz humo que no abandonaba el llamado 'ground zero' y en medio de discusiones por la disyuntiva entre jugar o no, los estadios oyeron de nuevo voz de play ball. El pasatiempo nacional superaba a la zozobra, para subirle la moral a una Norteamérica que rindió homenajes a los caídos en cada uno de los encuentros que le restaban a la temporada.

Las imágenes están en la memoria de todos y, una vez más, el deporte de las bolas y strikes afianzaba su lugar como el analgésico ideal para aliviar la intolerancia.

Ahora, a las puertas de una temporada más, con o sin guerra en Irak, habrá béisbol de Grandes Ligas. Un paso más para aumentar la dilatada historia de esta atípica conexión entre el béisbol y la guerra.

La decisión de no ir a Tokio si bien puede parecer inteligente, no deja de levantar un halo de pánico en el resto de los humanos comunes. Pero en todo caso, parece que bajo ese pánico nos toca vivir a todos los de esta época.

sergio.l.machado@espn3.com

SERGIO LUIS MACHADO es periodista y editor de béisbol de ESPNdeportes.com. Puede escribir a Sergio Machado.

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sábado, 22 de marzo