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¿A quién pertenece el estadio de los Diablos Rojos?

MÉXICO -- El estadio Alfredo Harp Helú es considerado el inmueble más moderno y espectacular para jugar béisbol en México, y es además el único inmueble que recibe deporte profesional, en la capital, siendo propiedad del gobierno de la ciudad.

Los Diablos Rojos son el equipo más ganador del béisbol local, con 16 títulos en el verano, y su nuevo estadio se considera legalmente “un bien de dominio público” que será administrado por la empresa Centro Deportivo Alfredo Harp Helú S.A de C.V. hasta 2045, gracias al acuerdo denominado “permiso administrativo temporal revocable a título oneroso” que fue firmado el 3 de noviembre de 2015 por Horacio de la Vega, entonces director del Instituto del Deporte del Distrito Federal (hoy Indeporte), y Carlos Levy Covarrubias, representante legal de la persona moral.

El objetivo planteado en ese momento fue edificar en esos terrenos de propiedad pública el Centro Deportivo Diablos Rojos del México, estacionamiento y área de comida rápida. La vigencia establecida es de 10 años (a partir de la fecha de firma) y puede extenderse hasta dos veces la vigencia original, con lo que alcanzaría los 30 años. Para extenderlo sólo se requiere que la empresa solicite por escrito la extensión con 12 meses de anticipación a que se cumpla el plazo, es decir, en 2024 y 2034.

El estadio de los Diablos Rojos tiene capacidad para 20 mil espectadores, con estacionamiento y áreas de comida suficientes para esa cantidad de aficionados, garantizando una comodidad que no tenían en inmuebles como el estadio Fray Nano o el Foro Sol.

La base primera del acuerdo establece que “una vez concluida la vigencia, incluidas las cualesquiera prórrogas, el Centro Deportivo procederá a la devolución de dicho inmueble a El Instituto, organismo que cuenta con la formal asignación de dicho inmueble”. Asimismo, “las construcciones y adaptaciones que el Centro Deportivo realice de manera permanente, de modo que no puedan separarse sin deterioro de la misma superficie de terreno y construcción pasarán a formar parte del patrimonio del Distrito Federal (hoy Ciudad de México), al término del presente permiso”, según la base décima primera.

El escenario tiene en su ingreso una mezcla de elementos beisboleros y artísticos que incluyen trabajos del artista oaxaqueño Francisco Toledo, y para mantener su administración, la empresa está obligada a “realizar la justificación de gastos por la cantidad mínima de 29.5 millones de pesos anuales” ante el Instituto del Deporte. El gobierno de la capital, a través del Indeporte y de acuerdo con la base sexta, además tiene derecho a recibir “pases/cortesías” para los eventos que se realicen en el estadio.

Debido a la naturaleza jurídica del permiso, se explica en el acuerdo, el uso del estadio por parte de los Diablos Rojos “no está sujeto a ningún gravamen o afectación de dominio”, pero los Diablos Rojos si se comprometen a hacer los pagos de agua, electricidad, teléfono, impuestos y cargas fiscales, únicamente respecto a las superficies utilizadas”.

Así los aspectos legales de un estadio que requirió el uso de la grúa más grande del mundo para construir un techo con plataformas de más de 500 toneladas, que sufrió retraso por los embates del sismo de septiembre de 2017 y que, casi tres años y medio después de conseguir el permiso, está listo para el play ball.