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El 'entusiasmo juvenil' de Álex Verdugo mantiene a los Dodgers en la cima

En la última ocasión en la cual sonó en el audio interno del Dodger Stadium el éxito del rapero Nipsey Hussle “Last Time That I Checc’d”, Alex Verdugo, que solía usar ese tema como su canción introductoria antes de sus turnos al bate en la pasada temporada, se emocionó. Verdugo se paró sobre la banca del dugout del equipo de casa y comenzó a bailar.

También tuvimos esa vez en la cual Clayton Kershaw hizo lo que parecía ser una especie de baile irlandés al ritmo de “Old Town Road” y Verdugo se le unió. Y cuando Verdugo se frustró tanto con Russell Martin por no haber captado el detalle del apretón de manos tan detallado creado por él, al punto que en son de broma, gritó pidiendo un nuevo compañero.

Verdugo es un novato de 23 años, quien fuera suplente hasta muy recientemente, aunque éste se ha convertido en un rayo de luz dentro del equipo de Los Angeles Dodgers este año, que bien podría usar fuentes de energía novedosas en otro largo ascenso hasta alcanzar otra Serie Mundial.

Verdugo podría electrizar a Los Ángeles de la misma forma que lo hizo Yasiel Puig; sin embargo, al contrario de Puig, cuya enigmática personalidad creaba barreras, Verdugo es también capaz de unificar un grupo. Viste esa cadena de oro gruesa y la pañoleta azul y la sonrisa brillante y sus compañeros han aprendido a quererle por ello. Alienta ruidosamente desde el dugout, aplaude con énfasis desde las bases y se ha hecho del agrado de todos en medio de un ambiente lleno de arrogancia infatigable, lo cual no es nada sencillo. Menos a su edad.

“Él es muy simpático”, dijo el manager de los Dodgers, Dave Roberts, con una sonrisa. “Mientras más tiempo pases con él, lo comprendes mejor”.

Verdugo demostró su calibre de pelotero de Grandes Ligas a finales de la temporada 2017, luego de sumar OPS de .825 producto de 495 apariciones al plato al nivel más alto de las Ligas Menores. Sin embargo, la abundancia de profundidad dentro del dugout de los Dodgers lo mantuvo estancado en Triple-A en la campaña siguiente. Con el tiempo, Roberts notó que Verdugo “se aburrió un poco”. El béisbol se le había hecho demasiado fácil.

“Me colocaron en toda clase de situaciones y sentí que había respondido al llamado y les mostré lo que podía hacer”, expresó Verdugo. “Quería tomar ese próximo paso. ‘Oigan, déjenme hacer las cosas por aquí. Si bien no creen que sea capaz de hacerlo, o si ustedes creen que fracasaré o no, pues déjenme mostrarles’. No le temo al fracaso. Para nada. Eso me hace brillar. Brillo al encontrarme en momentos así”.

Verdugo no tenía un rol definido al comenzar la temporada; sin embargo, bateó para .333/.353/.636 como pelotero a medio tiempo. Se convirtió en el center fielder titular luego de que A.J. Pollock se lesionó su codo el 28 de abril y ha ligado para .302/.375/.397 desde entonces. En total, su WAR de 1.5 según la fórmula de FanGraphs (impulsado por un fuerte brazo de lanzar y velocidad engañosa) lo ubica sólo por debajo de Cody Bellinger y Hyun-Jin Ryu en el liderato dentro de unos Dodgers que ostentan el mejor récord de la Liga Nacional.

Verdugo se sintió perdido cuando se incorporó por primera vez a los Dodgers al ser ascendido desde Ligas Menores en septiembre de 2017 y frecuentemente se vio alejado de su mecánica durante dos breves periodos en 2018. Se prometió mantener un swing corto en 2019, con la intención de contrarrestar largos periodos de inactividad. También juró mantenerse fiel a sí mismo. Los Dodgers expresaron su preocupación con respecto al nivel de madurez de Verdugo en temporadas anteriores y a él se le informó al respecto. En consecuencia, su verdadera personalidad no salió a relucir.

“Intenté actuar de cierta forma, pensando que a ellos les gustaría”, dijo Verdugo. “Ahora, este año, se trata de decir: ‘ser tú mismo’. Siento que todos se han adaptado a ello y pienso que pueden ver que se trata de algo genuino”.

En medio de su entusiasmo juvenil, Verdugo es, de muchas maneras, un pelotero chapado a la antigua. Es un bateador zurdo dentro de una organización que ha dependido fuertemente de los enfrentamientos entre diestros y zurdos y viceversa, aunque ha registrado un imparable en un tercio de sus turnos al bate contra pitchers siniestros. Juega en una era dominada por los ángulos de lanzamiento y los ponches, aunque nunca ha intentado levantar pitcheos y siempre ha dado prioridad a poner la pelota en juego.

“Detesto los ponches”, expresó Verdugo. “Preferiría hacer un toque de bola con swing”.

Verdugo usa al menos tres collares en prácticamente todos los encuentros, siendo la más notable una cadena gruesa de oro rosado con diamantes incrustados con su número de uniforme (27). Sus compañeros lo llaman “set inicial de Mr. T”, a lo cual Verdugo usualmente responde: “Estas son mucho más bonitas que las usadas por Mr. T”.

“Me gusta la joyería”, afirmó. “Me gusta la forma cómo brilla. Me gusta cómo se ve. Es algo que me da un poco más de confianza. Te da cierta ventaja. La gente te mira pensando: ‘¿Quién es este tipo que usa todas estas cosas? Tiene más cadenas encima que años de servicio en Grandes Ligas’. Me río de ello, hombre. Lo acepto”.

Kershaw le dio crédito al clubhouse de los Dodgers por haber creado un ambiente en el cual se respeta a los novatos en vez de acosarlos. Afirma creer que les ayuda a sentir suficiente confianza para prosperar a este nivel, apuntando a los éxitos recientes de Bellinger, Corey Seager y Walker Buehler en sus campañas iniciales en las Mayores. También dio mérito a estos jóvenes peloteros por el contrario con la personalidad suficiente para asumir ser el centro de las bromas y devolver el golpe.

En ese aspecto, Verdugo se encuentra a la vanguardia.

“Utilizo con mucha frecuencia la frase ‘entusiasmo juvenil’”, dice Roberts. “Es un halago. Hay cosas que son consecuencia de ese entusiasmo. Y él es diferente a la mayoría de nuestros peloteros (que todos nuestros peloteros)… pero es algo positivo”.