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Jorge Morejón | ESPN Digital 5y

Ni Maluma, ni Juanes: otro colombiano está de moda en Miami

MIAMI -- Es increíble como un solo pelotero puede cambiarle la cara a un equipo. No por gusto al béisbol lo llaman el más individual de los deportes colectivos.

Desde que el colombiano Harold Ramírez fue llamado de las Ligas Menores e hizo su debut en Grandes Ligas el 11 de mayo, los Miami Marlins han ganado 13 de sus últimos 22 juegos.

Nada mal para un equipo que antes de eso jugaba para récord de 10-28, el peor de todo el béisbol.

Pero más allá de victorias o derrotas, a los Marlins de la era pre-Harold se le veía sin rumbo, dejado al pairo a la merced de sus rivales.

Ramírez, líder de los bateadores en la pasada temporada del béisbol profesional venezolano, estaba dando palos en AAA y los fanáticos pedían a gritos un ascenso, con la esperanza de salir de ese marasmo.

Precisamente fue su labor en la pelota venezolana lo que hizo que los Marlins se fijaran en él y lo firmaran como agente libre en noviembre del año pasado.

''Venezuela me ayudó mucho a mantener el ritmo, la pelota del Caribe uno la necesita siempre. Me sentí feliz por el logro de ser campeón de bateo. Gracias a eso pude firmar con los Marlins y si se me da la oportunidad volveré a estar allá, porque me sentí cómodo, querido por la fanaticada'', dijo el chico nacido hace 24 años en Cartagena.

Cinco meses y medio después estaba debutando con los Marlins y no sólo trajo su bate caliente desde las Menores, sino que contagió con su buena vibra a sus compañeros, que de repente casi todos comenzaron a producir como si estuvieran poseídos.

Ramírez todavía tiene fresco en su memoria el momento en que le informaron que sería ascendido a las Grandes Ligas.

''Fue algo increíble. Sinceramente, me quedé sin palabras. Yo iba saliendo para el juego y el manager me dijo, 'Harold, no estás jugando hoy'. Se me hizo extraño. Entré al clubhouse, después entraron el resto de los jugadores e hicieron una reunión y ahí me lo dijeron. Todos celebraron conmigo'', recordó.

De pronto, los Marlins empezaron a ganar y la gente volvió a hablar de béisbol en Miami, con Ramírez siempre encabezando las conversaciones.

Yiky Quintana, la voz en español de los peces, lo bautizó como el colombiano de moda en el sur de la Florida, más que Maluma o Juanes, porque a diferencia de sus compatriotas, ha traído a La Pequeña Habana la esperanza y la certeza de que el proyecto de Derek Jeter no estaba equivocado.

Desde entonces, los Marlins han ganado cinco de sus últimas cinco series, con el colombiano como factor inspirador.

''Yo sólo vengo a hacer mi trabajo como hice en Venezuela y en las Menores. Aquí me toca trabajar fuerte para mantenerme en este nivel, que es lo que añora todo pelotero'', agregó Ramírez, quien más allá de las estadísticas, tiene un objetivo para dejar huella en las Mayores.

''Quiero ser un ejemplo para mi hijo de dos años, que otros niños digan que quieren ser como yo, una persona que a pesar de las altas y bajas, se ha mantenido luchando y pudo llegar a Grandes Ligas''.

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