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Rivera y Martínez listos para su encuentro con la historia

COOPERSTOWN -- Por un día, no habrá clases sociales entre ellos.

Un miembro distinguido de la realeza del juego como Mariano Rivera, un noble como el fallecido Roy Halladay y cuatro obreros como Edgar Martínez, Lee Smith, Harold Baines y Mike Mussina serán simplemente socios del Salón de la Fama de Cooperstown, el mayor honor que puede alcanzar un beisbolista en los Estados Unidos.

Los seis grandes ex jugadores de Grandes Ligas serán elevados a la categoría de inmortales de la pelota el domingo, en el ceremonial del 2019 del Salón de la Fama, junto al escritor Jayson Stark, ganador del premio J.G. Taylor Spink por sus 40 años de brillante cobertura del deporte para The Athletic, ESPN y otras entidades, y el fenecido narrador Al Helfer, quien relató por cuatro décadas para ocho clubes de las ligas mayores.

El panameño Rivera, el rey absoluto entre los cerradores de todos los tiempos y el único pelotero electo de manera unánime en las ocho décadas de existencia del Salón de la Fama, y Halladay, un ganador del premio Cy Young en ambas ligas, fueron electos por la Asociación de Escritores de Beisbol de América (BBWAA) en diciembre pasado, en sus primeras apariciones en la boleta.

Martínez también recibió la bendición de los escritores, pero en su décima y última oportunidad en la papeleta, mientras que Baines, Smith y Mussina fueron rescatados por el Comité de Veteranos, más de una década después de que el último de ellos jugó su último partido.

Sin importar la forma o el tiempo que les tomó, para todos lo importante es haber llegado, especialmente para Rivera y Martínez, dos de 11 peloteros latinoamericanos de las ligas mayores que han recibido la llamada del Salón de la Fama.

Ambos conversaron con ESPN en el Otesaga resort Hotel de Cooperstown.

“Estamos listos. Puedo hablar por todos los que estaremos en la ceremonia”, dijo Rivera, un 13 veces Todos Estrellas que rescató 652 partidos en serie regular y 42 en playoffs.

“Cuando llegó esa llamada, fue tan algo especial. Fue como si hubiera ganado la Serie Mundial, de esa magnitud fue la llamada, fue algo maravilloso”, agregó el nativo de Puerto Caimito.

“[Entrar al Salón de la Fama] es como poner la cereza encima del pastel. Lo último. Algo hermoso”, agregó Rivera, quien jugó toda su carrera de 19 años con los New York Yankees, incluyendo cinco ediciones que ganaron la Serie Mundial.

Mientras Rivera sabía que solamente necesitaba esperar los cincos años necesarios después de su retiro para preparar el viaje de cuatro horas entre el Bronx y Cooperstown, Martínez fue sometido a la agonía del que es ignorado y, confesó, por un momento llegó a perder la esperanza en ser aprobado por los escritores.

“A mitad del proceso comencé a sentir que no llegaría, pero en los últimos tres años volví a sentir una gran esperanza de que en el algún momento recibiría llamada del Salón de la Fama”, dijo Martínez, un siete veces Todos Estrellas, que bateó .312, con 309 jonrones, 514 dobles y 1,261 carreras impulsadas en 18 temporadas con los Seattle Mariners, entre 1987 y 2004.

Al menos Martínez tuvo que esperar menos que Baines, quien se retiró en el 2001 con 384 jonrones y 1,628 carreras impulsadas en 22 temporadas con cinco clubes, aunque pasó la mejor parte de ella con los Chicago White Sox. Y mucho menos que Smith, quien salvó 478 juegos en 18 campañas y no aparece en un juego de las ligas mayores desde hace 22 años.

Martínez, quien ganó cinco veces el Bate de Plata y atrapó dos cetros de bateo de la Liga Americana, cree que el cambio de mentalidad de los votantes en la valoración de una estadística específica, fue lo que le abrió la puerta a Cooperstown.

“Creo que en los últimos años los escritores dieron más importancia a la estadística del porcentaje del embasamiento”, dijo Martínez, quien se retiró con un OBP de .418, el #22 en el liderato de todos los tiempos.

“El llegar a bases ayuda al equipo porque significa que no te estás haciendo outs. Ya sea por hit o boleto, estás ayudando a ganar”, dijo.

Mientras las placas de bronce de Rivera, Martínez, Baines y Smith tendrán las insignias de Yankees, Mariners, White Sox y Chicago Cubs, las de Mussina y Halladay aparecerán en blanco.

Mussina ganó 270 partidos con Yankees y Baltimore Orioles, en tanto que Halladay dividió su carrera de 16 años, durante la cual ganó 203 partidos y dos premios Cy Young, con Toronto Blue Jays y Philadelphia Phillies.

“No creo que, honestamente, pueda elegir una organización sobre la otra”, dijo Mussina, quien se retiró en el 2008, tras ganar 20 partidos y encabezar la Liga Americana con 34 aperturas para los Yankees.

“Ambas organizaciones estuvieron tremendamente involucradas en esto, y simplemente no me siento bien al elegir una sobre la otra, por lo que la decisión de ir sin un logotipo en comparación con el otro fue la única decisión que pude tomar en la que me sentí bien", dijo Mussina.

Halladay, quien falleció después de que su avioneta se estrellara cerca de la costa de Florida, en el Golfo de México, en noviembre del 2017, será representado en la ceremonia por su familia. Fueron su esposa Brandy y sus hijos Braden y Ryan, los que decidieron que la gorra de su placa sea neutral, para no faltar el respeto a Toronto o Filadelfia.

"Hablamos de ello, y no hay manera de decidir entre los dos equipos", dijo Brandy Halladay en la conferencia de prensa del Salón de la Fama del Beisbol, en enero pasado, en Nueva York.

"Sé que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en Toronto. Toronto nos dio esa oportunidad, esa base, ese comienzo, pero Filadelfia nos dio la oportunidad de ganar un anillo y la pasión que queríamos. No hay forma de elegir, por lo que decidimos que no tendrá ningún equipo”, dijo.