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Damián D. Averhoff | ESPN Digital 4y

Mes de la Herencia Hispana: Los que se negaron a permanecer en silencio

"Zapatero a tus zapatos". Perfectamente ese añejo axioma de la sapiencia popular aplica para los atletas profesionales. Al menos, existe la creencia, infundada, de que deberían limitarse a su profesión. Dioses del músculo con la función, única y exclusiva, de entretener. Ellos no son seres sociales, o al menos, no lo son para opinar sobre temas ajenos al deporte.

La periodista de Fox News, Laura Ingraham, no tuvo rubor en confirmarlo cuando dijo "Cállate y driblea" al basquebolista LeBron James porque éste se había involucrado activamente en la campaña electoral para la presidencia de los Estados Unidos en 2016.

Es evidente que a LeBron, la máxima estrella de la NBA, lo criticaron, pero no pudieron tocarlo. Apartar al número 1 va contra el negocio. Y el negocio es intocable.

En cambio, el quarterback de los San Francisco 49ers, Colin Kaepernick, sí que se quedó sin carrera cuando decidió arrodillarse para escuchar el himno nacional de los Estados Unidos, en protesta por la brutalidad policial y el racismo contra los afroamericanos en el país.

Kaepernick y LeBron no han sido los únicos deportistas. Hay una larga lista de atletas que aprovecharon su estatus de figura pública y la magnitud de los escenarios deportivos, principalmente la NBA y la NFL, para exponer su punto de vista sobre algún tema de índole social.

Curiosamente, dentro del béisbol, considerado por mucho tiempo el deporte nacional de los Estados Unidos, estas manifestaciones por las reivindicaciones sociales no suelen ser tan comunes.

La composición etnográfica de la liga, donde predominan jugadores de raza blanca, y el hecho de tener un fuerte componente nacionalista por toda su historia ligada a la evolución de la nación aparentan ser argumentos de peso para comprender por qué el béisbol ha permanecido prácticamente al margen de la oleada de protestas sociales protagonizadas por atletas en las restantes ligas profesionales.

Sin embargo, que no sean comunes no quiere decir que existieran. Minorías, como los peloteros de origen hispano, sí que han levantado la voz en contra del racismo, estereotipos, situaciones políticas (dentro y fuera de la Unión) e incomprensiones culturales; además, para convertirse en portavoces del sentir popular tras un momento delicado.

Cuando el silencio no es una opción

Cuenta el boricua Orlando 'Peruchín' Cepeda* que en los años 60, mientras formaba parte de los San Francisco Giants, el mánager Alvin Dark tenía "poco respeto por los jugadores latinos. Y no creo que le gustaran los jugadores negros en general. Él trajo con él la actitud del Viejo Sur al parque de béisbol".

Durante uno de los entrenamientos primaverales de los Giants se les intentó prohibir hablar en español en el clubhouse porque otros jugadores se estaban quejando. "No haré eso. Soy puertorriqueño, otros son dominicanos y estoy orgulloso de lo que soy", ripostó Peruchín que tampoco aceptó que no se escuchara música latina en el dugout; mucho menos cuando él se autodenominaba el "El Maestro Bailador del Cha Cha".

Es imposible hablar de peloteros latinos vocales sin mencionar a Roberto Clemente, el primer latinoamericano exaltado al Salón de la Fama de Cooperstown. Se conoce ampliamente su labor filantrópica, pero Clemente en muchísimas ocasiones protestó públicamente contra las injusticias que sufría en el béisbol de las Mayores por ser afrodescendiente, latino y en algún momento no dominar fluentemente el idioma de Shakespeare.

Carlos Delgado, también de la Isla del Encanto, afín a su británico comportamiento expresó públicamente su desacuerdo con la guerra de Estados Unidos en Iraq y Afganistán en 2003, par de años después de los atentados del 11 de septiembre de 2001, y el uso de la isla de Vieques como campo de pruebas de armamentos del Navy estadounidense. Delgado, por entonces uno de los peloteros en activo más respetados, decidió permanecer sentado en el dugout cada vez que se entonaba el 'God Bless America', tradición impuesta por el comisionado del béisbol, Bud Selig, tras el 11/9 que se convirtió en una especie de declaración política.

"Se necesita un hombre para defender lo que cree", citó The New York Times a Delgado. "Especialmente en una sociedad donde se supone que todo es políticamente correcto. No estoy a favor de la guerra; Estoy en contra de la guerra. Estoy por la paz".

Delgado no solo alzó la voz sobre lo que ocurría en Vieques, también entregó miles de dólares para combatir los efectos de las pruebas con bombas. Una vez explicó: "(los residentes mayores) vivieron en esa área de práctica objetivo durante 60 años. (Ellos) Te cuentan historias de cómo, en medio de la noche, explotó una bomba. Nunca lo experimenté, pero puedo imaginarlo. Puedo ver por qué podrías ser un poco hostil de vez en cuando''.

Los de hoy tampoco callan

Sus conflictos son otros, pero los peloteros latinos -que hoy son el 30 por ciento de las plantillas de MLB-, no han desaprovechado la plataforma que significa la Major League y la irreverencia de algunos de sus predecesores para expresar un punto de vista acerca de temas alejados a su profesión pero que les competen y preocupan.

Orlando 'El Duque' Hernández nunca se ha escondido para hablar sobre la situación política de su país, Cuba. Hernández contó abiertamente su odisea y la de su hermano, Liván Hernández, en el documental Brothers in Exile, perteneciente a la serie 30 for 30 de ESPN. Más recientemente se opuso públicamente al acuerdo entre el gobierno cubano y la Major League Baseball; y luego aplaudió la cancelación del pacto por parte de la administración del presidente Donald Trump.

"Felicito al gobierno de los Estados Unidos, de Trump, por tomar esta decisión de dar marcha atrás a este convenio de mentira. Es una mentira decir que la Federación de Béisbol de Cuba es independiente. Todos sabemos que no lo es. Si son tan independientes como dicen, démosles el beneficio de la duda, y que dejen salir a los muchachos sin ningún tipo de restricción, por su propia voluntad y sin retenerles los pasaportes. Ellos tienen la solución en la mano. Que les dejen ser libres y tomar sus propias decisiones'', dijo Hernández a El Nuevo Herald.

Varios peloteros venezolanos, cuyo país de origen está en medio de una situación de crisis política y económica, han sido bien vocales al respecto. Ellos han utilizado el marco personal de las redes sociales, el grupal a través de comunicados y hasta el propio escenario de juego, como hizo el receptor Francisco Cervelli.

"Esta es nuestra #*'¿! ciudad"

Y no todos los pasos al frente tienen que ver con protestas. También las palabras de los nuestros han servido para expresar el sentir de una ciudad adolorida por un crimen horrendo. Todavía retumban las palabras de David Ortiz en Fenway Park al día siguiente de los atentados en la Maratón de Boston. Big Papi, uno de los grandes íconos de Boston dijo: "Esta es nuestra "#*'¿! ciudad".

Afortunadamente, hoy son menos los que creen en los estereotipos y prestan menos atención a opiniones como la de "cállate y driblea". Ellos también tienen voz y merecen ser escuchados.

*Citas de Orlando Cepeda tomadas de su biografía: Baby Bull: From hardball to hard time and back de Herb Fagen

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