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En medio de la pandemia de COVID-19, los peloteros de ligas mexicanas hacen malabares con trabajos secundarios

Con la cancelación de la Liga Mexicana de Béisbol debido a la pandemia, Rubén Molina, a la derecha, lanzador de Olmecas de Tabasco, y su suegro Javier Scherrer, transportan material de iluminación por el sureste de México. Courtesy photo

Casi cada mañana desde el verano, Rubén Molina cruza el sureste mexicano, manejando dos horas desde Palenque, Chiapas hasta Villahermosa, el pueblo donde se desempeña como lanzador con los Olmecas de Tabasco de la Liga Mexicana de Béisbol. Tras librar la jungla y entrar a la ciudad, aparecía el estadio de los Olmecas sobre el horizonte.

Pasando el inmueble, mismo que se encuentra vacío luego de que la temporada 2020 de la liga mexicana se cancelara el 30 de junio debido a la pandemia de COVID-19, Molina estaciona su transporte en la zona de carga de una fábrica para comenzar su empleo temporal. Junto a varios trabajadores, Molina carga material pesado de alumbramiento, mayormente hecho de metal y concreto. Todo esto bajo el agobiante calor veraniego, con temperaturas promedio de más de 30 grados centígrados y humedad de más de 70 por ciento. En cada viaje, Molina arriesga lesionar su brazo de lanzamiento. O incluso contraer el coronavirus.

"Es arriesgado y es muy duro, pero te tienes que acostumbrar", dijo Molina, de 24 años de edad, en entrevista con ESPN.com. "Tenemos que comer", continuó.

Sólo tres países --Estados Unidos, India y Brasil-- suman más muertes por COVID-19 que México. Pese a que otras naciones han rescatado su temporada veraniega de béisbol, el paso de la enfermedad por México hizo complicado poder garantizar una campaña viable. Así fue como 700 jugadores y entrenadores se unieron a muchos más que perdieron su fuente de ingreso ante la pandemia.

El miedo a infectarse agrega otro nivel de dificultad para los que buscan suplementar la falta del béisbol con otro trabajo en México. Si bien es cierto que la cuarentena impuesta en el país no fue tan rígida como en otros lugares del mundo, aun así, requirió soluciones creativas para generar ingresos. Para algunos, la pandemia significó salir de México, aunque fuera de forma temporal.

Tal y como sucedió en Estados Unidos con las ligas menores, la suspensión en México de la liga veraniega de beísbol --clasificada a nivel Triple A-- obligó a muchos a buscar trabajo. Es así como el también lanzador Manny Barreda pasó varias tardes trabajando en el desierto de Arizona, a más de 2,400 kilómetros al norte de Villahermosa,. Barreda, quien fuera seleccionado por los Yankees de Nueva York en el draft de 2007, es ahora elemento de los Toros de Tijuana. Cuando se canceló la temporada, Barreda regresó a Estados Unidos y a su ciudad natal de Tucson. Para amedrentar el aburrimiento y la pérdida de ingresos, Barreda se juntó con algunos amigos para ofrecer clínicas de béisbol a niños y adolescentes.

"Gracias a la pandemia, no se podía reservar el campo", dijo Barreda a ESPN.com. "Entonces si citábamos a cierta hora, teníamos que llegar una o dos horas antes para apartar ahí".

Cuando varios padres inscribieron a sus hijos, Barreda y sus amigos expandieron el negocio publicando anuncios en redes sociales. Las ganancias fueron suficiente para que Barreda pudiera salir adelante durante el verano, aunque estima que perdió "90 o hasta 95 por ciento" de su salario normal como pelotero.

Leyendas jugando en México

El béisbol mexicano en la primera mitad del siglo pasado, solía atraer al mejor talento. Varios peloteros legendarios de las Ligas Negras fueron a México antes de que se rompiera la barrera del color en Grandes Ligas en 1947. Además, varios jugadores de Grandes Ligas emigraron al béisbol mexicano.

En el antiguo estadio de Parque Delta (hoy un centro comercial popular del mismo nombre en la Ciudad de México), Babe Ruth pegó uno de sus últimos jonrones durante una visita en 1946. Alegadamente, Ruth rechazó ofertas para ser mánager en algún equipo de la Liga Mexicana o hasta comisionado de la liga, ya que recibía tratamiento por cáncer en Nueva York.

La migración de ex jugadores de Grandes Ligas a México continúa hasta el día de hoy. En 2019, Chris Carter pegó 49 jonrones con los Acereros de Monclova. Tres años antes, había pegado 41 pero con los Milwaukee Brewers. El jardinero dominicano Félix Pié, ex jardinero de los Chicago Cubs, Pittsburgh y Baltimore, bateó para .381 con los Bravos de León. Actualmente milita con los Piratas de Campeche.

Además, la Liga Mexicana de Béisbol continúa siendo fuente de talento para los scouts que buscan al próximo Fernando Valenzuela o Vinicio Castilla. De los Diablos Rojos de México han salido dos de los lanzadores mexicanos de mayor renombre en la actualidad: Roberto Osuna y Julio Urías, de Houston Astros y Los Angeles Dodgers, respectivamente.

Mientras que algunos jugadores de ligas menores en los Estados Unidos reciben un apoyo de 400 dólares a la semana para mantenerlos a flote, los clubes mexicanos han ofrecido préstamos sobre los contratos, mismos que se cobran en 2021. Previo a comenzar su trabajo veraniego, Molina recibió de los Olmecas el 20 por ciento de su salario, que gastó en comida y ropa para su bebé recién nacido. Aunque corre peligro de lesionarse en su trabajo temporal, Molina se considera afortunado de poder seguir generando ingreso para su familia.

"Sobrevivimos como pudimos", dijo Molina. "Mi esposa vende cosméticos en línea y yo vendí ropa, cosas así. Lo que fuera para poder sobrevivir y pagar recibos".

Otros no tuvieron tanta suerte. Algunos peloteros reportan que nunca llegaron ofertas de préstamos por parte de sus clubes. Unos incluso no han sido contactado en varios meses, ni para informarles de la cancelación de la temporada.

"A mí nadie me ha hablado, y no soy el único", señaló Barreda. "Yo me enteré que no íbamos a jugar en internet, fíjate. Salió en mi teléfono".

Fernando Pérez, el segunda base de los Toros de Tijuana, dijo que tampoco recibió algún préstamo por parte del equipo. Para salir adelante, ahora usa su imagen para vender suplementos vitamínicos en línea.

"Pienso que tengo suerte de poder hacer eso, siendo atleta", aseveró Pérez. "Ahorita está bien. Pero no quita la incertidumbre de saber que va a pasar en el invierno o después".

Esa incertidumbre económica ha provocado medidas inusuales hasta para los equipos. En Tijuana, los Toros han transformado el estacionamiento del Estadio Chevron en un autocinema. Durante las funciones, empleados del club venden botanas.

"Con nuestro presupuesto para este año, la expectativa era salir sin ganancia pero tampoco sin pérdida", dijo Alejandro Uribe, el presidente ejecutivo de los Toros de Tijuana. "Con el virus, es básicamente una pérdida total".

Pese a esto, Uribe apunta que el equipo ha mantenido a sus empleados de tiempo completo. Con respecto a los préstamos a jugadores, Uribe asegura que están disponibles al que lo pida.

"Mira, tenemos a muchos jugadores que no les ha ido mal en el pasado y la verdad pueden aguantar un poco más que otros", comentó Uribe. "Pero los que han necesitado algo, que si la esposa está embarazada o algún familiar tiene COVID, los hemos ayudado".

Se asoma el frío invernal

Si bien la Liga Mexicana de Béisbol no se jugó en 2020, el circuito beisbolero de invierno, la Liga Mexicana del Pacífico (LMP), ya comenzó pretemporada de cara a su campaña regular que arranca en octubre. Esto permitirá que los jugadores sin actividad en verano tengan la oportunidad de recuperar algo de ingreso.Históricamente, la LMP ha contado con leyendas que hoy son inmortales en el Salón de la Fama de Cooperstown. Entre ellos, destacan Mike Piazza, Larry Walker y hasta Frank Robinson.

Si bien habrá béisbol invernal, el plan de reapertura en México ante la pandemia ha sido lenta, y se vaticina una temporada con juegos a puerta cerrada o asistencia limitada. Por esto, los clubes del Pacífico han reducido su presupuesto. Algunos jugadores reportan ofertas de contrato de menos de la mitad de lo que recibieron en 2019.

"Es bastante injusto", dijo Barreda, quien también milita con los Tomateros de Culiacán en el invierno. "Entiendo que [la situación] sea difícil para los dueños, pero es más difícil para nosotros. Nadie en ninguna de las dos ligas nos ha ayudado".

Algunos jugadores dicen que temen que los recortes se extiendan más allá de la actual temporada, para que los equipos intenten recuperar las pérdidas debido a la pandemia. Los peloteros profesionales en México no gozan de un sindicato, por lo que cada quien negocia su propio contrato. Además, es muy inusual que se publiciten los salarios que recibe cada jugador, por lo que hay mayor misterio a la hora de negociar. Para combatir esto, los jugadores de varios equipos han creado grupos en WhatsApp para comunicarse entre ellos lo que reciben de ofertas por parte de los directivos.

"Los equipos están operando con el máximo respeto para los jugadores en las negociaciones", dijo Omar Canizales, presidente de la Liga Mexicana del Pacífico. "Se entiende que por temas de salud, de salario o cualquier motivo, los jugadores pueden y algunos han decidido no jugar. En el futuro, no habrá ninguna repercusión por esto".

Con todo y las promesas, los peloteros en México consideran la posibilidad de que se normalice la rebaja en salarios más allá del 2020, situación que podría obligarlos a seguir suplementando su economía con otros trabajos.

Por su parte, Molina permanecerá en la península yucateca este invierno, aunque será también como pelotero. El lanzador planea vestir el uniforme de los Indios Mayas de Umán en la Liga Yucateca de Béisbol.

"Ya estoy entrenando, practicando e imaginándome en el montículo", dijo Molina. "Mira, todos sabemos que ganarse la vida con el béisbol no dura para siempre. Pero es injusto que pueda terminar así. Todavía tengo mucho más que dar".