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'Nos Ponemos las Pilas': Que el famoso "No- No-No-No-No", resuene para siempre en Cooperstown

ESPN

Tener una carrera de más de 25 años en un mismo lugar, despues de haberla comenzado desde cero con la intriga que conlleva la posibilidad de empezar a andar un camino desconocido e ir descubriendo el future paso a paso, no es algo que se construye de la noche a la mañana. Si esa carrera, además, implica comenzar lejos del deporte amado desde chico aunque, en base a dedicación, esfuerzo y, especialmente, mucho talento lo llevan a ser parte de ese juego, entonces se puede decir que todo valió la pena.

Ernesto Jerez, de él se trata, lleva 26 años hablándole a millones de fanáticos a través de los micrófonos de ESPN, en un lenguaje con acento dominicano que se ha convertiro en un sello personal. Pero también, enriqueciendo el léxico beisbolero con ese grito de guerra que se desata cada vez que hay un jonrón. El No-No-No-No-Nooooo… díganle que no a esa pelota, es la huella que marcó al cabo de toda su carrera, que lo identificó, y que, por si fuera poco, pretende instalarse en el Salón de la Fama del Béisbol, ya que fue nominado al Premio Ford Frick, que conduce a los relatores a Cooperstown.

En la última edición del podcast ‘Nos Ponemos las Pilas', Fernando Palomo charlo con su colega y amigo, de la carrera de este dominicano nacido en Santiago de los Caballeros y que puede convertirse en universal a travéz del Beisbol. “El día del anuncio, me enteré como todos nos enteramos. No hubo una llamada previa. Estaba en casa solo y me pasaron mil cosas por la cabeza. Me acorde de los inicios, los sacrificio, la gente con la que me tocó trabajar… Todo ha pasado tan rápido que no me detuve a evaluarlo. Lo que te puedo decir es que te crea un compromise como nunca antes había sentido, pero también te devuelve a la tierra, que debemos ser humildes, que no hay que fallarle a la profesión”.

¿Cómo se gestó su sello de identidad?. Lo explica en detalles. “Yo no tení un grito de jonrón”, recuerda Ernesto Jerez para agregar que fue algo casual por una situación con mi compañero Luis Alfredo Alvarez. Una vez tuvimos que que narrar un juego de pelota dos veces, porque cuando lo hicimos en vivo, no se habؙía grabado el audio. Cuando la productora nos dijo que teníamos que hacerlo otra vez, yo empezé a decir no, no, no… no puede ser!. Luis Alfredo tomó nota y en el medio del partido adelantaba lo que pasaría en la jugada porque ya lo había visto!. Entonces en las pausas yo le decía que la gente se daría cuenta de ello y el me respondía con no, no, no, no que había escuchado de mi boca. De pronto vino un jonron en otro juego y empecé a decir el no, no, no y le agregué el díganle que no a esa pelota… Así fue como nació”.

Su pasión por el béisbol nace de chico, en Santiago. “Mi papá era un aguilucho rabioso. Nos llevaba al estadio a ver a las Aguilas Cibaeñas y si en el segundo inning nos anotaban 5 carreras por ejemplo, se paraba y nos decía “nos vamos”. Y a pesar que le decíamos que faltaban 7 entradas, ya no quería ver el juego y nos volvíamos a casa”.

Sin embargo, la mejor anécdota de con su padre la contó luego de que se le preguntara sis u padre lo imaginaba relatando bésibol. “Yo se lo expliqué en una conversación telefónica. Yo estaba en Boston y él en Santiago cuando le dije lo qude los que empezaría a trabajar , entonces la lamó a mi mama y le dijo: Escuchalo a tu hijo que ahora quiere ser artista… Entre risas le tuve que explicar a mi mama que no quería ser cantor de merengue. Entonces lo entendieron”.

Regresando al tema de su nominación para el premio Ford Frick, Ernesto reconoce que a lo largo de su carrera, “me he tenido que adaptar a los nuevos tiempo, a nuevas formas de narrar, de buscar información, pero el sentimiento principal es la pasión por esa profesión que nos dio una carrera. Tal es así que hoy en día, a pesar de la pandemia, es cuando más estoy disfrutando lo que hago”.

Por último, reconoció que si bien te da presencia en el Salón de la Fama de Cooperstown, “No te hace inmortal del deporte. Te lleva al Salón de la Fama pero no te convierte en miembro del mismo”. Sin embargo, hay que reconocer que tener una carrera de más de 25 años, narrando béisbol, forjando una carrera ejemplar, dejando huelas imborrable, te convierte necesariamente en inmortal. Y por ello, se merece que su No, no, no, no, noooo… díganle que no a esa pelota… resuene en Cooperstown para siempre.


Escucha en ‘Nos Ponemos las Pilas, la entrevista con Ernesto Jerez