<
>

Mariano Rivera: 'Jugué siempre con dignidad, honra y respeto'

Mariano Rivera va el domingo a su cita con la inmortalidad, para coronar un largo camino que comenzó muchos años atrás en un pueblito pesquero de Panamá y lo llevó a convertirse en el mejor relevista de todos los tiempos.

El primer jugador elegido con el voto unánime de los miembros de la Asociación de Escritores de Béisbol de América (BBWAA), y el último en usar el número 42 de las Grandes Ligas será oficialmente exaltado en una concurrida ceremonia que incluirá también a Mike Mussina, Edgar Martínez, Lee Smith, Harold Baines y el fallecido Roy Halladay.

“Recibir esa llamada (de Cooperstown) fue algo especial. Recuerdo que lo comparé como si hubiéramos ganado la Serie Mundial”, le confesó Mariano a Marly Rivera en entrevista con ESPN Digital.

“Ser el primer seleccionado de manera unánime y que haya sido un latino es un reconocimiento al trabajo arduo que nosotros hemos hecho. Eso me dejó entender que lo que nosotros hacemos lo miran y valen”, agregó.

Sin embargo, según sus propias palabras, la inmortalidad nunca estuvo en los planes del cerrador de los New York Yankees, ganador de cinco anillos de campeón.

“A lo largo de mi carrera nunca pensé en llegar a Cooperstown. Siempre estuve enfocado en ayudar a mi equipo, en ver cómo podía ayudar al equipo a ganar. Lo demás es ganancia añadida, pero nunca pensé ni en ser el mejor cerrador. Lo que siempre quise fue dar lo mejor de mí para ganar la mayor cantidad de Series Mundiales que pudiéramos”.

“Cuando terminó mi carrera sí miré para atrás y dije, quizás tenga la oportunidad de entrar al Salón de la Fama, que ese sueño se haga realidad”.

De las cosas esenciales, nada le faltó a Rivera: cinco Series Mundiales, Jugador Más Valioso en una de ellas (1999) y en el Juego de las Estrellas de 2013, líder absoluto en rescates (652)…

“No me faltó nada por lograr. Estoy sumamente agradecido con Dios por la carrera tan linda que me permitió tener. Si tuviera la oportunidad de hacerlo nuevamente no cambiaría nada”.

“Quizás me faltó cumplir el deseo de jugar aunque fuera una vez en el outfield. Se lo pedí muchas veces a Joe (Torre). Le decía, ´ponme en el octavo inning con dos outs una sola vez y no vas a tener que escucharme siempre pidiendo lo mismo una y otra vez. ¿Qué posibilidades hay en esa situación de que bateen por el centerfield? Y si batean, yo la voy a coger´. Pero nunca me complació”.

Al nativo de Puerto Caimito no le quita el sueño que alguien llegue a romper algún día su récord de juegos salvados.

“No sigo mucho el béisbol y no sé si hay alguien en la actualidad con posibilidades de romper mi récord de salvamentos. De todos modos, los récord son para romperse, pero lo único que puedo decirte es que yo jugué con dignidad, con honra, con respeto, lo amé hasta el día de hoy y lo que pase, si alguien lo rompe, no me hará ni mejor ni peor. Yo seguiré siendo el mismo Mariano Rivera”.

“Siempre veo a (Aroldis) Chapman, porque es de los Yankees, que es el único equipo que sigo y me gusta. De paso veo a otros cerradores de los equipos que juegan contra los Yankees. Lo que siempre enfatizo es que, hagan o no su trabajo, respeten el juego”.

El panameño fue parte esencial de la dinastía Yankees de finales de los 90 e inicios de este siglo, junto con Derek Jeter, Andy Pettitte y Jorge Posada.

“Poder compartir con mis hermanos Derek, Andy y Jorge fue una bendición de Dios. Crecer junto a ellos, verlos desarrollarse a la par. Me siento bendecido por haber jugado con ellos”.