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'Así quiero que acabe mi carrera': Un final mágico, un último empujón de playoffs de Albert Pujols

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El 23 de septiembre será recordado como la noche donde Pujols se aferró más a la inmortalidad (3:28)

El dominicano conectó su cuadrangular 700 en su carrera para convertirse en el primer latino y el 4to jugador en la historia en entrar en el selecto club (3:28)

LA CAMINATA DE 11 METROS que va del círculo de espera a la caja de bateo del Busch Stadium se ha convertido en algo habitual para Albert Pujols. L0 ha hecho más de 2.000 veces durante su carrera (4.000, si toman en cuenta el antiguo estadio). Sin embargo, algo se sintió distinto en la jornada del 2 de septiembre, cuando fue anunciado como bateador emergente en la séptima entrada de un partido contra los Chicago Cubs que habría caído en la irrelevancia. El aire era un poco más fresco; el ambiente, cada vez más tenso. Se acercaba octubre, pero parecía que toda la ciudad ya estaba presente en espíritu, anticipando lo que estaba en el horizonte. Habían pasado once años desde que Pujols experimentó por última vez el atractivo del béisbol de postemporada en San Luis, pero de repente todo le volvía a ser familiar. En ese momento, casi parecía que nunca se hubiera ido.

"Esa noche me afectó", dijo Pujols. "Me afectó. El ruido... era distinto".

El final de la carrera de Pujols, que abarca 22 años en el béisbol y le hace merecedor del Salón de la Fama, muchas veces se ha sentido como si fuera un sueño fastuoso. Volvió al lugar donde se convirtió en un símbolo, alcanzó el más distinguido de los hitos y con 42 años, se convirtió en importante colaborador de un equipo campeón de división, jugando a niveles que ya no parecían alcanzables. Mientras Pujols padeció dificultades durante la mayor parte de la última década con Los Angeles Angels, a menudo parecía que toda una generación crecería sin experimentar realmente la grandeza de Pujols. Y entonces allí estaba, un último indicio de ella al final. "Una bendición", así lo denominó Pujols. Pero el verdadero premio le espera.

Los St. Louis Cardinals inician su marcha en la postemporada este viernes, recibiendo la visita de los Philadelphia Phillies en una serie por el comodín a un máximo de tres partidos. Pujols ha pasado la temporada 2022 en mayor medida impulsado por la idea de alzar el trofeo de Serie Mundial como Cardenal por tercera y última vez, retirándose al lado de su querido amigo Yadier Molina con lentes de esquí cubriéndoles los ojos y botellas de champaña en las manos. Pero la oportunidad es tan importante como la recompensa. Independientemente de lo que suceda, Pujols cree que ya ha ganado.

"Así quiero que termine mi carrera... con los fanáticos, con la ciudad, en la postemporada", expresó Pujols a ESPN en San Diego durante una mañana reciente. "Hombre, yo no cambiaría nada".

LA ÚLTIMA TEMPORADA DE PUJOLS parece más increíble si tomamos en cuenta lo poco probable que es.

En 2021, Pujols básicamente reposicionó su marca en un periodo de cinco meses, firmando con la organización de Los Angeles Dodgers a mediados de mayo (pocos días después de que los Angels le pusieran en libertad) y se estableció como mentor dentro del clubhouse y destructor de pitchers zurdos. Brillando dentro de unos Dodgers galardonados y que juegan a nivel de elite, disputando partidos significativos y de alta intensidad frente a una apasionada afición le permitió a Pujols recuperar la energía que a menudo le faltaba mientras se consumía dentro de equipos de los Angels que frecuentemente no iban a ninguna parte. A pesar de ello, se sintió agotado para la primavera siguiente.

Había jugado lejos en octubre por primera vez en 10 años, luego pasó un periodo en la República Dominicana jugando pelota invernal, cumpliendo con la promesa hecha a los aficionados de su país natal. Febrero llegó y se fue, y dueños de equipo y peloteros no habían pactado una nueva contratación colectiva. Por ello, Pujols no tenía certeza de si volvería a jugar a la pelota. El paro patronal fue levantado el 10 de marzo, acordándose la creación del bateador designado universal dentro de las nuevas cláusulas que rigen la relación laboral del béisbol mayor, y el agente de Pujols Dan Lozano le imploró para que volviera.

"Danny", recuerda Pujols haberle dicho a su representante. "Estoy fregadamente agotado. Estoy cansado".

Sin embargo, Pujols eventualmente aceptó la idea, la consultó con sus hijos y éstos le dieron la bendición. Quince días después, según afirma el pelotero, tenía ofertas de tres equipos, pero los Cardinals no era uno de ellos. Después, recibió la llamada de su manager Oliver Mármol.

Era un viernes. Pujols estaba en San Diego viendo a una de sus hijas, Sophia, competir en un encuentro gimnástico celebrado en un centro de convenciones cercano al Petco Park.

"¿Estás en forma?", pregunto Mármol.

"¿Quieres meterte en FaceTime y ver?", le respondió Pujols.

Pero Mármol, que entonces tenía 35 años y se aprestaba a cumplir su primera temporada como manager de Grandes Ligas, no necesitaba ser convencido. Durante los entrenamientos primaverales, revisó el roster junto con el coach de banca de los Cardinals Skip Schumaker y decidió que sería demasiado arriesgado depender demasiado del inexperto Juan Yepez para obtener producción ofensiva. Se requería de un bateador designado diestro con experiencia y Pujols, según creía Mármol, calificaba como una opción ideal. Pero faltaban menos de dos semanas para el Día Inaugural y Pujols debía incorporarse inmediatamente al campamento si quería jugar. Pronto volaría para reunirse con otros equipos, le comentó a Mármol, y por ello los Cardinals requerían concretar rápidamente con él.

Ese mismo día, Mármol hizo su propuesta al presidente de operaciones de béisbol de los Cardinals John Mozeliak, que requería de tiempo para pensarlo. Persistían las preocupaciones sobre cómo Pujols podía encajar dentro de la alineación ofensiva y las complejidades de gestionar las etapas finales de la carrera de un ícono. Pero el domingo por la mañana, Mozeliak comenzó a recapacitar. Los Cardinals terminaron un juego de entrenamientos primaverales contra los New York Mets en Port St. Lucie, Florida, esa misma tarde. Cuando Mozeliak se encontró con el tráfico de regreso a Júpiter, decidió llamar a Pujols.

Pujols y Mozeliak tuvieron lo que Mozeliak describió como una reunión amigable cuando los Angels jugaron en 2019 en San Luis; sin embargo, ésta calificaba como su primera conversación telefónica desde que Pujols dejó el equipo cuando se convirtió en agente libre en el invierno de 2011. Mozeliak quería asegurarse de que no había rencor, en que Pujols estaba comprometido en jugar otra temporada de béisbol en su totalidad y que sentía genuinos deseos de volver a ser un Cardenal. Pujols le reveló que tenía ofertas para jugar en otros sitios; sin embargo, expresó lo que significaría para él reunirse con Molina y Adam Wainwright, aparte de terminar su carrera en un clubhouse con Nolan Arenado y Paul Goldschmidt, en una ciudad con una población que seguía adorándole. Mozeliak quedó convencido.

Aproximadamente a las 8 p.m., Mozeliak y Lozano ultimaron los detalles de lo que se convertiría en un contrato por un año y $2.5 millones. Pujols abordó un vuelo madrugador pocas horas después y para la tarde del lunes, ya estaba sobre el terreno completamente uniformado, saliendo de la esquina del jardín derecho en medio de una ovación de pie. Uno de los últimos obstáculos entre Mozeliak y Lozano no fue monetario: se trataba de definir qué pasaría si todo salía mal.

"Sólo quería entender: '¿Habría una rampa de salida?'", recuerda Mozeliak. "Afortunadamente, nunca tuvimos que explorarla".

PUJOLS APENAS ligaba para .215/.301/.376 para el receso del Juego de Estrellas, produciendo OPS de .676, a 81 puntos por debajo del promedio de la liga. Luego, en la segunda mitad de la campaña, bateó a nivel de Jugador Más Valioso, ligando para .323/.388/.715 con 18 cuadrangulares, 48 empujadas y OPS de 1.103 que se ubicó en el segundo puesto de la categoría entre los peloteros con un mínimo de 150 apariciones al plato, ligeramente por encima de Mike Trout, ligeramente por debajo de Aaron Judge.

Schumaker, su compañero en los Cardinals entre 2005 y 2011, cree que ser invitado al Juego de Estrellas del 19 de julio y ser reconocido por sus colegas "pudo haber rejuvenecido" a Pujols. Sin embargo, pocos días antes ocurrió algo más tangible.

Pujols comenzó a juguetear con la idea de comenzar su swing con sus manos ligeramente más bajas y sostener el bate marginalmente más erguido con la idea de recortar su trayectoria por la zona de strike y tentativamente, sincronizar más consistentemente con la patada alta que empezó a incorporar con mayor regularidad durante el verano anterior. Pujols afirmó intentarlo durante una aparición como bateador emergente contra los Atlanta Braves el 4 de julio, para después utilizarla en una ocasión como titular dos días después, enfrentándose a Max Fried. Produjo dos imparables y decidió seguir con su estrategia. El ajuste es prácticamente imperceptible en los videos, especialmente para el ojo inexperto; sin embargo, se trata de un cambio notable para un hombre que ha venido esculpiendo su swing de forma meticulosa desde la infancia.

"Es sólo una sensación, hermano", afirma Pujols. "Todo se trata de las sensaciones".

Entre el 10 y 22 de agosto, en un periodo de 29 apariciones al plato, Pujols soltó siete cuadrangulares, el mismo total que produjo en los primeros cuatro meses de la temporada.

El 10 de agosto en Colorado, culminó una noche de cuatro indiscutibles con un jonrón.

El 14 de agosto, frente a un estadio de San Luis prácticamente a casa llena, contra unos Milwaukee Brewers que apenas estaba a medio juego de desventaja en la División Central de la Liga Nacional, Pujols bateó dos cuadrangulares, el último para ampliar la ventaja en el octavo inning, provocando una enfática declaración de "¡Ésta es nuestra casa!" antes de saltar alrededor de las bases.

El 18 de agosto, jugando de local, ligó el primer grand slam de su carrera bateando como emergente.

El 20 de agosto en Phoenix, soltó dos jonrones.

El 22 de agosto en Chicago, bateó un cuadrangular con una recta al nivel de su cabeza, el único jonrón del encuentro.

De repente los 700 jonrones, un hito que en algunas instancias pareció inalcanzable, estaban al alcance de la mano. Su marca de por vida estaba en 693 previa a las últimas seis semanas de la temporada regular.

Pujols había sido toda una fuerza a la hora de enfrentarse a los lanzadores zurdos, contra los cuales había bateado para .393/.460/.964 después del receso del Juego de Estrellas. Sin embargo, también produjo a niveles de élite contra los diestros. Y durante ese periodo culminante los Cardinals, que incrementaron su ventaja divisional en cuatro juegos durante la potente racha ofensiva de Pujols en agosto, se apoyaron en él, convirtiéndolo en diaria presencia cercana al corazón de la alineación ofensiva.

Pujols nunca miró atrás. El dominicano produjo OPS de .893 durante los 32 días siguientes, periodo que concluyó con esa noche de dos cuadrangulares en la que soltó el número 700 el 23 de septiembre en Los Ángeles. Disparó tres jonrones en sus últimos cinco juegos, terminando su campaña con línea ofensiva de .270/.345/.550 y 24 jonrones en 109 partidos. Su OPS ajustado (154) fue su mejor marca en doce años.

"Literalmente parece que volvió a ser veinteañero", indica AJ, hijo mayor de Pujols. "Está tan contento en este momento. Puedo darme cuenta".

EN PRIMERA LÍNEA del éxito de Pujols este año se encuentra Chris Conroy, entrenador atlético asistente de los Cardinals que ha actuado como uno de los más importantes curadores de la historia de este deporte. Hace diez años, a petición del ex manager de los Cardinals Mike Matheny, Conroy empezó a coleccionar pelotas importantes, marcándolas con sus respectivos hitos. Así asumió una función previamente asumida por el veterano entrenador Barry Weinberg. Pensó en darles un aspecto bonito, por ello se hizo con un libro sobre caligrafía, compró una pluma especial e ideó lo que describe como "una versión bastarda de caligrafía" para anotar fechas y cifras específicas, poniéndolas en contexto.

Esta temporada, considerando las hazañas de Pujols, la historia de la batería Molina-Wainwright y los 13 novatos que debutaron con los Cardinals; Conroy estima haber escrito sobre aproximadamente 50 pelotas. Cree que ha dedicado cerca de 12 pelotas para hechos exclusivamente relacionados con Pujols.

Obviamente, el momento más destacado es el jonrón 700, hazaña que previamente sólo había sido alcanzada por Aaron, Ruth y Barry Bonds. Pero no pudieron recoger dicha pelota. Asimismo, Pujols superó a Bonds para imponer un récord de cuadrangulares contra pitchers distintos (que actualmente se ubica en 458) y más jonrones para asumir ventajas desde 1961, que ahora suma 263. Pujols llegó a 2.200 carreras empujadas, 3.000 juegos, 1.900 anotadas y 1.400 extrabases. Todas esas hazañas merecían sus respectivos recuerdos.

"Es increíble", dijo Conroy. "Siempre hay algo".

Sin embargo, la última temporada de Pujols ha sido definida tanto por distintos momentos como por sus hitos. Chocar dedos con el rapero Nelly, su primer juego como pitcher o verse rodeado por All-Stars en medio el Derby de Jonrones o dejar en el terreno al rival con Molina y Wainwright a su lado en el último encuentro de local. Como los dos aficionados de los Cardinals que lo abrazaron en lágrimas después de verle conectar el jonrón 696, o un aficionado de los Pirates a quien Pujols le pidió que se quedara con la pelota del 697 para conmemorar el deceso de su padre o las decenas de miles de fanáticos de los Dodgers que lo saludaron en las horas previas al jonrón 700.

Como las docenas de compañeros cuyas carreras han sido forjadas por sus consejos esta temporada.

"Te digo que, si te acercas a cualquier pelotero, éste tendrá una historia relativa a cómo [Pujols] repercutió en ellos este año: llevándolo a la jaula, sentándolo, preguntándole: '¿Qué piensas cuando recorres las bases?' '¿Qué piensas en el infield?'", afirma Schumaker. "No sólo es en el aspecto ofensivo; se trata de la defensiva y el corrido de bases, que nuestros pitchers hablen de cómo se revelan los lanzamientos. Se trata de todos ellos".

EN VARIAS OCASIONES durante esta temporada, ha sido evidente que Pujols ha confrontado dificultades para contener sus emociones, toda una rareza para un hombre apodado "La Máquina". Luego de soltar su jonrón 700 en el Dodger Stadium (el sitio donde resucitó su carrera de múltiples formas), encontró un pasillo a las afueras del dugout de visitantes, donde se refugió para que las cámaras no le captaran llorando. Diez días después, en una ceremonia sobre el terreno para homenajearlos a él y a Molina, las lágrimas estuvieron a punto de volver a fluir cuando se dirigió a sus cinco hijos, sentados detrás de él.

Pujols se convirtió en uno de los más grandes bateadores de la historia del béisbol gracias a una disciplina y concentración implacables, que apenas se desviaban de lo que éste tenía delante. Siempre era esta repetición y este pitcheo y este turno, nada más. Sin embargo, este año se ha propuesto dar un paso atrás para ver el panorama general. Para apreciar la particularidad de este momento, para notar cómo los aficionados se le han unido... para darse cuenta de que casi ha terminado.

"Se acerca al final", afirma Pujols. "Una carrera jugando al béisbol con 37 años, desde que tenía 5 años, y le pondremos punto final. Estoy seguro de que sentiré cierta emoción corriendo dentro de mí, dentro de mi familia. Pero, a la vez es simplemente una bendición".

Hace poco más de seis meses y poco más de cuatro minutos luego de iniciar su rueda de prensa para anunciar su llegada a los Cardinals como nuevo miembro del roster, Pujols declaró que ésta sería su última temporada en las Grandes Ligas. Se contuvo de hacer semejantes declaraciones en 2021, a pesar de que ese año marca el fin del contrato por 10 años y $240 millones que firmó inicialmente con la organización de los Angels. Pero quería afirmarlo a principios de 2022 por un simple motivo: para protegerse contra la tentación de regresar.

Los finales suelen ser complicados, incluso para los miembros más destacados del Salón de la Fama. Babe Ruth pasó su última temporada vistiendo el uniforme de los Boston Braves y no jugó más allá del mes de mayo. Willie Mays tuvo problemas patrullando las praderas con los Mets para cerrar una carrera que, de resto, fue brillante. Hank Aaron ligó para .229 cuando jugó apenas 85 juegos en su último año con Milwaukee. La carrera de Ken Griffey Jr. terminó cuando abandonó el clubhouse de los Seattle Mariners un día a principios de junio y manejó su auto atravesando el país sin informar a nadie.

Sin embargo, Pujols prefiere concentrarse en aquellos que consiguieron un impulso final. Sacó a relucir el caso de David Ortiz, uno de sus amigos más cercanos en este deporte, que terminó en el sexto puesto de la votación al Jugador Más Valioso en su vigésima y última temporada en 2016. Se imaginó atravesando un camino similar y encontró estímulos en las múltiples personas que no le creían capaz.

"No hay nada que me satisfaga más que ello... cuando la gente duda de mí y les demuestro que se equivocaron", afirma Pujols. "Me rio un poco, porque sé lo que soy capaz de hacer en este deporte cuando estoy sano".

Cree que puede seguir jugando, aunque se siente tranquilo tanto con el desarrollo de su temporada y hacia donde se dirige.

"Puedo decirte que he puesto mi mente en el próximo año, prepararme. Y puedo seguir jugando dos o tres años más, si así lo quiero", afirma Pujols. "Pero estoy agotado. He terminado. Esto es todo. Aquí es donde termina la carrera de Albert Pujols".