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LGBTIQ... sí, con la Q de la homofóbica Qatar

LOS ÁNGELES -- Fue en julio de 1996. Hace 26 años. Boca Juniors masacró a River Plate (4-1). Claudio Caniggia fue la figura con un triplete. El momento icónico fue otro. Diego Maradona le planta un beso intenso en la boca al Pájaro. Lo había prometido: “Si Cani anota un gol, le doy un piquito (beso)”. Caniggia declararía a TyC: “Diego hace mejor los pases para gol que los piquitos”.

La imagen del beso entre las dos magníficas bestias del futbol argentino le dio la vuelta al mundo. Fascinación. Todos se solazaban con la estampa. Un beso entre machos alfa y astros, era una anécdota festiva del futbol. Como aquel oscuro ósculo entre dos poderosos políticos en el mundo: el líder soviético Leonid Brézhnev y el presidente de la República Democrática Alemana, Erich Honecker en 1979.

Anécdotas. Travesuras. Ocurrencias. Excentricidades. Rebeldes con causa, rebeldes sin causa. ¿Homosexualidad en el futbol? No, si son el Diego y el Cani.

La realidad es otra en el futbol profesional de varones. Phillipp Lahm, figura del Bayern Munich, en su libro “El Juego: el Mundo del Futbol”, publicado en 2021, se subió a la hoguera pública. Recomendó a los jugadores que no desafiaran a La Hidra voraz de las “buenas costumbres”, a los sepulcros blanqueados.

Lahm aconsejó a los futbolistas gay que mantuvieran bajo secreto su orientación sexual. “Aún falta aceptación en el mundo del futbol y en la sociedad, en general. Tendrían que soportar insultos y difamaciones. ¿Quién aceptaría eso, que te agravien por ser quien eres?”

Los pocos futbolistas profesionales varones (18) que han revelado su orientación sexual, lo han hecho después de retirarse, excepto uno, cuya vida se convirtió en un infierno a partir de su emancipación pública: el inglés Justin Fashanu.

El mismo Lahm analiza en su libro la audacia de su ex compañero en la selección alemana, Thomas Hitzlsperger, quien tomó la decisión después de retirarse en 2014. “Declaro mi homosexualidad porque deseo que esta cuestión avance en el mundo del deporte profesional”, dijo al semanario Die Zeit.

“Me pareció prudente que (Hitzlsperger) se atreviera a dar el paso e hiciera pública su orientación sexual, pero solamente después de poner fin a su carrera como futbolista activo”, opinó Lahm en su texto publicado en enero de 2021. Sí, hace año y medio.

Pero en la misma Alemania, no todos coinciden con Lahm. El portero y ex capitán de la selección alemana, Manuel Neuer, portó el gafete multicolor durante la más reciente Eurocopa en apoyo al movimiento LGBTIQ+, lo cual originó una investigación por parte de la UEFA sobre sus motivos. Al final, el organismo abandonó la investigación y dedujo que lo había hecho por una buena causa, “promueve la diversidad”.

Neuer ha sido solidario con la comunidad LGBTIQ+. De hecho, ha insistido a que los futbolistas profesionales revelen su orientación sexual sin temores. “Quien sea gay, debería decirlo; salir del armario alivia”, comentó el arquero.

Pero, 2022, y eventualmente el futbolista profesional en el mundo, sabe que hacer una revelación así, será poner en riesgo su carrera. La sentencia de Lahm prevalece: “Tendrían que soportar insultos y difamaciones”.

Mientras en el futbol femenil hay más apertura para que las jugadoras anuncien su orientación sexual, en el caso de los varones, sigue siendo un tabú absoluto. Un momento relevante para la comunidad LGBTIQ+ ocurrió cuando la seleccionada nacional estadounidense Megan Rapinoe y la basquetbolista Sue Bird contrajeron nupcias.

La misma Rapinoe, Balón de Oro de la FIFA, había sido dama de honor del matrimonio entre las seleccionadas nacionales de EE. UU. y campeonas del mundo, Ali Krieger y Ashlyn Harris.

“Gran parte del apoyo a nuestra relación, lo hemos recibido por parte de nuestras familias y amigos, y ha sido a través del futbol. Que en el mundo en que vivimos se celebren así el amor, la aceptación y la inclusión, es bajo mi punto de vista, más significativo aún”, alentó Ashlyn Harris.

Pero, Justin Fashanu fue una dolorosa advertencia. Tuvo dos vidas el futbolista inglés. Una, antes de declarar a The Sun en octubre de 1990, sobre su orientación sexual, y otra después de hacerlo. Jugador excepcional, fue el primer futbolista afroinglés, en cotizar en un millón de libras, su transferencia del Norwich al Nottingham Forest.

El mayor impacto en Fashanu, llegó precisamente con su entrenador, Brian Clough, quien lo confrontó con una increpación que se volvió brutal al paso del tiempo. “¿A dónde vas si buscas pan?', le pregunté. 'Al panadero, supongo'. '¿A dónde vas si quieres una pata de cordero?' 'Al carnicero'. 'Entonces, ¿por qué sigues yendo a ese maldito club de maricones?'”, relata el mismo Clough en su autobiografía. Comenzaba el infierno.

Justin Fashanu se encerró el 2 de mayo de 1998, a los 37 años, en la cochera de su casa en Shoreditch, Londres, y puso fin a su vida. Con su anuncio a The Sun, quiso abrir puertas, y semejante osadía, en un universo no apto, para ello, terminó en el ostracismo total, agobiado incluso por una acusación de asalto sexual de un muchacho de 17 años, en Maryland, Estados Unidos.

El propio hermano de Fashanu, John, también futbolista profesional, después del anuncio de su orientación sexual, dijo que le era “totalmente extraño”, y que nunca compartiría las regaderas de un vestidor de futbol con él. Años después se arrepentiría de sus comentarios, y defendería la valentía de Justin.

El ex seleccionado francés Patrice Evra, autor del libro “Yo amo este juego”, ratifica la homofobia vigente en el futbol profesional: “En el futbol, si dices que eres gay, se acabó. Yo jugué con futbolistas que eran homosexuales. Cara a cara, se sinceraron conmigo... tenían miedo de hablarlo con el resto. Hay (había) al menos dos jugadores por club que son homosexuales”.

Hasta hoy, son 18 los futbolistas varones que han hecho pública su orientación sexual. Todos ellos, excepto Fashanu, lo revelaron después de haberse retirado.

En 2022, para el futbolista profesional que vive sin declarar abiertamente su orientación sexual, todo ha cambiado, pero, ellos lo saben, desde Justin Fashanu hasta la fecha, en realidad, nada ha cambiado.

Prueba de ello, el anuncio del Gobierno de Qatar al abrir sus puertas al Mundial 2022, prohibiendo muestras de afecto en público entre miembros de la comunidad LGBTIQ+, y advirtiendo de brutales condenas y castigos. Y no es broma ni blof. Según relata su propia odisea el ex futbolista qatarí de 35 años, Nas Mohamed, quien a los 22 años en Las Vegas, se sintió “por primera vez libre”, al visitar un bar gay, tras una vida de represión.

Al regresar a Qatar, debió refrenarse nuevamente. “Vivía con un miedo constante. Pensé que me matarían si alguien se enteraba de que soy gay, si se sabía públicamente. Los asesinatos de honor son muy tribales en Qatar. Algunas familias lo hacen, otras no, y el gobierno trata de no intervenir”, dijo en una entrevista a la BBC.

Ironía pues: por un lado está la FIFA, que representa la diversidad, el respeto, lo humanístico; y por otro lado está el gobierno qatarí, con sus políticas en contra de la comunidad LGBTIQ+.

Sí, aunque todo ha cambiado, nada ha cambiado para los futbolistas gay. Quizás es por eso que los dos o más jugadores gay que -- según la aseveración de Patrice Evra -- militan en cada equipo, no se atreven a salir del armario.