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Chivas: sus 23 Judas y sus 7 cruces

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Jugadores de Chivas salieron a la rueda de prensa en apoyo al cuerpo técnico (2:09)

El plantel completo dio la cara tras acumular ocho fechas sin victoria en el campeonato mexicano. (2:09)

LOS ÁNGELES — Parecía una escena surrealista de La Última Cena. Claro, no había un Cristo, pero sí 23 Judas. Claro, Iscariotes, todos.

“El cuerpo técnico (Ricardo Cadena), ya ha hablado demasiado”, dijo uno de los tantos enmudecidos en la cancha, Isaac Brizuela. Encabezaba él, con Fernando Beltrán, esta peregrinación de la hipocresía.

1-1 con Atlas. La afición sigue inconforme, porque Chivas jugó 29 minutos con un hombre más y se hizo menos en ese lapso.

Plañideras de su propia desgracia, los jugadores del Guadalajara ofrecen como expiación, entrada gratuita, libre, para recibir a un filibustero del despecho: Víctor Manuel Vucetich y sus Rayados. “No nos abandonen, los necesitamos”, dijo Beltrán. ¿Olvida que llevan cinco años abandonando a esos a quienes hoy imploran conmiseración?

¡Qué grandísima oportunidad tiene la afición de Chivas de hacer sentir su descontento! Si con entrada gratis, se ausenta del estadio, mandará el mensaje más poderoso jamás visto a plantel, entrenador, directivos y el dueño, si es que éste se entera, y no anda rancheando o changarreando en la venta de milagros en polvo.

El desaire, el desdén, del abandono, un estadio desolado, si acaso con despistados seguidores de Monterrey, sería el mayor golpe de autoridad de la afición de Chivas en su historia contra la directiva que más actos de perjurio y promesas incumplidas ha tenido en su historia.

Sí, lo sé, es mucho pedir. La religión del villamelón. “Contigo, en las malas y en las peores”, dirán. El arrullo, la complicidad del perdedor. El instinto maternal del fracaso.

Recordemos que no es la primera vez que un grupo de jugadores de Chivas asoma a respaldar en conferencia de prensa a su entrenador. Hay amargas estatuas de sal, como la mujer de Lot, que viven con la nostalgia por sus pecados.

Así, tal cual, los 23 Iscariotes de la noche del sábado en la sala de conferencias. Algunos tienen ya siete entrenadores, incluyendo al actual, prometiendo que “ahora sí”, e irónicamente se cobijan bajo el hombre del santoral de bolsillo y su prédica apócrifa y pérjura: “Aquí, ya no se va a hablar de descensos sólo de títulos”, rumió Ricardo Peláez. 23 Judas y siete cruces. ¿O 24 Judas y 7 cruces?

Cierto, Chivas tuvo momentos de algidez emocional, futbolística y competitiva. Cierto, por instantes, pocos ciertamente, pero dignificó la zalea rojiblanca en el paraninfo supremo de un Clásico Tapatío, de los pocos genuinos y que aún sobreviven en una tierra estéril de rivalidades legítimas en el futbol mexicano.

Pero, ya no alcanza, en cinco años de miserias, dar dedazos de atole como empatar entre estertores ante el Atlas, que vive también horas bajas. Para su fortuna, en el sitio 17, Chivas se revuelca de felicidad sobre el ataúd mugriento y maltrecho, del ya hace meses muerto Querétaro. Además, claro, no hay problema porque no hay descenso. Pero la multa hay que pagarla. Y en la tesorería de la voraz FMF, no se aceptan vales ni cupones de descuento ni muestras de cortesía de OmniLife.

Antes de enfrentar a Monterrey, Chivas hace escala ante Necaxa, equipo al que ha tenido de rodillas en inmediatos antecedentes. Aunque en este momento, Jaime Lozano lo tiene en el quinto puesto, 12 escalones por encima del Guadalajara.

Reseña La Biblia que Judas Iscariote terminó ahorcándose colgado de una higuera. El 23 de agosto, ante Rayados, será la gran cita para los 23 Iscariotes rojiblancos, que el sábado por la noche salieron a escena.

Sólo una pregunta: ¿ni siquiera alcanza el liderazgo de alguien, de quien sea, como para conseguir que fueran vestidos uniforme, gallarda y formalmente? Llegaron como puesto de tamales del Templo Expiatorio, de chile, dulce y picadillo, como militantes de la indigencia, lo que competitivamente hablando, es totalmente cierto.