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Que nadie tire la toalla con Ricardo La Volpe

LOS ÁNGELES -- Desconozco el autor. Es un enunciado con sabor a epitafio. Podría ser el mismo Ricardo La Volpe. Un obituario escrito a sangre y fuego por su alter ego. “Te quería tanto que te ayude a destruirme”.

Ha ocurrido así. Ricardo La Volpe ama tanto a Ricardo La Volpe que lo ha ayudado o lo ayuda a destruirse. El alter ego traiciona. Desoyó el mensaje de Claudia Luna: “No escales montañas para que el mundo te vea. Escala montañas para ver el mundo”.

Regresa a escena el técnico argentino. De mala manera. La alguna vez podóloga de Chivas, Belén Coronado, rescató del féretro de la burocracia la denuncia contra La Volpe presentada en abril de 2014, por acoso sexual. En aquel entonces, Jorge Vergara lo despidió apenas enterarse.

En momentos en que no tiene equipo a su cargo, ni ofertas en la mesa, y que se dedica a las redes sociales, La Volpe ve interrumpida esa tregua, al saltar sus calaveradas fallidas cuando se presentó al consultorio de la podóloga, emperifollado apenas con una toalla flojamente ceñida a la cintura. Adán con su hoja de parra seguramente tuvo más pudor.

Personaje peculiar, amante del buen comer y aún más del buen beber, quisquilloso, irascible, violento incluso, egocéntrico, nadie puede negar su capacidad como director técnico, aunque su palmarés oficial presenta sólo un título con el Atlante, pero determinante en el campeonato de Toluca en 2002, al grado que es él quien da la charla técnica antes del Juego de Vuelta de la Final, aunque no debía hacerlo, pues ya era entrenador de la selección mexicana.

Es una pregunta en tono coloquial, en sentido figurado, créalo: ¿es el momento de tirar la toalla con Ricardo La Volpe? Hablo del entrenador, del tipo que es capaz de resolver enigmas de cualquier adversario sin parpadear. ¿Del otro? Perdió la toalla en aquel abril de 2014.

Alguna vez, Mónica, su señora esposa, dejaba entrever la simbiosis estrecha entre La Volpe y su alter ego. Le quitó la toalla a su marido ante la reportera Beatriz Pereyra, al revelar detalles. La periodista publicó en la revista Proceso: "El ex técnico nacional se medica con Prozac, le hacen peelings, y le inyectan Botox para las arrugas". Y la misma Mónica lo definió así: "Es pacífico pero impulsivo; si lo atacan saca las garras".

Pero, como entrenador, tal vez algún club recoja la toalla de técnico que alguna vez arrojó el mismo La Volpe ante David Faitelson al declararle que ya no deseaba ser técnico nuevamente, sino director deportivo del proyecto de algún club. Claro, a su estilo, después se desdijo y espera, seguramente, muy cómodamente sentado, una nueva propuesta.

Hay un secreto detrás de los buenos momentos de La Volpe. Hay una constante detrás de sus éxitos con Atlante, con Atlas, con Toluca, con la selección mexicana y más recientemente con el América.

La fórmula es tan lógica como simple, pero tan complicada como arriesgada: el argentino necesita a un directivo por encima de él que le domestique y que, además, sea capaz de hacerle sentir que tiene autoridad laboral y futbolística para plantarse ante él. Revisemos.

1.- CON ATLANTE
Estaba a su cargo José Antonio García, un tipo con sus esqueletos en el armario, pero que sabe de futbol y argumenta fácilmente cualquier tema de cancha. La Volpe se sentía cómodo con él. Hablaban el mismo idioma y cojeaban del mismo pie, en muchos sentidos. Pero, dos hombres de futbol, pueden jalar juntos una carreta con los Potros arriba de ella.

El entrenador le tira la toalla a José Antonio García en el Atlante cuando se entera que Hugo Sánchez, con quien había un conflicto en todos sentidos, encima ganaba más que él. ¿Quién arruinó esa relación? El mismo García, cuando reclutó al Pentapichichi, aunque éste asegura que fue una orden de Emilio Azcárraga. Atlante venía de ser campeón y de hacer el mejor futbol que se recuerde en México, por encima del América de Leo Beenhakker, y del Atlas del mismo La Volpe o de Marcelo Bielsa.

2.- ATLAS
La cofradía rojinegra estaba siempre cerca de él. No lo hostigaba, lo alentaba. Francisco Ibarra y Alberto de la Torre deciden llevar a La Volpe. Ambos se heredan el cargo de presidentes del equipo y mantienen cercanía con el entrenador. Ambos, a su manera, aplacaban al argentino y lo respaldaban. Los mejores años del Atlas en los años 90, en la continuidad del proceso de Marcelo Bielsa.

Manobeto de la Torre le tenía tomado el pulso al técnico argentino. No era una relación fácil para el directivo, pero, jalándole la rienda, lo hizo respaldar el proyecto de fuerzas básicas, para explotar correctamente la herencia de Bielsa. ¿El resultado? Un Atlas esplendoroso... que siguió quedándose en la orilla. Y los Rojinegros tiran la toalla...

3.- TOLUCA
Se vence el ciclo de La Volpe con Atlas. Toluca le abre las puertas y la personalidad del presidente escarlata, Rafael Lebrija, impuso de inmediato las directrices al argentino. Y trabajarían cómodamente. El equipo deslumbraba y lo conseguido por La Volpe con José Saturnino Cardozo, en un desplante táctico genial, le permitió al paraguayo imponer marca de goles en torneo cortos.

Misma tónica. Lebrija al pendiente del equipo, sofocando los inevitables momentos del alter ego de Ricardo La Volpe, y el Toluca cautivaba en la cancha. El club accede a ceder a su entrenador al Tri, pero, con la condición de que colabore con los técnicos que lo sucedían al mando. Pero, Wilson Graniolatti estalló ante esa injerencia y contra Lebrija, y La Volpe impuso a Alberto Jorge, quien oficialmente es el técnico campeón con Toluca.

4.- SELECCIÓN MEXICANA

Alberto de la Torre toma posesión de la presidencia de la FMF. Concilia con Rafael Lebrija, presidente de los Diablos Rojos, para que lo ceda de cara al Mundial de Alemania 2006. Ya para entonces se involucraba con el Tri, Alejandro Burillo Azcárraga. Tres perfiles de mucho peso sobre La Volpe.

Pero, el alter ego crece a la misma dimensión del personaje. La Volpe recibe elogios por el Tri de la Copa Confederaciones, y sólo pierde un partido ante Trinidad y Tobago, en una eliminatoria “que pasamos caminando”. Él mismo confiesa que fue a exigencia de los directivos de la FMF que envió un equipo alterno para que, perdiendo, clasificara la selección de Jack Warner, por entonces capataz de la Concacaf, y al que el futbol mexicano le debía muchos favores, entre ellos, no ser vetado por FIFA tras el dopaje positivo de Salvador Carmona y Aarón Galindo en la Copa Confederaciones.

En el Mundial de Alemania, pese a lamentable fase de grupos, en Octavos de Final tiene en un puño a Argentina en Leipzig, con Andrés Guardado como revulsivo, pero viene el zapatazo de Maxi Rodríguez y sentencia al Tri. Llueven elogios de técnicos y de FIFA hacia esa selección mexicana. Al regresar, el futbol mexicano estaba harto de los caprichos y arrebatos de La Volpe. El técnico no quería tirar la toalla y suplica continuidad y una segunda oportunidad. No hubo tal.

5.- AMÉRICA
Tras su paso por el Tri, La Volpe dio tumbos espantosos. Como su fracaso estruendoso cuando recibe a Boca Juniors como campeón virtual del torneo. Pero, el alter ego, se encarga de arruinar la fiesta al pelearse con los referentes del equipo. Vélez, Monterrey, Atlas, Costa Rica (de donde se fue casi al estilo Gustavo Matosas, por aburrimiento), Banfield, Atlante, Chivas (y la podóloga), Chiapas, hasta llegar al América.

Ricardo Peláez no tuvo problemas para entenderse con él. El ego y el alter ego de La Volpe llegaban lastimados, bajoneados. De fracaso en fracaso. El dirigente de El Nido lo respaldó mientras el argentino se comportaba con cordura. No era el América del sello espectacular del lavolpismo de otros tiempos, pero sumaba. Peláez custodiaba y vigilaba, y en términos de futbol, había consenso entre ambos

Llega a la Final de la Liga, y antes de jugarla debe ir a la Copa Mundial de Clubes. Fanfarrón, asegura que puede vencer al “Real de Madrid”. No ocurre, pero América no puede avergonzarse de cómo confrontó al histórico de España.

Regresa del Mundial de Clubes y juega la Final. Tenía a Tigres en un puño en el Juego de Vuelta. Gol de Edson Álvarez lo tenía adelante en el global. Tiempos extras. Al minuto 102, Sambueza, haciendo de las suyas, se hace expulsar. Y a un minuto del final, al ‘119, Jesús Dueñas empata el global 2-2. Penaltis y yerran Da Silva, Silvio Romero y Güemez. La Volpe ratificaba su capacidad como técnico, pero su alter ego le había llenado al buche de piedritas calientes a la directiva, que decide tirar la toalla de La Volpe seis meses después.

Insisto: no hay que tirar la toalla de La Volpe. Debe, puede y quiere, pero necesita encima de él a un personaje que domine al alter ego del argentino con armas básicas: autoridad y conocimiento de futbol. Y no hay muchos.

Mientras tanto, deberá confrontar esta situación legal, porque Belén Coronado ha decidido no tirar la toalla, y llevar su denuncia hasta las últimas consecuencias.