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Y en Chivas, los ciegos ven, los cojos andan y los cínicos juegan

LOS ÁNGELES -- Y sí. Se fue Luis Fernando Tena. Y en Chivas los milagros llegaron. “Los ciegos ven, los sordos oyen, los mudos hablan, los cojos andan, los muertos resucitan...”.

Y claro, súbitamente, los cínicos, los descarados, juegan al futbol.

Los jugadores del Guadalajara sanaron súbitamente de esa amnesia decadente. Fue inconfundible, ante Juárez rindieron una confesión de culpabilidad. Ellos tienen a Chivas donde está, en la zona de vergüenza y deshonra.

Chivas gana. 2-0 sobre Bravos de Juárez. Primera victoria, primeros goles, primeros 90 minutos de dignidad profesional.

Y los milagros: José Juan Macías no falló el penalti, sino que lo cobró impecable; Uriel Antuna dio el mejor partido desde que llegó al Guadalajara; el Canelo Angulo, corrió, metió y anotó… y así, con los ciegos viendo, los sordos oyendo, los mudos hablando, los cojos andando y los desvergonzados jugando...

Todo lo que no hicieron con Tena, ahora los jugadores de Chivas sí lo hicieron, pero no pensando en el oportunismo de Michel Leaño, sino en la llegada de Víctor Manuel Vucetich.

El rival era incómodo. Un rival bravo, de esos que muerden, que hostigan, que presionan, que retan. Esas virtudes de Juárez redimensionan dos situaciones: la desfachatez de los jugadores de Chivas y lo sustancioso de la purgación de sus pecados.

¿Cómo habrá reaccionado Tena desde su confinamiento en la languidez del desempleo viendo a este Guadalajara? Seguramente entre una lágrima y un berrinche. Los Judas que lo traicionaron ya engatusan a su nueva víctima, a esa misma que aterrizó este mismo miércoles en Guadalajara: Víctor Manuel Vucetich.

Hace más evidente la confesión de sus pecados, que Chivas debió confrontar, y lo hizo sin problemas, temperaturas estrujantes y agobiantes en Ciudad Juárez, y sus jugadores terminaron menos fatigados que los locales.

¿Por qué antes los jugadores de Chivas no agobiaban al adversario desde su salida como lo hicieron este miércoles ante Ciudad Juárez?

¿Por qué antes no coparon cada espacio, cada centímetro de la media cancha para arrebatarle al adversario la posición y la posesión?

¿Por qué antes no se atrevieron a decisiones individuales con el balón, como el caso de un irreconocible Uriel Antuna, quien es evidente que puede debilitar más fácilmente a las defensas rivales que a vedettitas de ocasión?

Ciertamente, Ciudad Juárez lustra la victoria de Chivas. Cierto, el 0-1 surge de un penal que se marca de manera rigorista, tras un manotazo accidental en el rostro de Macías. Pero, Adonai Escobedo mantuvo la tónica de que juego de manos es de villanos, y después expulsaría a Alexis Vega por un forcejeo similar.

Y Macías cobró como sabe que debe hacerlo. Y le pegó a la pelota sin contemplaciones. Poco después saldría de cambio. La especulación salta de la chistera. O lo cuidan para prevenir esa fatiga muscular que tanto le aqueja, o porque la Real Sociedad le ha pedido al Guadalajara que lo blinde.

El 2-0 lo maquina Uriel Antuna. Ratifica que ningún corredor, ninguna parcela en la cancha le son desconocidos, claro, cuando quiere. Su desborde por izquierda y el balón servido a Ángulo gozan de todos los méritos de la anotación.

Por lo pronto, con la victoria, Chivas aparenta que quiere salir de la crisis y se aleja, ligeramente, de la zona crítica. Su panorama no parece incómodo. Recibe a San Luis, visita a Toluca y recibe a Pachuca. Es decir, equipos que con él, habitan en la zona de indigencia futbolística.

Podría despegarse con esos tres partidos inmediatos, especialmente porque este miércoles, ante Juárez, llegó el milagro.

Sí: los ciegos vieron, los sordos oyeron, los mudos hablaron, los cojos corrieron... y los cínicos, los descarados, ya jugaron al futbol.