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Una derrota que retumba

BRASILIA (Enviado especial) -- La onda expensiva por la caída de España en el Maracaná se extendió por todos los rincones de Brasil. El colapso de un campeón del mundo es un hecho tan significativo que excede el ámbito en el que sucede y en estos momentos se habla de la derrota de la Roja en toda la nación.

Este miércoles, Brasilia amaneció invadida de hinchas colombianos, que verán a su Selección frente a Costa de Marfil en el estadio Mané Garrincha. Sin embargo, en las sedes no hay sólo simpatizantes de los equipos que allí jugaron o jugarán, sino de todos los Seleccionados participantes de la Copa. Por eso, la capital del estado también fue un sitio de tristeza
para los españoles que allí se encontraban.

Bastó una corta caminata por la avenida Eixo Monumental para cruzarse con una buena cantidad de hinchas de la Roja, que
paseaban su pesar por el centro de la ciudad. Es que una derrota inesperada es una derrota que duele el doble. Es cierto
que el equipo que dirige Vicente Del Bosque no llegaba en su mejor momento, pero nadie podía imaginar dos derrotas y siete
goles en contra en los primeros dos juegos.

"Es un varapalo muy fuerte", afirmó Sergio, un madrileño que vive en Brasil desde hace cinco años pero que no perdió el
amor por la camiseta de su patria. "Jugamos muy mal, demasiado mal y perdimos con justicia. Desde luego que este resultado
es sorprendente", agregó antes de lamentarse por no poder ver a su Selección en la ciudad donde vive.

Cerca de la icónica Catedral Metropolitana nos encontramos con un grupo de seis españoles que parecían no haberse enterado
de la derrota de su Selección. Estaban tomando cerveza y celebrando el simple hecho de estar vivos, porque otra cosa no
podían festejar. Se habían ido del Fan Fest de Taguaparque mucho antes del final del partido y ya estaban de regreso en el
centro de la ciudad.

"Ha sido una pena, pero el Mundial sigue y nosotros estamos aquí para pasarla bien", exclamó César, un madrileño y
madridista que era el más tranquilo del grupo. Junto a él viajaban tres catalanes y dos valencianos. Se conocieron en
Salvador -la sede del choque contra Holanda- y desde ese momento comenzaron a moverse juntos para todos lados.

"Estamos en Brasilia porque aquí hay dos arquitectos que querían venir a esta ciudad. Como no teníamos entradas para el
Maracaná, decidimos hacer un alto antes de seguir viaje. Ahora no sabemos qué haremos", comenta Joan, un hincha de
Barcelona que ve desde cerca como se termina una temporada que ya quiere olvidar.

La derrota de España es el fin de uno de los ciclos más brillantes de la historia. Entre 2008 y 2014, la Roja ganó dos
Eurocopas y un Mundial, algo que nadie había hecho nunca. Esta decepción gigantesca no oscurece aquellos logros, que
tienen un brillo propio, imposible de quitar. A Brasil 2014, el Seleccionado de Del Bosque llegó en un pésimo estado
físico, sin grandes motivaciones y con más para perder que para ganar. Por eso se va en primera ronda.

Siguen los amigos españoles: "El Fan Fest fue una fiesta, estuvimos con los chilenos, que estaban muy felices y se lo merecen. Nosotros ya festejamos mucho ultimamente y no nos vamos a morir por perder una vez". Las palabras de César parecen muy sabias pero enseguida su amigo lo refuta: "por favor, no se puede jugar así, ha sido una vergüenza este equipo".

Tras la charla, los amigos se van a seguir con su viaje, que ya ha dejado de ser mundialista y se transformó en turístico. Aunque algunos intenten esconder la decepción, se ve en la postura que esta derrota ha pegado fuerte en la humanidad de una hinchada que, por primera vez en su historia, se había acostumbrado a ganar.