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El festival de Cuiabá

SAO PAULO (Enviado especial) -- El Cururu y el Siriri son las dos expresiones musicales típicas de la región de Mato Grosso y los principales legados culturales de su capital, Cuiabá. Ambas tienen su razón de ser en el festejo del santo del pueblo, San Benedicto. Como cada año, durante el mes de junio se llevó a cabo el 12° festival de cururu y siriri, con una particularidad: la Copa del Mundo.

El Mundial está omnipresente en todo Brasil desde hace meses y esa sensación es aún más fuerte en las sedes. Cuando se escogieron las doce ciudades que recibirían los 64 partidos del torneo, se pensó en una Copa federal, con participación de todos los pueblos del país. Gracias a esa idea, Cuiabá se ganó el derecho de formar parte del campeonato. Y desde su vida cotidiana hasta su más importante festival, todo fue marcado a fuego por el fútbol.

La celebración gratuito comenzó el 12 de junio, el mismo día que la Copa del Mundo y desde el inicio tuvo a la Selección
de Brasil como una de sus atracciones principales. Toda la programación de la apertura giró en torno al Scratch, a su
historia y a sus triunfos. Y fue un verdadero éxito, ya que más de diez mil personas particparon de la primera jornada.

Luego, el festival continuó como de constumbre, con las "competencias" de talento típicas. El siriri es un canto femenino,
mientras que el cururu es danza y canto sólo masculino. Son músicas alegres, que han servido desde hace muchos años para
sobrellevar mejor el trabajo en el campo y que, según los manifiestos oficiales, "celebran las cosas simples de la vida".
Además del hecho musical, también son muy apreciadas las vestimentas de los participantes.

Grupos de Cuiabá, Barra do Bugres, Santo Antônio de Leverger y Várzea Grande estuvieron presentes las dos semanas que duró la fiesta y hoy están pendientes del resultado final, que se dará a conocer el próximo 27. Los 15 ganadores serán
seleccionados para volver a participar el próximo año.

Al margen de lo que significa un festival de estas características para los artistas de la región, es el pueblo el que más
disfruta de estos espectáculos. Gran parte de la ciudad de Cuiabá asiste para disfrutar de la danza y el canto pero
también como un hecho social, para compartir un momento con sus vecinos y asistir a exposiciones de artes plásticas,
grafiti, fotografía, teatro, danza, shows de bandas regionales, ferias de artesanías, espectáculos indígenas y talleres
literarios.

También es una gran ocasión para degustar los platos típicos de la región, que son a base de pescado (pacú, pintado,
dorados, matrinxa, peraputanga) proveniente de los muchos ríos cercanos. Se cocinan fritos o asados envueltos en hojas de
bananero.

El secretario de cultura, Alberto Machado, afirmó: "Ha sido un gran suceso. Tanto de público, que llegó para prestigiar el
evento como de participación de los grupos, que se esmeraron y protagonizaron óptimas presentaciones, rescantando nuestra
tradición y cultura". Además, gracias al Mundial, este año aumentó en buena proporción la cantidad de visitantes.

En este año mundialista, el festival fue denominado "Cururu y Siriri sin fronteras", ya que se convirtió en una gran
excusa para dar a conocer a todos los visitantes de Cuiabá la vida artística de Mato Grosso. Sin dudas, el objetivo fue
conseguido, porque como tantas otras veces el fútbol se mezcló con la cultura popular.