<
>

"La Flecha de Santa Isabel" llegó a Yankee Stadium

BRONX, NY - Era una tarde de verano cualquiera en el Bronx. Mucho sol, pero sólo incómodo al tacto directo. Alrededor de la 1:30 de la tarde aparece un chico alto y flaco caminando por las aceras del Yankee Stadium. Luce como cualquier transeúnte alrededor del mítico parque. Observa sus alrededores, contempla el edificio y decide entrar. Pasa desapercibido vestido con un jean y una camiseta estampada.

Es la hora donde van entrando al parque los empleados que se preparan para su jornada de trabajo, así como todos los días saben cuándo comienza pero la hora de ir a casa dependerá del ritmo de un juego de béisbol donde no hay tiempo definido.

El chico camina por el túnel bajo las tribunas del primer nivel junto con grupos de trabajadores que llevan carritos con ingredientes de comida para distribuir por todo el parque, cajas de camisetas de souvenirs y empleados de limpieza. Encuentra la señal que marca el clubhouse visitante y entra. Luce calmado y tranquilo. Saluda a los conocidos y llega a su pequeña "oficina": un casillero con uniformes de béisbol de practica y de juego, gorras, bates, guantes y algunos artículos personales.

Sin perder mucho tiempo se desviste y se coloca los implementos de los Astros de Houston. Inmediatamente pasa de ser Carlos Javier Correa, un chico de Puerto Rico que en menos de un mes cumplirá 21 años de edad y podrá tomarse legalmente una cerveza; a Carlos Correa, el tercer bate y campo corto de los Astros, líderes de la División Oeste de la Liga Americana.

"Ya nada más con estar aquí en el dugout y poder presenciar la atmósfera de este estadio tan increíble que tiene mucha historia pues me llena de mucho orgullo" expresa el muchacho al contemplar "La Casa que Jeter construyó", pues para su edad es la mejor y más acertada referencia. Para muchos que tratamos de desafiar al tiempo el Yankee Stadium sigue siendo un lugar demasiado nuevo, pero para Correa es el legendario parque de los Yankees, pues cuando abrió sus puertas él apenas tenía 14 años. De hecho cuando los Yankees jugaron la serie del subway, Correa apenas acababa de cumplir seis años de edad, y si quiere usted llevarlo más allá, para él nunca han existido las Grandes Ligas sin los Marlins o los Rockies.

A pesar de su corta edad lo que más asombra es su madurez. Detrás de este chico hay un trabajo de años. Más allá de la crianza de buenos modales, respeto ante los demás, amor por su cultura e identidad que demuestra con mucha facilidad, hay un trabajo de disciplina familiar muy marcado, de amor por el juego, de entusiasmo por un futuro promisorio, de agradecimiento por oportunidades y de un protagonismo asumido con el mayor profesionalismo posible.

"Pensé siempre en este momento, en poder jugar en Yankee Stadium, en que llegar a jugar aquí sería como cumplir una de mis metas" reflexiona ante los días que se avecinan. "Poder jugar ante peloteros como Carlos Beltrán y Alex Rodríguez, compartiendo el mismo terreno junto a ellos, pero también en poder competir y tratar de ayudar a mi equipo a ganar un juego que significa mucho. Obviamente estoy aquí para tratar de crear un impacto en este equipo", agrega.

Hay peloteros que pueden pasar más de 20 años en la liga y que no tienen ni una pizca de la decencia y fluidez que demuestra este muchacho. "Yo comencé con mi papá a jugar béisbol a los cinco años y cuando él vio que podía pegarle bien a la bola me dijo 'tu tienes un don que Dios te ha dado', y desde aquel momento hicimos como rutina el ir todos los días al parque a practicar y practicar. Era un terreno muy malo y muchas veces llegaba al colegio con golpes de pelotazos en la cara por mi empeño de tratar de coger rolas, pero ese fue parte del sacrificio que hice durante toda mi vida. Eso se convirtió en mi trabajo" evoca el chico que cada vez que puede y tiene la oportunidad recuerda su origen, no olvida de donde viene y a quien representa.

En su léxico nunca falta el "Mi Isla".

"Yo conocí a Carlos hace dos o tres años y ya sabíamos todos de sus herramientas" dice su compañero José Altuve, quien se ha convertido no sólo en su mentor sino también su amigo personal. "Sabíamos que tenía que tener un proceso de aprendizaje de los fundamentos en las menores, pero lo que a muchos les toma cinco o seis años a él le tomó tres. Para su edad su madurez es la clave y él se maneja de manera excelente. Hoy está en este equipo por una razón, es un pelotero de cinco herramientas y su impacto no sólo es lo que está haciendo este año sino en el pelotero que se va a convertir y que todos sabemos lo que va a llegar a ser".

Correa tomó su práctica de bateo, comió, se cambió de nuevo y se colocó el uniforme visitante color gris de los Astros. Una vez más fue alineado por el manager A.J. Hinch como tercero en el orden por vez 47 en la temporada, espacio donde su promedio (.260) es menor a cuando era alineado como segundo (.314), pero su poder ha aumentado conectando 10 jonrones para la causa de los Astros y sus aspiraciones para el banderín divisional. De hecho, sólo dos jugadores en la historia antes que Carlos habían llegado a 15 jonrones más rápido en sus carreras antes de los 21 años y antes de su juego 62 en las mayores: Willie Mays y Frank Robinson. Ambos fenómenos desde sus inicios. Ambos con carreras súper exitosas. Ambos en el Salón de la Fama.

Antes del partido llegó al terreno un contingente de fanáticos atiborrados de parafernalia de Carlos Correa. Familiares y amigos boricuas en Nueva York lo esperaban para desearle suerte y acompañarlo en este momento. Carlos los atendió con cariño y agradecimiento. Uno de estos veteranos periodistas boricuas que cubren a los Yankees a diario se emocionó al verlo saltar al terreno por primera vez y le grito: "Carlitos, este es tu momento...¡Esto es!...¡este campo es tuyo!". Carlos le hizo un gesto de aprecio.

En la primera entrada se midió al abridor de los Yankees Nathan Eovaldi. El segundo pitcheo fue una recta cronometrada en 100 millas por hora por el medio del plato. Correa sacó el bate y respondió una línea de imparable hacia el jardín derecho. Con el hit se convirtió en el primer jugador puertorriqueño menor de 21 años en debutar en Yankee Stadium con imparable desde que Iván 'Pudge' Rodríguez lo hiciera el 27 de agosto de 1991 y el primer menor de edad con hit en su primer juego en el mítico parque desde que lo hiciera el venezolano Rougned Odor el 21 de julio del año pasado con los Vigilantes de Texas.

"Tratar de ajustarme al pitcheo de los otros equipos ha sido lo más difícil" expresa Correa sobre la mayor dificultad de este corto camino en el mejor béisbol. "Ha sido difícil entender que te lanzan diferente cuando bateas de segundo que cuando bateas de tercero. Ha sido fuerte, pero divertido a la vez".

Su respuesta demuestra que no hay presión presente y que como cualquier chico no tiene preocupaciones, sólo disfruta el momento y trae a la mesa lo mejor de su talento. Su presencia en el campo ha reforzado a un club cuyo punto más fuerte es su pitcheo y que fallaba en el aspecto ofensivo. Este factor se torna de forma muy colectiva, que igual ha servido para mantenerse en el tope con la estrategia de "hacer poco, permitir poco". Quizás el aspecto estadístico más importante hasta ahora para Correa y su aporte al club es su disciplina en el plato, promediando .299 en bolas puestas en juego con apenas 55 ponches en 284 turnos.

"El novato del año es algo que uno quiere ganar" dice con toda sinceridad. "¡Sólo hay un año para poder ganarlo!", bromea. Sin embargo su enfoque está intacto, al igual que el de todo este equipo en el medio de una mágica temporada. Nadie creía en los Astros, nadie creía que Correa estaría brillando tan pronto en las mayores. Todos nos equivocamos. Por ahora, Houston no tiene problemas, y parece que así será por un tiempo. Es por eso que la juventud es el más divino tesoro y es hora de que este club la aproveche.

"Hay gente que me ve aquí y cree que es fácil tener una habilidad y usarla, pero no saben el sacrificio que hay detrás de todo esto", palabras que en el pasado he escuchado a peloteros con grandes carreras, nunca a un chico tan joven. "Mientras más grande sea el sacrificio que hagas, mayor será el resultado en tu vida, mientras menos sacrificios hagas, pues el resultado será menor" dice con su enfoque, temple y simpatía.

Mucho se ha dicho de los jugadores que son seleccionados como primeros en el draft. Un grupo muy selecto son los que han llevado esas expectativas a los mayores niveles del béisbol. Hoy surgen las comparaciones de Correa con ese selecto grupo de leyendas como Harold Baines, Ken Griffey Jr., Chipper Jones o Alex Rodríguez. Yo lo comparo con Derek Jeter por su forma de asumir su reto y no creo exagerar. Son estos jugadores los que son etiquetados como "fenómenos" del deporte en cada era. Correa entiende que desde el inicio de la etapa del draft, nunca un pelotero puertorriqueño había sido catalogado como tal.

Y hoy, en Yankee Stadium, con apenas 20 años, "La Flecha de Santa Isabel" se acepta y acepta el compromiso. Está encaminado a ser una leyenda de su país y del deporte latinoamericano.

**Datos cortesía del Departamento de Estadísticas e Información de ESPN.