<
>

¿Un "torneo" de hooligans paralelo al Mundial?

Durante la Euro 2016 en Francia, los hinchas rusos fueron los más violentos. Protagonizaron peleas con aficionados locales, ingleses, alemanes, policías y cualquier valiente que se les pusiera enfrente. El evento tuvo una llamativa cantidad de disturbios y los hooligans que llegaron desde Rusia estuvieron involucrados en la mayoría. Desde Moscú, el legislador Igor Lebedev animaba a los violentos. "Sigan así chicos, buen trabajo", escribió en sus redes sociales haciendo gala de su cuestionable ética.

Hoy, el político opositor al gobierno de Vladimir Putin volvió a ser noticia en los diarios deportivos. Lebedev presentó un proyecto para "legalizar" las peleas entre hinchas de cara a la próxima Copa del Mundo. Según sus palabras, de esa manera podrían "reconducir la agresividad de los aficionados en una dirección pacífica".

Según informaron los medios europeos, el "nuevo deporte" que pretende crear Lebedev consistiría en una batalla entre 20 miembros desarmados por bando, que se habrían citado previamente. El espectáculo sería público y contaría con espectadores. Desde su óptica, este sistema serviría para que ningún civil caiga en peligro de sufrir agresiones, ya que todas las peleas serían entre barra bravas conscientes de la situación.

En el sitio web del Partido liberal democrático (derecha), el legislador afirma: "Rusia podría convertirse en pionero con este nuevo deporte. Los fanáticos elegirían a sus rivales y se reunirían a pelear en el estadio, sin armas".

Lebedev también es miembro del comité ejecutivo de la Unión de fútbol rusa y el año pasado defendió al accionar violento de sus compatriotas en Francia. "La actitud de los hinchas fue normal. No veo nada mal en las peleas de fanáticos", afirmó. Hace algunos días, desde Rusia le enviaron un mensaje a los hooligans ingleses: "hay cien por ciento de posibilidades de que los vayamos a buscar durante el Mundial".

Las autoridades rusas ya saben que deberán trabajar para evitar desmanes similares a los que se vieron en Francia. Y, aunque la idea de Lebedev no parece ser más que una broma, nadie descarta nada en esta lucha contra la violencia.